Honduras: “El gobierno se encuentra plagado de injusticia, de impunidad”
Hija de Berta Cáceres / Foto: El ciudadano.Servindi,
El Ciudadano, 7 de diciembre.-
Por José Robredo Hormazábal
“La gente que se moviliza lo hace con
menos miedo, sabiendo que va a haber represión y tomando muchas medidas
de seguridad. Al presidente Hernández se le están yendo muchas cosas de
las manos, desde que el fraude que estaba montando pasaría
desapercibido, hasta la manifestación ciudadana”, sostiene la dirigente
social hondureña, Berta Zúñiga Cáceres.
Ya
son 10 días desde las elecciones presidenciales de Honduras, que en
dudosos escrutinios selló la reelección del cuestionado presidente Juan
Orlando Hernández, lo que desató una movilización de la ciudadanía para
protestar acusando fraude en todo este proceso.
La autoridad respondió declarando Estado de Sitio y represión, situación similar a lo ocurrido con Manuel Zelaya en 2009.
Hasta
el momento, la acción del gobierno de Hernández -ejecutada por la
policía y los militares- ha dejado una decena de muertos y casi un
centenar de heridos.
Sin
embargo, las fuerzas especiales policíacas también se manifestaron en
contra de la medida represiva y de las malas condiciones laborales que
viven.
Así,
la movilización social se mantiene, ya no con masivas marchas -la
última fue el pasado domingo 3 de diciembre- sino que con
manifestaciones en los barrios, a través de cacerolazos y otras
acciones, mientras la policía patrulla.
Ante
la presión, el gobierno de Hernández accedió a realizar el reconteo
total de las actas electorales -poco más de 18 mil- para confirmar o
descartar el resultado dado a conocer tras los comicios que le daban al
actual presidente un 42,98% de los votos contra el 41,39% del opositor
Salvador Nasralla.
En
este escenario, El Ciudadano conversó con Berta Zúñiga Cáceres, hija de
la asesinada activista social y medioambiental hondureña Berta Cáceres,
para conocer la situación en el país centroamericano.
Al
respecto, sostiene que “a través de la movilización se ha buscado
revertir el resultado que presentan las autoridades a través del
Tribunal Supremo Electoral, los que aún no son oficiales, pero que
apuntan que el presidente será Juan Orlando Hernández”.
“Las
fuerzas de seguridad tan reforzadas no funcionan porque haya una guerra
acá, sino que es para agredir a los movimientos sociales que se han
convertido en oposición a ese régimen dictatorial que hay en Honduras”,
sostiene Zúñiga sobre las acciones represivas del Gobierno.
Al
ser consultada sobre cómo se proyecta este proceso, es clara en
manifestar su desconfianza y recalca: “Hay una demanda popular para que
haya un reconteo de los votos para aclarar el panorama y dar un
veredicto definitivo de las elecciones, pero no existe confianza ante la
actuación del Tribunal Supremo Electoral”.
- ¿Cuál es el contexto de movilización hoy en Honduras a nueve días de las elecciones?
Han
sido días de mucha tensión y de mucha sublevación por parte del pueblo.
Juan Orlando Hernández y su gobierno han sido muy cuestionados, no
solamente estando él como presidente, sino que también cuando fue
presidente del Congreso Nacional durante el gobierno anterior
-continuador del golpe de Estado en Honduras.
Ha
habido mucha tensión en torno a este proceso, primero porque las
elecciones anteriores ya habían sido impugnadas y en estas elecciones se
repite el fraude electoral que todo el mundo denuncia.
Pero
en esta ocasión fue bastante descarado y empujó al pueblo a salir
espontáneamente a las calles a movilizarse con casi 200 movimientos
territoriales como expresión de repudio a que Hernández siga gobernando
por cuatro años más e imponiendo la corrupción, el saqueo del Estado y
los territorios.
¿La ciudadanía se está convirtiendo en actor protagonista en esta crisis?
Ha
sido impresionante el hecho de que la ciudadanía se manifieste a través
del voto, ya que nunca la ciudadanía y las organizaciones sociales han
sido consideradas como interlocutores válidos por el gobierno de
Hernández.
Este
gobierno se encuentra plagado de injusticia, de impunidad. A través de
la movilización se ha buscado revertir el resultado que presentan las
autoridades a través del Tribunal Supremo Electoral, los que aún no son
oficiales, pero que apuntan a que el presidente será Juan Orlando
Hernández.
