jueves, 13 de julio de 2017

Honduras: Elecciones generales: otra oportunidad que se agota

Jueves, 13 Julio 2017
Queda poco más de cuatro meses para las elecciones generales y son escasos los signos de los políticos para enfrentar los grandes problemas que aquejan el país. Los partidos están y hacen campaña como si Honduras viviera tiempo de normalidad. Sin embargo, el propio proceso electoral, la ilegal reelección presidencial y el comportamiento sumiso del Tribunal Supremo Electoral son signos inequívocos de la anormalidad política que vivimos.

                          A pesar de la evidente anormalidad a nuestros políticos nada los saca de las mismas promesas, de los cálculos políticos y de las típicas negociaciones con ausencia de pueblo. Se siguen comportando como si existiera la mínima institucionalidad para vigilar el proceso electoral, o como si el país tuviera los mejores indicadores socioeconómicos o como si el olor a dictadura fuera una cortina de humo del proceso electoral.

Parece que los candidatos viven de lejos la hondura en la que estamos. Con escasas excepciones, los discursos son más de lo mismo; bien adornados con palabras bonitas, cargados de promesas y emotividad rebosante, pero con escaza dosis de realidad. Sin empacho alguno, anuncian que vienen tiempos mejores, enlistan decenas de cosas por hacer, pero nunca dicen cómo las van hacer, de dónde van a sacar los recursos y menos, cómo va a participar la gente en dichos proyectos.

Por más cachimbón o cachimbona que sea un candidato o candidata por sí misma difícilmente sacará el país de la crisis en la que estamos, Honduras y su gente está para cambios profundos, pero estos solo son posibles a partir de consensos negociados, de ahí la importancia de las propuestas con menos emotividad y cargadas de instrucciones de cómo lograrlas.

Hay coincidencia de los diversos sectores de la sociedad en la necesidad de que los partidos se comprometan con dar seguridad jurídica en el país, en concreto qué van hacer con la actual Constitución pisoteada y violada sin piedad por cuanto político ha tenido el control del Congreso Nacional.

Otro consenso mínimo es urgente en materia de reducción de la pobreza. Que los políticos se comprometan y expliquen con seriedad cómo van a reducir la pobreza y la miseria del país. Diversos estudios afirman que más del 60% de la población vive en pobreza y más del 40% en pobreza extrema; sin embargo, según datos del Fosdeh, entre 2001 y 2015 se invirtieron 343,416 millones de lempiras en reducción de la pobreza, esos miles de millones en vez de mejorar han empeorado el empobrecimiento del país.

Un tercer consenso es indispensable en materia de desigualdad social. En las últimas dos décadas nos hemos convertido en uno de los países con mayor desigualdad social de Latinoamérica. Es urgente que los políticos se comprometan con un pacto fiscal que asegure mayor distribución de la riqueza del país. Porque una cosa está clara: la pobreza del país no es por falta de recursos, es un problema de concentración de la riqueza en pocas manos.

Un cuarto consenso es impostergable en el combate a la corrupción, la impunidad y la violencia.
El proceso electoral es una oportunidad para que los candidatos piensen con seriedad y aporten en la construcción de caminos para adecentar la política, la democracia y el Estado, pero sobre todo para recuperar la dignidad de la gente.




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