Galel Cárdenas
Nada
hay tan horroroso que tratar con una oligarquía analfabeta, con un
ejército fascista, una iglesia retrógrada y unos medios tarifados a cual
mejor postor.
Todos convertidos en una claque indigna, desvergonzada y
portadora del odio de clase más desaforada que pueda uno imaginar.
Todos
a la voz de una queriendo tapar el sol con un dedo, con el dedo
anticomunista de la época de los años sesentas cuando la guerra fría
estaba en su más alto perfil en contra de la revolución cubana y su
líder mundial Fidel Castro.
Y
salen a la palestra pública personajes que tienen en la cabeza el
serrín de la anti patria, el lodo de la explotación, el residuo
excrementicio del rencor odioso del poder omnímodo.
Y
como no pueden siquiera abrirse campo en el horizonte del conocimiento
moderno, de la ideología científica, de la política contemporánea,
entonces recurren a la calumnia, al descrédito, a la falsedad, a la
mentira y al embuste, al engaño, al absurdo y a la fábula.
Los
periodistas chocarreros de los medios de comunicación del poder fáctico
económico, político y religioso, todos están tasados con la misma vara
de medir de la corrupción, todos anegados por el dinero del pueblo,
comprados como mercancía de la más baja calidad productiva, dinero
incluso del narco tráfico.
Y
en cada emisión producen nuevas fábulas, como si ellos fueran huéspedes
del manicomio reaccionario y antiguo de un alegato ideológico rebasado
por algo que no conocen: la dignidad humana, la aspiración de vivir con
equidad en la sociedad de la justicia, la soberanía electoral, el anhelo
de construir una nueva patria, que ellos, los mercenarios de la
noticia no se imaginan siquiera la frescura y la igualdad que tendrá ese
proyecto de un país libre, soberano e independiente.
Como
canes de la infierno, como agoreros de la maldad, como adivinos de poca
monta, como nigromantes de la perversión, como hechiceros de la
depravación, salen hacia la vía pública a producir una verborrea
desquiciada, descompuesta, diciendo la locura de su iniquidad, de su
miedo al pueblo, de su aniquilación moral.
Y
entonces fabulescos traen a colación monstruos míticos que sólo existen
en sus cabezas de monjes enloquecidos por la avaricia, el deshonor, la
ambición, el desconsuelo de la pérdida de la credibilidad ante un pueblo
que les dice basta.
Y
podrán seguir destapando su cloaca de mentiras absurdas llenas de odio
insuperable, acusando a la Alianza de Oposición contra la Dictadura de
cuantos delitos se les ocurran en su rol de defensores de una
dictadura asesina, masacradora del pueblo, represora de la sed de
justicia que habita en los corazones y pensamiento de una ciudadanía
efervescente que reclama la elección de su presidente justo vencedor de
las urnas réprobas del tirano.
El
dictador compra a manos llenas todo cuanto puede, convirtiendo a los
mercenarios venales y esbirros en loros parlantes de la ignominia, en
cotorras parlanchinas y en cacatúas hablantes de un régimen que se cae a
pedazos, por su corrupción, por su actividad narcotraficante, por su
violación de los derechos humanos.
Y como dice el pueblo en las calles, la dictadura caerá, caerá, caerá.
Aunque
saquen a relucir sus viejas tácticas de opresión, acallamiento de la
libre expresión, asesinato predeterminado, en fin, saquen a trabajar sus
asalariados medios comunicativos del odio y la desmesura calumniosa.
El
pueblo está insurreccionado y la oligarquía está asesinándolo en cada
toma de carretera, de calle, de esquina, de travesía, de arteria, en
fin, una insubordinación generalizada de ciudadano civil, pobre,
explotado, esquilmado y perseguido.
¿Callarán las balas el grito de los patriotas indignados?
16 Dic.2017.-
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EL PARO NACIONAL,VICTORIA POPULAR HONDUREÑA.
Por Carlos Suazo
El día viernes 15 de diciembre el pueblo hondureño se
convocó a realizar un para nacional el que se realiza de norte a sur y
de este a oeste del territorio nacional, esto como mecanismo de
exigencia y llamado de atención al Tribunal Supremo Electoral para que
respete la decisión que tomo el pueblo el 26 de noviembre donde a una
solo vos grito, no, al continuismo, no, a la dictadura de Juan Orlando
Hernández.
Como siempre la represión estuvo a la orden del día, la
Policía Nacional, la Policía Militar y el ejército siguen gaseando y
maltratando a la población indefensa que protesta y denuncia con justa
razón los atropellos que históricamente ha venido viviendo.
El gobierno como siempre busca desacreditar un
movimiento digno y justo al quererlo vincular con sectores del crimen
organizado llámense estos pandilleros, delincuencia común o hasta el
narcotráfico, también pretenden hacer vinculaciones con organizaciones
armadas como las FACR-EP de Colombia y con gobiernos como el de
Venezuela que nada tienen que ver en el conflicto.
También han llegado a usar estrategias de falsa bandera
donde el mismo ejército se auto sabotea, el ejemplo más reciente fue el
de ayer donde le metieron fuego a una de sus unidades, con el objetivo
levantar perfiles y culpar a la Alianza de vándalos y darle insumos a la
prensa para que se enfocaran en la quema del camión, y no en la muerte
la represión salvaje y brutal que está sufriendo el pueblo hondureño.
Los casos de abuso de autoridad por los órganos de
represión del gobierno son innumerables pero vamos a mencionar lo que
paso en algunos lugares como en Nacaome Valle donde los militares
entraron a los hogares de algunos manifestantes a pretenderlos sacar por
la fuerza de sus viviendas, pero el coraje y la valentía de los mismos
se impuso y no permitieron que se concretizara ese atropello, a lo que
los muy cobardes policías y militares respondieron arrojándoles bombas
de gas lacrimógeno.
También hay casos como el de San Marcos Octepeque donde
interrumpieron el fluido eléctrico, el cobarde ejercito ataca a la
población aprovechándose de la penumbra de la noche sin importarles
atacar ansíanos, niños y mujeres embarazadas.
Al parecer los más preocupados son los del medio de
comunicación, principalmente HCH que es un medio que cuenta con un
elevado rating, día a día se les cae la máscara y defienden al régimen
de Juan Orlando Hernández abiertamente, y todo por las canonjías que
reciben a cambio de su silencio, esta vez Ariela Cáceres y Eduardo
Maldonado se atrevieron a decir que la Alianza pretende ganar la
presidencia en las calles cuando la perdió en las urnas, desconociendo
de manera absurda el descomunal fraude que se gestó desde el Tribunal
Supremo Electoral contra la Alianza y Salvador Nasralla.
El pueblo aun con todo en su contra a demostrado algo y
es que ya perdió el miedo, cuando esto sucede la preocupación no solo
debe de ser las pérdidas de los empresarios o el tráfico vehicular que
esto genera, esto solo indica que el pueblo está decidido a llegar hasta
las últimas consecuencias para hacer que se respete la ley, y de paso
entrar a una depuración total de todas sus instituciones estas que
dejaron de funcionar hace 8 años, y donde la orden del día es
desigualdad e injusticias, bajo esas circunstancias la sociedad nunca se
desarrollara y siempre buscara como históricamente la humanidad lo ha
hecho romper las cadenas del atraso la miseria y el sub desarrollo, que
el Tribunal Supremo Electoral pretenden sostener y mantener a toda
costa.
El pueblo es valiente y les demostrara en cualquier
escenario que se presente que están equivocados y que no harán lo que
ellos quieran sino lo que el pueblo les ordene.
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