Jhonny Sevilla
EL LIBERTADOR / Publicado: 24 Diciembre 2017
redaccion@ellibertador.hn
Tegucigalpa.
El habitante de la Casa Blanca fue claro en su amenaza a socios y
súbditos: “Reciben cientos e incluso miles de millones de dólares, y
luego votan en nuestra contra. Bueno, estamos vigilando esos votos.
Dejemos que voten contra nosotros. Ahorraremos mucho. No nos importa".
El imperio fue derrotado otra vez, ya no es hegemónico; de 193 Estados
miembros en la Organización de Naciones Unidas (ONU), 128 países
rechazaron el reconocimiento estadounidense de Jerusalén como capital
israelí, 35 se abstuvieron y apenas 9 votos cumplieron a Trump; los
únicos del continente Americano en apoyar semejante locura fueron
Guatemala y Honduras.
El
país del norte presentó ante la ONU la idea de humillar sobre el
despojo, convertir Jerusalén en la capital de Israel. La propuesta fue
negada por el mundo, sin embargo, América tuvo un comportamiento que
asombra al mundo, diez países en contra, ocho abstenciones y solamente
dos a favor, que pertenecen a Centroamérica. Líderes y analistas están
sorprendidos, Estados Unidos pierde fuerza en la región –-a pesar de la
advertencia de no darle dólares—, empero, el servilismo de Honduras y
Guatemala implica un análisis aparte, dos países tristes, aún atrapados
en la Guerra Fría.
Honduras
y Guatemala, son hermanos en historias y desgracias. Nada casual que
ambos tengan Misiones de Apoyo contra la Corrupción por los estándares
horrorosos en cómo imparten justicia y la poderosa corrupción. Coinciden
también en su falso crecimiento de la producción o Producto Interno
Bruto (PIB), en verdad nutrido por millones de migrantes.- En fin, el
parecido es amplio, se extiende en grotescos índices de asesinatos,
corrupción que termina en ley, desigualdad de la riqueza, políticos sin
aceptación popular y, sobre todo, dependencia abrumadora de Estados
Unidos, de “los americanos”, dicen ellos.
¿Por
qué los gobiernos de Honduras y Guatemala que tienen entre sus
poblaciones muchos ciudadanos con origen palestino, los tratan con
desprecio como en la reciente votación de la ONU?, tiene dos
explicaciones, la primera, económica, según cifras de la Agencia de
Cooperación de los Estados Unidos (USAID), en 2016 Guatemala recibió 297
millones de dólares en cooperación, siendo en el continente, el país en
tercer lugar que más recibe fondos “USA”; mientras Honduras, es el
cuarto mayor beneficiario en América Latina, el año pasado recibió 127
millones de dólares.
La
corrupción desbordó los límites “aceptables” y, en 2015, la Comisión
Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), presentó sendos
casos de corrupción que estremecieron a todo el pueblo guatemalteco, que
se tiró a las calles a buscar justicia.
Como
una copia, en 2015, frente a uno de los actos más deleznables de crimen
contra el pueblo, el robo al Instituto Hondureño de Seguridad Social
(IHSS) dio paso a la marcha de las Antorchas, millones de hondureños
llenaron las avenidas del país, exigiendo la instalación de una Comisión
internacional contra la Corrupción como en Guatemala, fue así como la
OEA y el gobierno crearon la Misión de Apoyo Contra la Impunidad y la
Corrupción en Honduras (MACCIH).
En
esta novela, Honduras tiene sus propios capítulos. El 26 de noviembre
anterior, se celebraron elecciones generales que la OEA llamó un proceso
poco transparente y con muchas dudas; tras ese desmadre, solicitó la
repetición de comicios. Un fraude con más de 30 personas asesinadas a
manos de cuerpos represivos, una reelección ilegal del actual
mandatario, salpicado de corrupción y con una aceptación casi nula en la
población. A casi 25 días de las elecciones el mundo desconocía al
nuevo presidente electo y, el Tribunal Supremo Electoral en contra de
toda recomendación internacionales declaró a Juan Hernández. Las cartas
las jugaría Estados Unidos.