-
Desde la destitución de Manuel Zelaya ha habido fuerte inestabilidad y
persecución al movimiento social. ¿Cómo la ciudadanía ha tomado estos
hechos?
Creo
que una de las características fundamentales que ha permitido sostener
al gobierno de Juan Orlando Hernández, a pesar de todas las reacciones
sociales que se han dado durante estos cuatro años, ha sido el
reforzamiento de las fuerzas de seguridad, lo que ha sido impresionante.
Se
ha elevado la cantidad de efectivos policiales y militares, además de
crear nuevas fuerzas de seguridad que funcionan en zonas denominadas de
conflicto, que es donde se hace la defensa territorial o hay disputas
por la tierra contra los grandes terratenientes.
La
excusa ha sido la lucha contra el narcotráfico, pero eso les dio un
poder importante a las cúpulas militares que ahora participan, como los
que dirigen el crimen organizado en sectores muy importantes como lo es
la costa norte.
- ¿Este vínculo apunta contra el movimiento social?
Las
fuerzas de seguridad tan reforzadas no funcionan porque haya una guerra
acá, sino que es para agredir a los movimientos sociales que se han
convertido en oposición a ese régimen dictatorial que hay en Honduras.
Han
producido una degradación que vincula a la corrupción a todos los
niveles, también en el cotidiano de la sociedad, de la juventud
empobrecida -que es la que no tiene posibilidad de estudiar- que crea la
imagen sobre que se encuentra incubada en los barrios marginales, que
son la mayoría.
Se
crea un clima de miedo muy grande, lo que se traduce en una represión
abierta y de conocimiento público, que ha atemorizado mucho a la
población, que a pesar de los distintos tipos de descontento existente
no se atreve a desafiar al gobierno por temor. Ahora lo hace y eso es
muy importante.
- ¿Cómo se toma la desobediencia manifestada por el grupo “Cobra” de fuerzas especiales de la policía?
Creo
que la población está muy emocionada de escuchar la voz de la policía
que no quiere reprimir más al pueblo, que están disconformes del trato
que reciben los funcionarios públicos y que tienen los mismos problemas
que enfrenta la población hondureña en general.
La gente estaba muy emocionada de que a quienes identifican como fuerzas represivas se pongan del lado del pueblo.
Ahora,
desde los movimientos sociales o de la población más crítica no existe
confianza en eso, se sabía que se llegaría a un pacto en el que se le
mejoren las condiciones laborales y ahí se acabó la revuelta.
De
todas formas, eso motivó mucho a la ciudadanía a mantenerse en las
calles y tener la claridad de que hay que sacar a Juan Orlando
Hernández, pero también dar la certeza de que la fuerza del pueblo es
tan grande que incluso las fuerzas de seguridad no quieren enfrentarse a
la población.
- ¿Se ha perdido el miedo por parte de la ciudadanía?
La
gente lo hace con menos miedo, lo hace sabiendo que va a haber
represión y tomando muchas medidas de seguridad. Al presidente Hernández
se le están yendo muchas cosas de las manos, desde que el fraude que
estaba montando pasaría desapercibido, hasta la manifestación ciudadana.
En
algún momento se pensó que habría un golpe de Estado como el que se le
dio a Manuel Zelaya, cosa que aún no sucedió porque se llevaron a cabo
todas las acciones posibles para contener una revuelta mucho más grande.
- ¿Cuáles son los posibles escenarios para el futuro de la movilización?
Hay
una demanda popular para que haya un reconteo de los votos para aclarar
el panorama y dar un veredicto definitivo de las elecciones, pero no
existe confianza ante la actuación del Tribunal Supremo Electoral, y los
movimientos sociales apuntamos a que no solo se dé que Juan Orlando
Hernández no sea el próximo presidente, sino que renuncie de manera
inmediata.
Ese
es el llamado, que se vaya desde ya, lo que es muy difícil pero creemos
que está bajo la mirada de la comunidad internacional que está haciendo
presión importante a través de los observadores de la elección.
Hasta
ahora se está realizando una auditoría a más de 5 mil actas y se espera
una impugnación por parte de los partidos políticos en contienda que
denuncian el fraude, junto con mantener la movilización social hasta que
se concrete la renuncia del actual presidente de la República.
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