viernes, 22 de diciembre de 2017

REELECCIÓN, “TIRO DE GRACIA” A FF.AA. DE HONDURAS



Los políticos vinculados a la corrupción privada y pública ganaron la guerra a los militares hondureños, al minar los valores de Fuerzas Armadas, la han manipulado a conveniencia con el saludo de comandantes activistas bien compensados.
La ruina de FF.AA. la causó una herencia de continuismo, violaciones a leyes constitucionales y militares, de malabarismo político, degradación acelerada de los valores institucionales, de cinismo, de deslealtad a las generaciones venideras y un procedimiento de corrupción para ejercer el mando militar.

                         Un análisis rápido a la historia confirma que los políticos alaban, denigran, debilitan, fortalecen, depravan y destruyen las FF.AA., según el interés de cambio en el poder político y económico nacional y extranjero.

“Misión cumplida”, gritan generales que entregaron el Ejército a la escoria política golpista y fraudulenta, traicionaron la Patria y al pueblo, ahora son parte del problema al defender la reelección presidencial; FF.AA ha muerto, perdió la esencia legal, su velatorio durará el tiempo de la dictadura, porque el artículo 272 será borrado para siempre en la siguiente Constitución.

Artículo 272. “Las Fuerzas Armadas de Honduras, son una Institución Nacional de carácter permanente, esencialmente profesional, apolítica, obediente y no deliberante. Se constituyen para defender la integridad territorial y la soberanía de la República, mantener la paz, el orden público y el imperio de la Constitución, los principios de libre sufragio y la alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia de la República”.

Jhonny Lagos
Director EL LIBERTADOR

Tegucigalpa. El 5 de enero de 2015 el general retirado, José Efraín Ríos Montt, ya no era temido, ni sus propios huesos lo respetaban, no le permitían mantenerse en pie a sus 89 años. Aun así, por orden judicial fue llevado en camilla al tribunal para oír una sentencia de cárcel del tamaño de su edad, 80 años por delitos de lesa humanidad. El antiguo “jefe de escuadrones de la muerte” soportó inmóvil una lluvia de sangre y despreció que resonaba en la sala, llena de familias y fiscales. 



Ríos Montt, el asesino de masas, el militar sicario, especializado matón en los años 50 en Fort Gulick, zona del Canal de Panamá bajo dominio de Estados Unidos, ahora ya anciano, era enviado cual vieja basura a la hoguera por presión de Washington, a quien, fiel a Reagan y a su anticomunismo sirvió en Guatemala como dictador, como golpista y como asesino; se logró confirmar que vistiendo verde oliva mató 2.000 indígenas, sólo en los breves años de la segunda Guerra Fría. Este es el final de las aventuras militares, no será distinto en Honduras.

Después de dos década de fuerte crisis interna en el sistema verde oliva hondureño, finalmente, FF.AA cayó desplomada, fue invadida por completo por la política partidaria corrupta, primero, al ejecutar en 2009 un golpe de Estado a un presidente constitucional y, después, incumplir la orden constitucional en el gobierno de Juan Hernández, cuando el artículo 272 le manda, entre otros, velar por “la alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia de la República”.

En los últimos veinte días de resistencia civil se acusa a los militares del asesinato de al menos 30 ciudadanos que reclaman contra el fraude electoral que da vía a la reelección presidencial del actual mandatario, Juan Hernández; el mundo al revés. FF.AA. actúa con pose criminal, ataca la ciudadanía que defiende la Constitución, cuando ésta ordena a los militares que sean apolíticos y no admitan la reelección.

A la usanza de la “U.S. Machinery of Torture” (La maquinaria estadounidense de tortura), que con todo sadismo aplicaba el sangriento dictador Ríos Montt hace más de medio siglo para cometer crímenes horripilantes, ayer mismo, Juan Hernández, nombró al frente del Ejército a dos duros generales de guerra, ¡cúmplase! la orden empresarial, por la tarde salieron comandos, arsenales y efectivos a limpiar Cortés, como sea. Uno de esos generales, el consentido de JOH, recuerda bien a los hermanos Valle allá en Fusina.

