Por: Redacción CRITERIO
Diciembre 25,2017 / redaccion@criterio.hn
Tegucigalpa.-Honduras
está de luto con la partida de esta tierra del poeta José Adán
Castellar, quien a sus 76 años de vida deja un enorme legado al arte y a
la cultura catracha.
El
deceso de Castelar fue a causa de un paro cardiorrespiratorio
precisamente cuando se encontraba con su familia compartiendo de la
Nochebuena.
Su
muerte ha despertado la pluma de sus compañeros de las letras, quienes
apesarados le están rindiendo homenajes con sus escritos. Para el poeta y
escritor, Alberto Destéphen, Castelar además de ser un poeta era su
amigo y mediante un corto escrito lo denomina como “poeta amoroso, poeta
de la búsqueda incesante del infinito mar; poeta de la sabiduría y la
sencillez, poeta niño que sabía que flotaba en el grandioso reino de
la poesía; la cual asumió con hidalguía”.
Las
palabras de Destéphen nos motivaron a titular esta nota y sabemos que
nos quedamos cortos para describir quién era verdaderamente Castelar.
“José
Adán Castellar, poeta amoroso de lo humano, cabalgando en la
indiferencia de una patria desgarrada por las fierras y por el desolado
oscurantismo”, apunta Destéphen.
Por
su parte el poeta Galel Cárdenas escribió: “Una muerte inconmensurable,
el deceso de nuestro camarada poeta José Adán Castelar. Poeta prolijo.
Hermano por siempre. Nos golpea el alma y los sueños. De él pudiéramos
decir tanto. Pero, cuando Rigoberto Paredes le publicó en su editorial
Paradiso, la antología TIEMPO GANADO AL MUNDO, me escribió esta
dedicatoria que resume su poética, en la que expresa el atar de las
letras con las pasiones, todo ello con el fin de lograr una identidad
universal, en donde la paz y la poesía fuesen un todo hasta el fin de
los tiempos: “Para Galel, estos 28 años de trabajo literario, en esta
tarea ardua de atar letras y pasiones, todo en pro de una identidad
universal. Paz y poesía hasta el fin. Tegucigalpa 24 de abril de 1989”.
Transcribo de este poemario el poema “Tanto Mañana”:
Siempre soñé con un gran amor.
Un amor inmortal.
Pero no pudo ser.
El primero murió antes de tiempo.
El segundo fue vencido por otro amor.
El tercero se parecía a algo tan hermoso
Que me dije “este es…”
Un amor inmortal.
Pero no pudo ser.
El primero murió antes de tiempo.
El segundo fue vencido por otro amor.
El tercero se parecía a algo tan hermoso
Que me dije “este es…”
Pero erraba de nuevo:
Prejuicios
Y terrores,
Sueños muertos, más piedras del sistema
Le atacaron luego.
Prejuicios
Y terrores,
Sueños muertos, más piedras del sistema
Le atacaron luego.
Vino entonces el adiós,
La ruptura
Y hasta un poco de traición.
La ruptura
Y hasta un poco de traición.
Ahora guardo otro amor en esta calle,
En esta casa.
En esta casa.
¡Mi amor inmortal que nunca llega!
¡Mi gran amor que ha de venir!
¡Mi gran amor que ha de venir!
¿Quién era José Adán Castelar?
Poeta y escritor hondureño. Nació el 9 de abril en la comunidad de Coyoles Central, municipio de Olanchito, Yoro.
En
su blog Castelar aclaró que no nació en La Ceiba, Atlántida como muchos
lo han asegurado. “Yo nací, por casualidad, en un lugar llamado Coyoles
Central. Digo por casualidad porque en aquellos tiempos, cuando una
mujer iba a parir en la Standard Fruit Company, proporcionaban un
vehículo que llamaban motocarro. Este motocarro hacía un recorrido en el
campo donde estaba la embarazada hasta el hospital de La Ceiba. Eso
ocurrió con mi madre. Pero yo estaba muy urgido y reventé la fuente de
mamá cuando pasaba por Coyoles Central en el motocarro. Nací en la
orilla de la línea, en una choza. Me atendió una partera que todavía la
busco –seguramente debe estar muerta– para darle las gracias, porque por
ella estoy aquí en este mundo. Nací en un lugar que poco a poco he ido
amando, incluso le he escrito unos seis poemas. Nací el 9 de abril de
1941. A los seis meses llegué a La Ceiba. Esa es la confusión que tienen
amigos y vecinos de La Ceiba, pero no, soy un campeño de Coyoles
Central”, dijo el poeta con precisión.
A
lo largo de su vida escribió varias obras que se remontan a su
participación en La Voz Convocada, un grupo poético de la ciudad de La
Ceiba y actualmente pertenecía al Grupo Coquimbo, una agrupación de
intelectuales con tendencia progresista.
Como parte de su legado destacan las siguientes obras:
“También el Mar” en 1991
“Vieja Máquina del Ferrocarril Número 9”
“Entretanto” (1979)
“Sin olvidar la humillación” (1987),
“La antología Tiempo ganado al mundo” (1989)
Sin
embargo durante una entrevista dijo: “tengo un libro inédito que creo
que es lo mejor que he escrito hasta ahora, se titula “Nombrar”. Nombrar
a las cosas en su significado natural, inspirada en los grandes
maestros griegos, los italianos, sobre todo Montale. Tengo otros libros.
Uno de ellos se titula “Poemas viajeros”.
Premios:
Fue acreedor de los siguientes premios:
Premio Iztam Na Literatura (1982).
Premio Latinoamericano de Poesía Roberto Sosa (1986).
Premio Centroamericano de Poesía Juan Ramón malina (1988).
Premio Nacional de literatura Ramón Sosa (2003).
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