miércoles, 18 de octubre de 2017

Honduras: Nuevos horizontes

Miércoles, 18 Octubre 2017
Si algo hemos de aprender de este último proceso electoral que culminará el 26 de noviembre con las elecciones de autoridades para la administración del Estado de enero 2018 a enero de 2022, es que debe ser el último proceso electoral del período que viene de 1981 al presente. Y aprender a construir propuestas para un nuevo período político.

                La ausencia de propuestas serias de los políticos, las artimañas que rayan con la ridiculez por parte de los candidatos, la ilegal reelección presidencial que se quiere vender como “falsa legalidad”, como nos recuerda la Conferencia Episcopal de Honduras, son apenas síntomas del colapso del actual período de procesos para elegir autoridades públicas.

Este modelo de “poder constituido” ya dio todo lo que tenía que dar. Ya dejó hace muchos años de representar pacto social. Desaparecieron los consensos. La “hegemonía” como Estado, en tanto representar consensos entre diversos sectores de sociedad civil con la sociedad política, dejó de existir. Sencillamente dejamos de tener un Estado hegemónico, los neoliberales extremistas lo hicieron añicos. Ahora tenemos un Estado a la altura y antojo de forjadores de delitos y ambiciones.

Al dejar de ser Estado hegemónico, lo que actualmente tenemos es un Estado cada vez más coercitivo, más agresivo con los sectores sociales subordinados, a quienes identifica más como amenaza que como complementos. Las élites neoliberales empresariales y políticas se han apertrechado en torno al control del Estado como negocio y lo usan de barrera de contención y muralla para protegerse con militares, policías y armas ante las presiones sociales que cada vez son mayores por parte de una sociedad que dejó de sentirse representada por el Estado coercitivo de los neoliberales.

Cuando el Estado dejó de ser hegemónico de consensos entre sociedad civil con la sociedad política, entonces lo que queda es la dictadura, el proyecto autoritario que impone los intereses de reducidas élites en contra de la dignidad de la mayoría de la sociedad.

No en vano, las próximas elecciones, en lugar de ser expresión de un consenso entre políticos, empresarios y ciudadanía en general, se presentan como parte de un conflicto no resuelto. Una vez que pasen las elecciones y nos encontremos abrumados por la incertidumbre y la inestabilidad, la ciudadanía ha de dar el necesario paso para demandar un nuevo pacto social que inevitablemente se exprese en una nueva Constituyente, la cual abra paso a un nuevo poder constituido. El propósito del mismo ha de orientarse a construir consensos y reducir drásticamente la dimensión coercitiva y extremadamente elitista y excluyente que caracteriza al Estado en manos de la actual mafia política.

Estamos en un formidable tiempo para vislumbrar nuevos horizontes. Los próximos años pueden ser positivamente decisivos y oportunos para que la ciudadanía activa y movilizada asuma el liderazgo de conducir a Honduras en dirección a esos horizontes de un nuevo Estado de derecho en base a consensos nacionales expresado en un nuevo pacto social.





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