La
ruina de FF.AA. la causó una herencia de continuismo, violaciones a
leyes constitucionales y militares, de malabarismo político, degradación
acelerada de los valores institucionales, de cinismo, de deslealtad a
las generaciones venideras y un procedimiento de corrupción para ejercer
el mando militar.
Un
análisis rápido a la historia confirma que los políticos alaban,
denigran, debilitan, fortalecen, depravan y destruyen las FF.AA., según
el interés de cambio en el poder político y económico nacional y
extranjero.
“Misión
cumplida”, gritan generales que entregaron el Ejército a la escoria
política golpista y fraudulenta, traicionaron la Patria y al pueblo,
ahora son parte del problema al defender la reelección presidencial;
FF.AA ha muerto, perdió la esencia legal, su velatorio durará el tiempo
de la dictadura, porque el artículo 272 será borrado para siempre en la
siguiente Constitución.
Artículo
272. “Las Fuerzas Armadas de Honduras, son una Institución Nacional de
carácter permanente, esencialmente profesional, apolítica, obediente y
no deliberante. Se
constituyen para defender la integridad territorial y la soberanía de
la República, mantener la paz, el orden público y el imperio de la
Constitución, los principios de libre sufragio y la alternabilidad en el
ejercicio de la Presidencia de la República”.
Jhonny Lagos
Director EL LIBERTADOR
Ríos Montt, el asesino de masas, el militar sicario, especializado matón en los años 50 en Fort Gulick, zona del Canal de Panamá bajo dominio de Estados Unidos, ahora ya anciano, era enviado cual vieja basura a la hoguera por presión de Washington, a quien, fiel a Reagan y a su anticomunismo sirvió en Guatemala como dictador, como golpista y como asesino; se logró confirmar que vistiendo verde oliva mató 2.000 indígenas, sólo en los breves años de la segunda Guerra Fría. Este es el final de las aventuras militares, no será distinto en Honduras.
Después
de dos década de fuerte crisis interna en el sistema verde oliva
hondureño, finalmente, FF.AA cayó desplomada, fue invadida por completo
por la política partidaria corrupta, primero, al ejecutar en 2009 un
golpe de Estado a un presidente constitucional y, después, incumplir la
orden constitucional en el gobierno de Juan Hernández, cuando el
artículo 272 le manda, entre otros, velar por “la alternabilidad en el
ejercicio de la Presidencia de la República”.
En
los últimos veinte días de resistencia civil se acusa a los militares
del asesinato de al menos 30 ciudadanos que reclaman contra el fraude
electoral que da vía a la reelección presidencial del actual mandatario,
Juan Hernández; el mundo al revés. FF.AA. actúa con pose criminal,
ataca la ciudadanía que defiende la Constitución, cuando ésta ordena a
los militares que sean apolíticos y no admitan la reelección.
A
la usanza de la “U.S. Machinery of Torture” (La maquinaria
estadounidense de tortura), que con todo sadismo aplicaba el sangriento
dictador Ríos Montt hace más de medio siglo para cometer crímenes
horripilantes, ayer mismo, Juan Hernández, nombró al frente del Ejército
a dos duros generales de guerra, ¡cúmplase! la orden empresarial, por
la tarde salieron comandos, arsenales y efectivos a limpiar Cortés, como
sea. Uno de esos generales, el consentido de JOH, recuerda bien a los
hermanos Valle allá en Fusina.
Con
las reformas constitucionales a las FF. AA. se suprimió la figura de
Comandante en Jefe y el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, se
cambió el servicio militar obligatorio por voluntario, se efectuó el
traspaso de la Policía, se eliminó la autonomía y se facultó al
presidente de la República para ejercer el mando directo de las Fuerzas
Armadas.
Los
cambios que supusieron la modernización de FF.AA. apenas propiciaron
una transformación incipiente, faltó voluntad política para consolidar
un nuevo marco jurídico, eficiencia en el servicio militar voluntario
que ya no viera como enemigo al pueblo y erradicara la mentalidad
criminal de la guerra fría que aún prevalece en oficiales y tropas. Aún
creen en el comunismo.- No se crearon nuevas capacidades de utilidad
social en la misión del cuerpo militar. La marihuana, la pereza y la
ignorancia hacen fiesta en los batallones.
Ese
peligro que después de años terminó de alterar la seguridad de Honduras
y de la institución, nunca importó a la alta oficialidad atraída por la
apariencia del moderno Caballo de Troya. La alianza político-militar
por fin asaltó a los verde oliva, los políticos colmaron con vastas
haciendas y honores a los generales.
El
“éxito” de los jerarcas militares ha dependido del alineamiento de las
Fuerzas Armadas con la corriente política en el gobierno y en consentir
la indolencia, tolerancia e influencia del poder político deshonesto,
creador de miserias.
El
tesoro público es el arma de los políticos y la política indica cuando
debe utilizarse. En este juego cayó hace mucho la geoestrategia, la
geopolítica y el compromiso con la patria de altos mandos de Fuerzas
Armadas, en una guerra que ya ganaron los políticos vinculados a los
“poderosos”.
El
aspecto que más ha influido en las Fuerzas Armadas desde 1999 hasta la
fecha, es la postura partidaria de los mandos militares a conveniencia
del interés político y el alineamiento de los oficiales de alto grado al
Gobierno de la ocasión.
Por
ejemplo, el oficial retirado Daniel López Carballo, último en su
promoción, asumió el cargo de Jefe de Estado Mayor Conjunto en 1999, y
como sub jefe el general Julián Gonzáles, el más destacado del grupo
durante toda su carrera militar. López Carballo fue ascendido a General
de División. En esa promoción la injerencia política violentó la ley
militar, los méritos, el escalafón, el liderazgo, antigüedad, la ética y
la competencia profesional.