Con las reformas constitucionales a las FF. AA. se suprimió la figura de Comandante en Jefe y el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, se cambió el servicio militar obligatorio por voluntario, se efectuó el traspaso de la Policía, se eliminó la autonomía y se facultó al presidente de la República para ejercer el mando directo de las Fuerzas Armadas.

Los cambios que supusieron la modernización de FF.AA. apenas propiciaron una transformación incipiente, faltó voluntad política para consolidar un nuevo marco jurídico, eficiencia en el servicio militar voluntario que ya no viera como enemigo al pueblo y erradicara la mentalidad criminal de la guerra fría que aún prevalece en oficiales y tropas. Aún creen en el comunismo.- No se crearon nuevas capacidades de utilidad social en la misión del cuerpo militar. La marihuana, la pereza y la ignorancia hacen fiesta en los batallones.

Ese peligro que después de años terminó de alterar la seguridad de Honduras y de la institución, nunca importó a la alta oficialidad atraída por la apariencia del moderno Caballo de Troya. La alianza político-militar por fin asaltó a los verde oliva, los políticos colmaron con vastas haciendas y honores a los generales.

El “éxito” de los jerarcas militares ha dependido del alineamiento de las Fuerzas Armadas con la corriente política en el gobierno y en consentir la indolencia, tolerancia e influencia del poder político deshonesto, creador de miserias. 

El tesoro público es el arma de los políticos y la política indica cuando debe utilizarse. En este juego cayó hace mucho la geoestrategia, la geopolítica y el compromiso con la patria de altos mandos de Fuerzas Armadas, en una guerra que ya ganaron los políticos vinculados a los “poderosos”.
                          
Al socavar los valores de la institución, la manipulan a conveniencia. Algo verificable con una rápida mirada a la historia: la han alabado, denigrado y destruido, según los cambios en el poder político y económico nacional y extranjero, un peligro ya tangible en estos días para la seguridad de Honduras y de la sociedad. A los militares atraídos por la apariencia del moderno Caballo de Troya, no les importó el final del cuerpo armado, menos el futuro generacional.

El aspecto que más ha influido en las Fuerzas Armadas desde 1999 hasta la fecha, es la postura partidaria de los mandos militares a conveniencia del interés político y el alineamiento de los oficiales de alto grado al Gobierno de la ocasión.

Por ejemplo, el oficial retirado Daniel López Carballo, último en su promoción, asumió el cargo de Jefe de Estado Mayor Conjunto en 1999, y como sub jefe el general Julián Gonzáles, el más destacado del grupo durante toda su carrera militar. López Carballo fue ascendido a General de División. En esa promoción la injerencia política violentó la ley militar, los méritos, el escalafón, el liderazgo, antigüedad, la ética y la competencia profesional.

El gobierno de Ricardo Maduro (2002-2006) no revirtió el daño. Inició su mandato nombrando por encargo político en la comandancia General del Ejército al Coronel Humberto Cabrera Rodríguez. Un oficial alejado de los primeros puestos de su promoción (XV). No se valoró oficiales de la XIV generación, donde dos, el primero y el segundo lugar en el escalafón correspondiente, habían ocupado el cargo de Jefe de Estado Mayor del Ejército. Lo que constituyó el primer incumplimiento de Maduro a las leyes de FF.AA. y afectó a los miembros del cuerpo castrense.

A eso se sumó, la nominación en la jefatura del Estado Mayor Conjunto al oficial de Comunicaciones de la XIII promoción, general José Isaías Barahona Herrera, que sería más tarde el artífice de su continuismo en el poder para impedir que le sucediera en el mando el general Luis Alonso Maldonado Galeas, un oficial con méritos de la XIV promoción. Este caso, que tuvo connotación nacional, reafirmó los juegos políticos y las ambiciones de poder en las altas esferas militares.

El monopolio de cargos y negocios se hicieron ley en el cuerpo militar. La XV promoción, logró que se aprobara la nueva Ley de Personal que la benefició con dos años adicionales en el poder, en detrimento de nuevos oficiales. Esta maniobra se hizo a escasos meses de cumplir los 30 años de servicio militar que establecía la legislación castrense.

