miércoles, 20 de diciembre de 2017

ALTO AL GENOCIDIO CONTRA EL PUEBLO HONDUREÑO

Galel Cárdenas
 20 Dic.2017
Honduras sufre un genocidio planificado por el gobierno que preside el dictador Juan Orlando Hernández, las Fuerzas Armadas, el Consejo Hondureño de la Empresa Privada y todos aquellos organismos que en el año 2009 financiaron, apoyaron y estimularon las masacres de ciudadanos manifestantes y militantes que se anteponían al fatídico golpe de Estado, todo ello aupado y sufragado por el Departamento de Estado Norteamericano en su maniática obsesión por combatir las fuerzas populares que buscan su independencia y  sus estadios de satisfacción de la calidad de vida bajo los términos de una dignidad humana   social, colectiva y realmente plena de justicia y soberanía.

                        El plan que se concibió para Honduras corresponde al modelo político, militar y económico  que aplicaron en  América del Sur,  donde apoyaron a los dictadores más sanguinarios de los cuales se tenga noticia en  el continente americano.

Es por esa misma razón que no han dejado respirar a nuestro pueblo en cualquiera de las materias que tenga que ver con la ciudadanía en pos de su decoro humanista.

La perversión del neo capitalismo crudo, salvaje, imperial, asesino y desbordado es el ánimo que impulsa la dictadura que nos incrustaron desde el año funesto y desastroso de 2009.

Fue una especie de castigo, maldición, condena, abominación que emplearon contra una colectividad pacífica, honrada, trabajadora y esencialmente alegre, gozosa de su vida personal en familia, en barrio, en colonia, aldea o pueblo.

Y dejaron que se entronizaran en el poder  público  genocidas natos, asesinos en serie inducidos,  indoctrinados para tales menesteres, responsables ahora mismo de las crueles matanzas de que es objeto el pueblo que defiende con sentido patriotismo la victoria de su voluntad electoral arrancada de tajo por una cúpula corrupta, cínica y desvergonzada del Partido Nacional y su enfermizo corifeo Juan Orlando Hernández,  desquiciado ya por su ambiciosos plan de exterminio contra un pueblo que lo odia y  lo rechaza en cualquier parte del territorio nacional.

Sólo en una mente  trastornada y desfigurada puede caber que las matanzas en contra del pueblo provocadas por su guardia pretoriana, la policía militar y civil, arremetan a bala viva y mortal, en contra de  manifestantes desarmados que protestan ante  la asquerosa fraudulenta maquinaria de la mentira, la canalla y la maquiavélica  estafa, timo y bribonada electoral que con insolencia repugnante y nauseabunda se impone en Honduras.

Basta ya de la matanza, la masacre, la persecución sangrienta y desmedida.

Basta del asesinato de  niños, púberes, adolescentes, adultos mayores, y mujeres, todos y todas  imbuidos e imbuidas de una valentía patriótica invaluable.

Basta de carnicería y el degollamiento de vidas extraordinarias, únicas, imperecederas.

Ni todo el oro del mundo, ni todo el dinero guardado en las bóvedas de los bancos nacionales, vale siquiera una pizca de la vida de un hondureño.

Ni todas las mercancías de los fabricantes, comerciantes, industriales de la alta, mediana y pequeña empresa hondureña valen un átomo, un grano, una molécula de la existencia de cualquier ciudadano  que protesta contra el dictador enceguecido por el poder absoluto.

Basta de tanta ignominia, infamia y oprobio.

Y como dicen los compañeros en sus barricadas populares aquí nadie se rinde.

No al diálogo de las balas, al diálogo de la masacre, al diálogo del exterminio.

¡FUERA JOH!

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