Notas para comprender los bloqueos políticos e ideológicos que impidieron las Elecciones Estudiantiles en el 2011 y 2012.
La
llegada de sectores del Partido Nacional a la UNAH en la década de los
80 marcó un quiebre histórico en el desarrollo del Movimiento
Estudiantil. La década de los 80 y los 90, se caracterizaron por la
llegada de las fuerzas conservadoras y reaccionarias de la derecha
política del país, quienes controlaron políticamente y culturalmente la
vida política y académica de la UNAH. Inmediatamente se entró en un
proceso de persecución y desaparición de líderes estudiantiles,
sindicales y a un proceso de Reforma Universitaria con rasgos
Neoliberales: y desde ese momento la idea de “Universidad Militante” es
retirada por la instauración de la idea de “Universidad Vigilada”, que
persiste hasta nuestros días.
En las décadas siguientes la UNAH se convirtió en una torre de marfil jugando un tímido papel en las transformaciones de país, sin desconocer que a lo interno se suscitaron medidas importantes que giraban alrededor de una Modernización Universitaria, más que de un proceso de Reforma Universitaria. No es de nuestro interés desarrollar este tema, nuestro objetivo es puntualizar que la llegada de sectores a la UNAH significo una reconceptualización en la idea de Universidad Pública, Reforma Universitaria y la Participación Estudiantil: elementos que hoy se encuentran presentes en todo el aparato conceptual y político de la IV Reforma Universitaria. (vea Los Intentos de Elecciones Estudiantiles en la UNAH (1-4)
Los
intentos de estos sectores por querer mantener el control sobre la vida
política y cultural en la UNAH hay que puntualizarlo más allá de la
década de los 80 y 90, ya que el actual proceso de Reforma Universitaria
descansa sobre sus intereses y apuestas política de bloque histórico
que ven en las instituciones culturales, como la Universidad Pública, el
espacio para legitimar su ideología de clase y mantener la conservación
del sistema. Y es precisamente en este marco que surge en el 2000 los
esfuerzos por abrir paso a la IV Reforma Universitaria, un proceso que
se caracterizó desde sus inicios por la ausencia de participación
estudiantil, la complicidad de las autoridades universitarias con dichos
sectores y el silencio cómplice de los espacios progresistas
universitarios que sobrevivieron a la década de los 80.
Lo
anterior refuerza la idea, desarrollada en la primera parte, del porque
en el marco de la IV Reforma Universitaria la participación estudiantil
aparece como un elemento marginal en la vida política universitaria y
reducido a categorías instrumentales de normas, leyes y procedimientos.
Lo anterior en un contexto de país marcado por el reflujo de movimientos
sociales históricos y desaparecimiento de un movimiento estudiantil,
que, desde la conquista de la Autonomía Universitaria en 1957, hasta la
llegada de Oswaldo Ramos Soto en 1982, había jugado un papel importante
en el desarrollo y práctica de la Reforma Universitaria.
En
otros espacios he tratado abiertamente la construcción histórica de
este movimiento estudiantil, el cual se empieza a gestar al calor de la
implementación de la IV Reforma Universitaria en el 2006.
En nuestro
caso vamos a tratar de exponer la influencia que jugo el periodo del
posgolpe del 2009 en la formación de este movimiento y comprender del
porque las autoridades se esmeraron en bloquear y dilatar los procesos
de elecciones estudiantiles programados para el 2011 y 2012.
El
Golpe de Estado de 2009 tuvo dos implicaciones importantes que hasta el
día de hoy siguen retratando la dinámica política del país. La primera a
nivel político, marcada por el surgimiento de una nueva clase política
producto de las trasformaciones históricas suscitadas en el país en la
última década. La segunda retratada, por un lado, por la afirmación en
el espacio público de actores sociales que desde los 90 vienen
irrumpiendo el espacio social y, por otro lado, el surgimiento de nuevos
actores que han venido conquistando el espacio público y reivindicando
demandas que giran alrededor del tema reconocimiento de los Derechos
Humanos.
En
las dos implicaciones aparece inserta la UNAH como un espacio social de
disputa entre actores que buscan monopolizar el campo universitario y
actores que mediante un carácter subversivo buscan transformar la
relación de fuerzas en dicho campo. Lo anterior reviste el conflicto
histórico que desde el 2015 se viene suscitando en la UNAH, entre
estudiantes y autoridades universitarias.
Para
comprender la primera implicación política y su impacto en la UNAH hay
que tener en cuenta algunos elementos que demuestran la complicidad
entre el bloque académico de la UNAH y el bloque histórico de las elites
de país. Desde el 2009 el silencio de la Universidad ante los temas
centrales del país deja en evidencia su complicidad y para mencionar
algunos hechos recordemos el silencio ante el Golpe de Estado de 2009,
representando la UNAH uno de los principales focos de resistencia
juvenil; el silencio ante la aprobación en el Gobierno de Porfirio Lobo
Sosa de La Ley Fundamental de Educación, una ley lesiva que atenta
contra los intereses de la educación pública; el silencio ante el
proyecto de las Ciudades Modelos; el silencio ante los intentos de Juan
Orlando, quien en ese momento fungía con Presidente del Congreso
Nacional, en quitarle la Autonomía a la UNAH; el silencio ante el
fraude electoral del 2013 y 2017 que dio como ganador a Juan Orlando
Hernández, etcétera.