Hernández
sin ningún asidero interno que lo validara, urgía la firma del norte, y
haría lo que tendría que hacer para conseguirlo, si eso era destruir
más de 120 años de relaciones con la población palestina en el país, lo
haría. Y lo hizo. Resurgió por el mundo el viejo despectivo de gobiernos
“República Bananera”. La acción del gobierno Hernández, ante los ojos
del globo significa y ratifica que hoy Honduras no es una tierra
soberana, le rebajó a simple sucursal imperial. Un imperio que el mundo
ya no respeta, y un cargo de presidente, devaluado a lugarteniente, que
la nación hondureña ya no respeta.
Honduras,
es el segundo en todo el continente con la mayor presencia de
palestinos. Se estima que entre 150 y 200 mil hondureños tienen raíz
árabe, sólo Chile tiene una colonia mayor. Los primeros, llegaron a
Honduras en 1890 al puerto de Trujillo, con pasaporte de Turquía,
papeles turcos era parte de la humillación allá en sus pueblos, llegaron
despojados de todo, sin nada más que sus manos y su deseo de crear
condiciones donde vivir. Una raza amante del trabajo, rápido se insertó
en el aparato productivo del país en los campos bananeros como
buhoneros, después fueron comerciantes en distintos poblados y luego
establecieron fábricas.
Estados
Unidos, impidió el desarrollo de los emprendedores hondureños,
obligados a involucrarse en guerras permanentes, debido al robo de los
recursos, la explotación y los asesinatos; ahí se abrió la brecha para
que los palestinos se desarrollaran, fueron acaparando el mercado poco a
poco, hoy son dueños de las grandes empresas del país, incluso, son
alcaldes, diplomáticos, banqueros y otros protestan como pueblo.
La
traición de Hernández, tendrá un precio. Los palestinos son una raza
trabajadora, sin obviar que los arboles dan muchos frutos distintos,
algunos árabes se aliaron con políticos corruptos y se degradaron, lejos
de la visión de los originarios en sus carretas vendiendo sus productos
de pueblo en pueblo, de casa en casa –la verdadera empresa—, las
grandes aportaciones que reciben los políticos en el país para sus
elecciones vienen de este grupo árabe, que han visto como les dan la
espalda.
La
insípida economía de Honduras, reposa en su modesta industria de la que
son dueños los árabes, muchos de ellos apoyaron a Juan Orlando, hasta
el extremo de sacrificar las empresas heredadas por los originarios o
terminar presos, siendo burla de otros palestinos; negocios entrelazados
con el partido Nacional, la ilegal reelección que convulsiona al país
dejo en llamas algunas de sus empresas. Después de los hondureños, los
árabes han recibido la peor parte. No sólo el daño económico en sus
negocios, sino la traición al pueblo árabe por orden de Juan Orlando
Hernández.
La
historia no termina aquí. El día de votación en la ONU, cuando todos
los países tomaron sus posturas soberanas, ya los palestinos en
Honduras, apagando aún el fuego en sus industrias, mirarían como una
hondureña-palestina, sería la que estiró su mano para darle el golpe de
gracia a su propio pueblo abandonado y sufrido en el medio oriente, que
clama ayuda internacional para ser libre e independiente de los
israelitas. Igual que el hondureño con relación a EE.UU.
Ella
votó en nombre y a favor de Hernández, simbólicamente, no sólo cayó
Estados Unidos al perder la votación, significa el sometimiento de los
árabes en Honduras al actual gobierno Hernández pro israelí. Un día
después, los pasquines nacionales, también de palestinos, en delirio
gritaban, con el nerviosismo de quien no cree la noticia recompensada
por el voto, jugando su papel de heraldos de Satán, el mensaje del
Departamento de Estado: “Felicitamos al presidente Juan Orlando
Hernández por su victoria…”
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/noticias/nacionales/2614-juan-orlando-hernandez-traiciono-a-los-palestinos
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