Uno de estos días el presidente de la República apareció en la 105 Brigada presentando los resultados de un operativo militar en el centro penal de San Pedro Sula. Con un gesto como si fuese la primera vez que escuchaba sobre temas de cárceles, el señor presidente escuchó atentamente al vocero de FUSINA dar el reporte de las armas, el dinero, la droga y equipo logístico encontrado. Todo fue cuidadosamente mostrado en mesas, todo cabía a cabalidad y rotulado con los colores militares.
Al reporte de FUSINA siguió el Presidente, y como si fuera ajeno de cualquier tipo de responsabilidad en materia de seguridad del país, afirmó: “Los éxitos en el tema de seguridad son notorios y parte de ese papel lo cumplen las Fuerzas Armadas y las demás fuerzas que integran Fusina”, a renglón seguido y sin pestañear afirmó “que en la cárcel de San Pedro Sula operaba un centro logístico en donde se planificaba y ejecutaban órdenes de muertes y ejecución de extorsiones”.
Resulta que en abril de este año el mismo presidente informó que sacó del mismo centro penal a 378 reos, los más peligrosos y los había trasladado a la cárcel de máxima seguridad, El Pozo. Y con esa acción afirmó que comenzaba el proceso de cierre del centro penal y que se había acabado la fiesta a los delincuentes. Cuatro meses después dice de nuevo que el centro penal de San Pedro Sula, es el centro logístico del crimen organizado.
Por aquello de la memoria, es conveniente recordar que el actual presidente se encuentra en su cuarto año de gestión, y en su primer año trasladó la seguridad de las cárceles a los militares, y hoy los presenta como héroes de la seguridad de los centros penales. Ese heroísmo genera preguntas: ¿cómo ingresaron al centro penal 94 pistolas, 34 fusiles entre AK 47 y AR15, 34 granadas, 26,779 municiones y 457 cargadores?, ¿Dónde estaban los militares cuando introdujeron los tres millones de lempiras? Una cosa brota a la vista: esas armas, dinero y droga no entraron camuflados en platos de comida.
En medio de las preguntas, brotan dos hipótesis: o los cuerpos militares que controlan la cárcel están vinculadas con los grupos criminales que introdujeron las armas, o esas mesas llenas de armas y municiones, dinero y drogas bien ordenadas fue un escenario creado por los estrategas en materia de seguridad de casa presidencial.
En nuestra Honduras actual las dos cosas son muy posibles. A manos llenas encontramos historias de políticos, empresarios, policías y militares participando activamente en actividades del crimen organizado, y también hay decenas de historias de políticos que en plena campaña electoral han creado escenarios políticos para atraer la simpatía de los votantes y definir procesos electorales. Y en esa materia de criminología política el partido político en el poder tiene doctorado.
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Doctorado en criminología polí
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