Publicado en defensores -
Por: Sandra Rodríguez
Tegucigalpa.- Apenas recogían la espelma de las candelas que
iluminaron la pequeña habitación donde estuvo el cuerpo sin vida de Eric
Javier Montoya Cruz de 28 años.
Cruz fue asesinado por la Policía Militar del Orden Público (PMOP),
la noche del domingo 03 de diciembre, en Tegucigalpa, durante el toque
de queda emitido por el Gobierno de Juan Orlando Hernández, mediante
decreto ejecutivo PCM 084-2017, el 01 de diciembre.
Su hermana Iveth Cruz, esperaba a las procuradoras de derechos
humanos del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras
(COFADEH), justo a unos metros del callejón donde fue derribado el joven
estudiante de la carrera de Derecho, que salió esa noche a la pulpería.
En la calle de la residencial “Francisco Morazán”, había un grupo de
personas en la protesta social que se denominó “el cacerolazo” contra el
fraude electoral y la imposición del toque de queda que suspende las
garantías constitucionales. Eric y su familia estaban en casa, pero el
joven le dijo a su madre (abuela) que iría a comprar, ella le advirtió
que no saliera.
“Yo quiero que se haga justicia, que la muerte de mi hijo no quede en
la impunidad” afirmó la señora de 63 años, quien comparte una pequeña
vivienda junto a doce miembros de la familia. Ella es la abuela de Eric,
pero desde los cuatro años lo crio al fallecer la madre.
En la sala de la casa solo había una mesa de madera con la imagen
impresa de Eric, el martes 05 fue sepultado en un cementerio del
municipio de Santa Lucia, al este de Tegucigalpa, mientras otra pariente
barría el suelo para reacomodar los enseres; Los niños y niñas
correteaban en silencio, veían la fotografía del joven, y recordaban el
nombre de Alisson, su prima, que 47 días antes también perdió la vida
tras ser impactada por una bala un enfrentamiento entre policías y
supuestos delincuentes, en la colonia El Pedregal de esta ciudad.
Alisson Cruz Flores, también era nieta de doña María, e hija de
Iveth. Hoy, las madres lloran el asesinato del y la joven de 18 años,
que falleció en el Hospital Escuela Universitario (HEU), sin que el caso
se investigue, afirmó su mamá. La pesadilla se repitió y es un dolor
que les hace sacar fuerza para seguir luchando.
Ambas madres sostienen el llanto, aparentan fortaleza dijo Iveth,
quien se sentó en el piso de cemento, y al sacar los recortes de
periódicos que informan sobre los crímenes donde se involucra a los
uniformados, las lágrimas brotaron, dejando al descubierto el dolor que
ha enlutado a esta familia.
Era muchacho sano, no pasaba de la casa al trabajo y los estudios,
estaba por egresar de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras
(UNAH), era una promesa y ejemplo de superación, un muchacho dedicado y
enfocado en su proyecto de vida, por eso aunque yo le decía que se
casara, su responsabilidad le exigía dar seguridad a su familia, explicó
doña María.
“No sé realmente que es lo que sucedió, solo nos vinieron a decir que
Eric estaba tirado en la calle”, sin precisar su estado, afirmó la
madre, quien antes le dijo que “afuera está esa gente” cuando sonaba “el
cacerolazo”, una medida de protesta porque el país permanecía en
“estado de sitio” y la policía militar rondaba las calles para actuar
contra la población que se opone a obedecer a un gobierno que violenta
los derechos humanos, y que además el presidente busca la reelección en
su curul, lo que es prohibido por la Constitución de la República en el
artículo número 239.
ARTICULO 239 “El ciudadano que haya desempeñado la titularidad del
Poder Ejecutivo no podrá ser Presidente o Designado. El que quebrante
ésta disposición o proponga su reforma, así como aquellos que lo apoyen
directa o indirectamente, cesarán de inmediato en el desempeño de sus
respectivos cargos y quedarán inhabilitados por diez (10) años para el
ejercicio de toda función pública.
“Ese ya se murió” respondió la PMOP
“Yo
no vi que es lo que sucedió”, como había él ido a la pulpería, mandé a
buscarlo, porque ya nos íbamos acostar, pero no lo hallaron, al ratito
es que me vinieron avisar que estaba tirado, no sabía si golpeado o
balaceado, cuando llegué –a donde cayó Eric-, ya estaba boca abajo. Me
sentía morir al ver a mi hijo. Es el relato de doña María Cruz, con su
mirada perdida en el horizonte.
Los balazos que le pegaron fueron mortales, uno en el corazón y otro
en el tórax. Toda la gente decía que esos policías habían disparado, yo
no estuve presente, pero eran como 30 policías militares, detalló la
señora a www.defensoresenlinea.com.
Mi hija les solicitó dos ambulancias porque ellos -PMOP- andaban dos
y su respuesta fue decir “y para qué, si ese ya se murió”, entonces un
amigo nos llevó al hospital pero al llegar allá, ya había fallecido,
lamentó la madre del universitario.
En la entrada de la residencial “Francisco Morazán” hay una tranca
(tubo de metal) que impide el la libre circulación vehicular, el cual es
removido por guardias de seguridad privada, a unos 30 metros está un
portón grande un chongo negro, símbolo de duelo.
El dia del cacerolazo, el portón fue cerrado porque los y las
manifestantes se percataron de la presencia policial-militar; pero los
uniformados abrieron fuego contra el portón, entraron a la colonia con
la característica de “barrio seguro” implantado a iniciativa del alcalde
municipal del Distrito Central, Ricardo Álvarez, en el gobierno de
Porfirio Lobo Sosa (2010-2014), del Partido Nacional, al que pertenece
el actual presidente Juan Orlando Hernández.
Doña María, en sus seis décadas de vida, nunca había visto este
escenario tan violento, donde se dan órdenes de matar a quien encuentren
en la calle. El COFADEH documentó 14 muertes en el marco del toque de
queda, entre ellos el de Eric Montoya Cruz.
El asesinato de Eric es conversado en la calle, pero no de manera tan
abierta. El vecindario habla sobre las ráfagas de tiros, la entrada
abrupta de los militares, el denso aire causado por los gases
lacrimógenos esa “oscura noche” de luna llena, y las honras fúnebres a
medias por el toque de queda.
Permanecen como mudos expectantes, al igual que las paredes de la
entrada de ese barrio seguro, donde no sólo se lee “Fuera Joh”, sino que
está la imagen del paladín centroamericano “Francisco Morazán”,
identificando que hay un colectivo de jóvenes que piensan “si el
presente es de lucha, el futuro es nuestro”.
La navidad empieza a invadir la pequeña casa, una división tapizada
por papel alusivo a estas fiestas también conservará las imágenes de
estas juventudes, cuyas vidas fueron apocadas por las balas y que sus
recuerdos se empañan con lágrimas de quienes los lloran.
Termina la entrevista con las palabras de una madre que pide se haga
justicia “porque la muerte de mi hijo no se puede quedar impune, que se
esclarezca este caso y que paguen los culpables…”
http://defensoresenlinea.com/balazos-mortales-causa-doble-luto-familiar/
sábado, 9 de diciembre de 2017
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