En
ese primer ciclo de reacomodamiento hegemónico de las elites políticas
del país, desarrollado en el marco de Gobierno de Pepe Lobo, la UNAH
jugó un papel importante para lograr esa transición. La UNAH también
vivió su reacomodamiento y su transición, de una manera conservadora y
autoritaria. En un primer momento el Julietismo, para asegurar su
proyecto de Universidad, abrió una campaña de desprestigio y
desarticulación hacia la ADUNAH y el SITRAUNAH. Eso se tradujo en una
serie de reformas laborales que fueron impuestas y que son lesivas para
los intereses de los trabajadores y los docentes. Esta reforma laboral
estaba en total sintonía con La Ley de Empleo por hora que se venía
impulsando desde el gobierno de Lobo y que en la UNAH se encargó de
profundizar la precarización laboral y la precarización académica y
profesional.
En
un segundo momento, en el Gobierno de Lobo se construye y se pone en
marcha el Plan de Nación y Visión de País, el cual tenía como objetivo
sentar las bases del desarrollo social, económico y cultural del país.
La UNAH a través de la investigación científica se inserta en las
apuestas del Plan de Nación y Visión de País. Lo interesante de dichas
líneas es que temas como estructura de clase, clases sociales,
conflictividad social, entre otros temas no fueron líneas de
investigación, lo que evidencio: la relación de producción académica
entre la universidad y la empresa privada y el marginamiento de
temáticas sociales que retrataban los altos niveles de conflictividad y
exclusión social.
En
síntesis, la Universidad ha jugado y sigue jugando un rol importante en
la reconfiguración política y cultural que se viene desarrollando en el
país, y como vemos, el trabajo de las autoridades a estado enfocado al
mantenimiento y reproducción del campo universitario, a través de la
producción académica, difusión cultural y la formación profesional del
egresado universitario.
En
ese amplio marco y complejidad política del país hay que ubicar la
gestación de sectores estudiantiles que venían realizando esfuerzos por
abrir cause a un proceso electoral estudiantil orientado a la elección
de los representantes en el gobierno universitario y avanzar en la
democratización de la universidad. La presión de los estudiantes por
desarrollar el proceso electoral se dio en el marco de las
recomendaciones establecidas por la Comisión de Transición
Universitaria, quien hizo el llamado a una Asamblea Constituyen
Estudiantil Universitaria (ACEU) para la elaboración del Reglamento
Electoral. Los sectores estudiantiles hicieron presión para desarrollar
la ACEU, pero las autoridades bloquearon todo intento de ACEU y de
elecciones. ¿A qué se debió esos bloqueos? Los trataremos de exponer en
las siguientes líneas.
Las
razones de las autoridades hay que buscarlas alrededor de la segunda
implicación del Golpe de Estado de 2009: el surgimiento de nuevos
actores y subjetividades políticas. En el caso de la UNAH el perfil
cultural del estudiante organizado luego del golpe se caracterizó por un
estudiante egresado de la escuela pública, proveniente del interior del
país y de los barrios populares, de espacios socioterritoriales con
altos niveles de conflictividad social y estudiantes organizados en
grupos políticos, comunitarios, religiosos, etcétera.
Ese
perfil cultural del estudiante universitario se caracterizó por un
fuerte capital cultural que determino en gran parte el desarrollo de un
capital social que se manifestó en procesos autónomos de organización
estudiantil que se alejaron de la dinámica partidista de los frentes
históricos; un discurso que se caracterizó por la defensa de los
derechos humanos y la democratización de la universidad ;y un práctica
política estudiantil que se alejaba de la protesta tradicional y que
apuntaba a la reconquista del espacio público mediante el arte, la
cultura y la protesta pacífica.
Una
nueva hegemonía estudiantil se estaba formando en el espacio
universitario mediante líderes estudiantiles de base y con un discurso
político concebido desde la academia. Eso no gusto a las autoridades
universitarias, ya que veían en el nuevo movimiento un potencial
liderazgo que atentaba contra sus intereses y su visión de Reforma
Universitaria y Universidad.
Los
bloqueos que impidieron las elecciones estudiantiles en el 2011 y 2012
revistieron problemas de carácter político e ideológico, muy por encima
de aspectos legales y normativos, como lo quieren sostener las
autoridades y sectores estudiantiles. Esos bloqueos estuvieron
determinados por cuatro factores: primero, luego del Golpe de Estado de
2009, la UNAH siguió siendo un foco importante de resistencia
estudiantil hacia las políticas del Gobierno y hacia la forma en que se
conducía la UNAH; segundo, la gestación de un movimiento estudiantil que
trascendió a los frentes estudiantiles y el desarrollo de un modelo de
organización estudiantil horizontal y democrático; tercero, un
planteamiento innovador hacia el proceso de democratización de la
Universidad; y cuarto, intentos por avanzar en la resignificación de un
proceso de Reforma Universitaria que entraba en contradicción con la
apuesta del Julietismo.
Esos
bloqueos nos sirven para constatar que la UNAH es un campo de poder de
suma importancia para las élites políticas del país y que en tiempos de
crisis y transiciones es urgente su control y vigilancia. En ese marco
es pertinente preguntarnos: ¿Por qué hoy existe voluntad política para
negociar un Reglamento Electoral para Elecciones Estudiantiles?
Abordaremos la pregunta en el siguiente artículo.
https://criterio.hn/2018/03/10/los-intentos-de-elecciones-estudiantiles-en-la-unah-2-4/
- Diputados hondureños deberán hacerse examen de próstata y de cerebro para seguir en sus cargos
- Tres mujeres y un hombre asesinados en una masacre en Catacamas, Olancho
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