jueves, 23 de noviembre de 2017

Honduras: Cada cincuenta años

La historia de Honduras es una historia cíclica que lleva una lógica impulsada desde las clases amarradas al poder económico, político y militar. Sintiendo los aires de los próximos doscientos años a cumplirse en el dos mil veintiuno, la independencia, la libertad y la soberanía son palabras alejadísimas de una realidad cada vez más compleja. Hace doscientos años la región centroamericana entró en un proceso que debió poner los cimientos de la construcción de un “Estado Nación”, pero que actualmente más parece un “Establo Panteón”.

                     El año 1821 es el punto de partida de una historia que todavía anda buscando encontrar esos finales felices que no terminan de llegar. Ese año, como parte del descontento social, se gestó un movimiento independentista, más elitista que popular. Vino inmediatamente la anexión al imperio de Iturbide. Seguido de una insípida federación centroamericana. Ocurrió la muerte de Francisco Morazán; hubo guerras intestinas por la lucha del poder, que fueron provocando inestabilidad política y social, y trajo como consecuencia el despojo de la dignidad e identidad de un pueblo marginado y vulnerado. Un cincuentenario pasó para ubicarnos en el próximo evento que también marcaría la historia hondureña.

Corría el año de 1876 y Marco Aurelio Soto junto a Ramón Rosa dieron pie a una reforma amplia de transformación del Estado hondureño que implicaría, entre otras, reformas al sistema educativo, a la administración pública y al estamento jurídico. Además de una apertura a la inversión extranjera, con énfasis en la inversión estadounidense. Allí es donde comienza el primer “Honduras open for business” para abrir las puertas a las transnacionales mineras y bananeras. La creación del Himno Nacional de Honduras, las luchas de las mujeres por su reconocimiento como constructoras de la sociedad, la crisis económica mundial del veintinueve y el nacimiento del partido comunista de Honduras, marcaron el siguiente cincuentenario antes que apareciera la figura dictatorial de Tiburcio Carías Andino.

Existió un patrón generalizado en Centroamérica para modificar las leyes, contraviniendo los preceptos de soberanía, libertad e independencia en acciones personalistas de figuras como Maximiliano Martínez en El Salvador, Jorge Ubico en Guatemala, junto con el dictador hondureño que fueron impulsores de procesos antidemocráticos imponiendo la reelección presidencial a sus anchas y antojos. En años siguientes se produjo la huelga obrera del cincuenta y cuatro, las juntas militares y sus golpes de Estado, las masacres vinculadas a la lucha por la tierra. Cinco décadas pasaron, desde Carías Andino, para entrar en un nuevo proceso: la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente.

Esa década de los ochentas, la región centroamericana vivió inestabilidad política y social, que dio como resultado miles de muertes, desapariciones y desplazamientos forzados; la entrada del neoliberalismo de una manera brusca y descarada, la implementación de los programas de ajuste estructural, las modificaciones de las leyes de minería, los procesos de paz, la vulnerabilidad social y ambiental, con el aparecimiento de las expresiones de maras y pandillas y el Huracán Mitch. Las firmas de los TLC y la apuesta desde la mirada del ALCA, fueron marcando la gobernanza y desarrollo democrático de Honduras. También en este tramo de la historia se da el golpe de Estado de 2009 y con ello la consolidación del objetivo de reestructurar y reencausar de manera contundente el modelo de desarrollo. Para ello era necesario hacer dos movimientos importantes: primero, planear a largo plazo el camino a seguir a través de la propuesta “Visión de País”, que se ubica entre el 2010 hasta 2038. Y lo segundo, garantizar la permanencia en el poder del grupo que lo iría conduciendo, así aparece nuevamente la reelección impuesta por las clases políticas, económicas y militares vinculadas al partido Nacional.

Pues avanzamos, desde la Asamblea Nacional Constituyente del ochenta y uno hasta la culminación del plan Visión de País en dos mil treinta y cuatro, al más reciente cincuentenario. La historia cíclica hondureña va marcando aproximadamente cada cincuenta años momentos claves que debemos saber leer. Y si esos momentos claves de la historia hondureña no contribuyen al ideal que cualquier proceso debe tener como finalidad la consolidación de la soberanía y la democracia, basadas en la dignidad y la solidaridad con los pueblos; entonces, esas clases políticas, económicas y militares lo que están haciendo es encaminando al despeñadero histórico actual a un país que a grito partido exigirá una nueva página para empezar a escribir la historia con sus propias manos.






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