Los frutos de esta acción son altamente “rentables”, ya que seis generales, los únicos, ocupan todos los cargos importantes en las Fuerzas Armadas: Junta de Comandantes, Junta Directiva del IPM, Jefatura del Estado Mayor Presidencial, Estado Mayor de Coordinación y todas las direcciones, gerencias y jefaturas. Incluyendo, las decisiones en las empresas exitosas del Instituto de Previsión Militar (IPM) y en la Industria Cementera S.A. (INCEHSA).

De ahí nació la “escuela de la reelección” y control del poder armado, creación de jefes militares corruptos y habilidosos, que luego heredaron a políticos ambiciosos como Juan Orlando Hernández, que no ha dudado en aplicar el modelo castrense sobre una Constitución que se lo prohíbe, pero eso no es problema, porque se trata de un esquema que opera en la ilegalidad institucional y en el daño a otros para bienestar personal y de grupos. Ese modelo fue tolerado por los gobiernos.

Aun cuando esa escuela fue la herencia de violaciones a leyes constitucionales y militares, de traición, malabarismo político, degradación acelerada de los valores institucionales, de cinismo, de deslealtad a las generaciones venideras y una nueva modalidad de corrupción para ejercer el mando militar.

El presidente Maduro no varió esa conducta castrense y el Presidente Manuel Zelaya (2006-2010) nombró al general Romeo Vázquez Velásquez, que amparado en la deslealtad, se unió al vandalismo de sectores sórdidos y antisociales, locales y extranjeros, para ejecutar contra su “comandante amigo” un golpe de Estado, en el amanecer del domingo 28 de junio de 2009. Desde entonces a la fecha, ya han provocado más de 70.000 asesinatos en Honduras, y un drama social y político que no para; hoy el país está indignado por el fraude electoral y los militares ya han asesinado en los últimos veinte días no menos de 30 civiles en protesta.
                             

“La historia de Honduras es la de una dependencia continua, de una corrupción sustentada por los gobiernos de otros países que han injerido a su gusto y en función de sus intereses. Estados Unidos ha movido la vida política de Honduras a su antojo, decidiendo que sus delirios políticos sociales estaban por encima de la libertad y el respeto”, expone una tesis doctoral. En 1924, EEUU invadió Honduras e impuso un período de democracia formal, durante el cual la United Fruit compró la Cuyamel Fruit, su principal competidora, y logró el monopolio de la producción bananera. Washington entregó el poder a Tiburcio Carías Andino, que gobernó el país con mano fuerte. En 1933 Carías Andino, fundador del Partido Nacional, fue nombrado presidente, pero antes de concluir su mandato realizó varias reformas constitucionales que le permitieron instaurar una dictadura hasta 1948.

Tras ser cesado, la élite militar, poseedora de la tierra, dominó el país y se resistió a la modernización de las estructuras políticas, sociales y económicas. Esa élite acabó plegándose a los intereses estadounidenses. En octubre de 1955 –después de dos administraciones autoritarias y una huelga general de trabajadores del plátano en la costa del norte en 1954 –jóvenes reformistas militares organizaron un golpe de Estado que instaló una junta provisional y preparó el terreno para la Asamblea Constituyente de 1957.

Hoy jueves 21 de diciembre de 2017 el pueblo le grita “dictador y tirano” al presidente Hernández, “fan” de Carías, en Washington lo apoya y le dice con cariño “dictador benigno”. Para recuperar el orden y la democracia en el país, ayer mismo, Hernández nombró a dos generales mano fuerte, uno salió para el norte al instante, por la mente le pasaban mil nombres para su operación y la llamó “La Noche Negra”, en memoria a Ríos Montt.

La prensa tradicional informó hoy que los empresarios están felices en Cortés. Aunque no celebran tranquilos la Navidad, la iglesia Católica –sin incluir al cardenal Rodríguez— pide entre líneas que se aparte Hernández y que la gente sensata vaya creando el camino para una Asamblea Nacional Constituyente. JOH no se quiere ir de Honduras, EEUU y los militares tampoco. Pero siempre se irán. 

http://www.web.ellibertador.hn/index.php/noticias/nacionales/2606-reeleccion-tiro-de-gracia-a-ff-aa-de-honduras

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