El
gobierno de Ricardo Maduro (2002-2006) no revirtió el daño. Inició su
mandato nombrando por encargo político en la comandancia General del
Ejército al Coronel Humberto Cabrera Rodríguez. Un oficial alejado de
los primeros puestos de su promoción (XV). No se valoró oficiales de la
XIV generación, donde dos, el primero y el segundo lugar en el escalafón
correspondiente, habían ocupado el cargo de Jefe de Estado Mayor del
Ejército. Lo que constituyó el primer incumplimiento de Maduro a las
leyes de FF.AA. y afectó a los miembros del cuerpo castrense.
A
eso se sumó, la nominación en la jefatura del Estado Mayor Conjunto al
oficial de Comunicaciones de la XIII promoción, general José Isaías
Barahona Herrera, que sería más tarde el artífice de su continuismo en
el poder para impedir que le sucediera en el mando el general Luis
Alonso Maldonado Galeas, un oficial con méritos de la XIV promoción.
Este caso, que tuvo connotación nacional, reafirmó los juegos políticos y
las ambiciones de poder en las altas esferas militares.
El
monopolio de cargos y negocios se hicieron ley en el cuerpo militar. La
XV promoción, logró que se aprobara la nueva Ley de Personal que la
benefició con dos años adicionales en el poder, en detrimento de nuevos
oficiales. Esta maniobra se hizo a escasos meses de cumplir los 30 años
de servicio militar que establecía la legislación castrense.
Los
frutos de esta acción son altamente “rentables”, ya que seis generales,
los únicos, ocupan todos los cargos importantes en las Fuerzas Armadas:
Junta de Comandantes, Junta Directiva del IPM, Jefatura del Estado
Mayor Presidencial, Estado Mayor de Coordinación y todas las
direcciones, gerencias y jefaturas. Incluyendo, las decisiones en las
empresas exitosas del Instituto de Previsión Militar (IPM) y en la
Industria Cementera S.A. (INCEHSA).
De
ahí nació la “escuela de la reelección” y control del poder armado,
creación de jefes militares corruptos y habilidosos, que luego heredaron
a políticos ambiciosos como Juan Orlando Hernández, que no ha dudado en
aplicar el modelo castrense sobre una Constitución que se lo prohíbe,
pero eso no es problema, porque se trata de un esquema que opera en la
ilegalidad institucional y en el daño a otros para bienestar personal y
de grupos. Ese modelo fue tolerado por los gobiernos.
Aun
cuando esa escuela fue la herencia de violaciones a leyes
constitucionales y militares, de traición, malabarismo político,
degradación acelerada de los valores institucionales, de cinismo, de
deslealtad a las generaciones venideras y una nueva modalidad de
corrupción para ejercer el mando militar.
El
presidente Maduro no varió esa conducta castrense y el Presidente
Manuel Zelaya (2006-2010) nombró al general Romeo Vázquez Velásquez, que
amparado en la deslealtad, se unió al vandalismo de sectores sórdidos y
antisociales, locales y extranjeros, para ejecutar contra su
“comandante amigo” un golpe de Estado, en el amanecer del domingo 28 de
junio de 2009. Desde entonces a la fecha, ya han provocado más de 70.000
asesinatos en Honduras, y un drama social y político que no para; hoy
el país está indignado por el fraude electoral y los militares ya han
asesinado en los últimos veinte días no menos de 30 civiles en protesta.
“La
historia de Honduras es la de una dependencia continua, de una
corrupción sustentada por los gobiernos de otros países que han injerido
a su gusto y en función de sus intereses. Estados Unidos ha movido la
vida política de Honduras a su antojo, decidiendo que sus delirios
políticos sociales estaban por encima de la libertad y el respeto”,
expone una tesis doctoral. En 1924, EEUU invadió Honduras e impuso un
período de democracia formal, durante el cual la United Fruit compró la
Cuyamel Fruit, su principal competidora, y logró el monopolio de la
producción bananera. Washington entregó el poder a Tiburcio Carías
Andino, que gobernó el país con mano fuerte. En 1933 Carías Andino,
fundador del Partido Nacional, fue nombrado presidente, pero antes de
concluir su mandato realizó varias reformas constitucionales que le
permitieron instaurar una dictadura hasta 1948.
Tras
ser cesado, la élite militar, poseedora de la tierra, dominó el país y
se resistió a la modernización de las estructuras políticas, sociales y
económicas. Esa élite acabó plegándose a los intereses estadounidenses.
En octubre de 1955 –después de dos administraciones autoritarias y una
huelga general de trabajadores del plátano en la costa del norte en 1954
–jóvenes reformistas militares organizaron un golpe de Estado que
instaló una junta provisional y preparó el terreno para la Asamblea
Constituyente de 1957.
Hoy
jueves 21 de diciembre de 2017 el pueblo le grita “dictador y tirano”
al presidente Hernández, “fan” de Carías, en Washington lo apoya y le
dice con cariño “dictador benigno”. Para recuperar el orden y la
democracia en el país, ayer mismo, Hernández nombró a dos generales mano
fuerte, uno salió para el norte al instante, por la mente le pasaban
mil nombres para su operación y la llamó “La Noche Negra”, en memoria a
Ríos Montt.
La
prensa tradicional informó hoy que los empresarios están felices en
Cortés. Aunque no celebran tranquilos la Navidad, la iglesia Católica
–sin incluir al cardenal Rodríguez— pide entre líneas que se aparte
Hernández y que la gente sensata vaya creando el camino para una
Asamblea Nacional Constituyente. JOH no se quiere ir de Honduras, EEUU y
los militares tampoco. Pero siempre se irán.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/noticias/nacionales/2606-reeleccion-tiro-de-gracia-a-ff-aa-de-honduras
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