sábado, 10 de febrero de 2018

Honduras: ¿Hacia adelante?

Tegucigalpa / Febrero 10,2018/  por Ricardo Arturo Salgado
Da la impresión de que nuestro país está sumido en una intensa lucha entre una maquinaria adormecedora, mentirosa y vil, y un pueblo que trata de derrotar sus enemigos, incluso aquellos muy íntimos que ha cargado por generaciones, con el pesimismo, el derrotismo y los estereotipos que le ha inculcado la clase dominante.
                  La situación actual no es fácil, el régimen se encuentra “escondiéndose” de la realidad. Pretende ignorar lo sucedido, y entre balazos, bombas y leyes arbitrarias trata de someter, a base de terror, a un pueblo que ni se resigna ni se rinde.
              Aquí es donde toda la teoría política acumulada por siglos no da para predicciones, ni epifanias.

Muchos agentes del régimen se empeñan en decirnos que los políticos de aquí son iguales a los de allá, qué hay motines, qué hay reuniones, todo para desanimar. Los voceros de lo “normal” exigen tolerancia y llaman a olvidar, al “borrón y cuenta nueva”.

Y de nuestro lado muchos creen que estamos mal, que ya nos cansamos, que no hacemos lo que deberíamos.Todos los días me toca escuchar muchas personas que tienen la respuesta y saben qué hacer para cambiar todo en un solo instante.

Cómo es de suponer, en un enfrentamiento como el que vivimos existen dos partes. Ambas hacen todo lo que está a su alcance para reducir la fuerza del oponente. Mientras nosotros nos articulamos, los enemigos del pueblo trabajan sin descanso buscando maneras de llevarnos al cansancio, a la frustración, al final de nuestras energías. Eso deberíamos hacer nosotros sin cesar.

Recordemos que el heroísmo es siempre excepcional, por eso se exalta particularmente, pero es la acción de todos y todas, cómo grupo, lo que en realidad garantiza la continuidad de la lucha, y, con ello, la victoria.

Para fortuna de la dictadura, no todos podemos actuar como Choloma, pero es claro que debemos inclinarnos cada vez más a montar acciones simultáneas a las de aquella ciudad. Entendiendo las asimetrías, y poniendo nuestra creatividad e inteligencia a jugar a nuestro favor.

Y es muy probable que en algunos casos las acciones no se puedan llevar a tales niveles, pero aún en ellos debemos demostrar nuestra más absoluta desobediencia contra el régimen. Mientras se dan acciones contundentes, se pueden expresar protestas en centros comerciales, cines, edificios públicos.

Muchas veces hablamos de la famosa huelga general, que si no se puede. Lo cierto es que si no podemos cerrar las fábricas desde adentro, podemos hacerlo desde fuera. Podemos boicotear de mil maneras las actividades cotidianas de los peajes, o de energía Honduras.

Creo que avanzamos mucho, y mientras no nos detengamos, mientras nos mostremos dispuestos a organizarnos, a burlarnos del enemigo, a hacerle su existencia una pesadilla, entonces seguiremos hacia adelante. Las fechas aquí, son lo de menos, porque los pueblos que llegan a la cima, sin excepción, han tenido que luchar sin cesar por generaciones.

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