Las 16 organizaciones que conformamos el Foro de Mujeres por la Vida
en la región nor-occidente de Honduras, durante 14 años, hemos alzado
nuestra voz ante la terrible realidad que vivimos las mujeres hondureñas
víctimas de la violencia feminicida. Por años hemos visto vidas
truncadas, sonrisas borradas y vidas arrebatas. Más de una década hemos
mantenido sistemáticamente acciones de denuncia ante el Ministerio
Público, en plazas centrales y en las calles de nuestras comunidades.
Desde el feminicidio de Marta Moncada en el 2003, nos han acompañado las
lágrimas, la indignación y el grito de ¡Ni una más! ¡Ni una menos!
Mientras sus nombres (Wanda, Marta, Margarita, Sofía, Berta…) suman
estadísticas para gobiernos feminicidas, sus vidas nos han acompañado,
en la férrea decisión de no permitir que la impunidad y el olvido,
socave la fuerza de la vida. Son 14 años de caminar en soledad.
Escuchando a funcionarios públicos culpabilizar las víctimas, excusar
las violencias y estigmatizar a las defensoras. Por eso, hoy, en este
doloroso 2017, nos encontramos de nuevo; acompañadas con ellas, que no
nos permiten parar, señalando ante el mundo que:
1. En
Honduras los feminicidios no son actos aislado ni realidades
contextuales que respondan solo a una violencia generalizada. En nuestro
país, estas vidas arrebatas son la respuesta a una política de
impunidad sistemática y clara, ante las violencias que enfrentan las
mujeres. Representan la evidencia de un país que mantiene la mayoría de
delitos contra las mujeres en la impunidad; que no protege a las
mujeres sobrevivientes de violencia domestica e intrafamiliar; que han
debilitado mecanismos de protección y justicia; que mantienen en la
impunidad la mayor parte de delitos violencia sexual y permiten que
Honduras sea uno de los países con mayores índices de embarazo en las
niñas y adolescentes, que penaliza el aborto y el acceso a
anticoncepción de emergencia , irrespetando el derecho a decidir sobre
nuestros cuerpos. Un Estado que obvia la realidad de las mujeres
desaparecidas, desplazadas, migrantes y cautivas en sus territorios; Y
que cotidianamente estigmatiza y criminaliza a las defensoras de
derechos humanos.
2. En el período comprendido entre 2003
al 2016 han muerto de forma violenta 5,871 mujeres en Honduras1.
Mientras que según cifras del Observatorio de Violencia de la
Universidad Nacional Autónoma de Honduras, en el 2017 se han cometido
175 feminicidios. La matria que soñamos y a la que tenemos derecho las
hondureñas cada día se aleja más de la realidad en la que el Gobierno
actual ha convertido nuestro país y sobre todo la región nor-occidental
de Honduras. Año con año, este región destaca como una de las más
violentas en el país. La saña y el odio manifiesto en los últimos
crímenes deja claro que el feminicidio en Honduras es la guerra contra
las mujeres y su legado femenino. Son nuestros cuerpos al servicio de
los diferente cuerpos armados regulares e irregulares. Nuestras vidas y
libertadas negociadas en la búsqueda de poder y el control del mercado
de la droga, las armas, el control de territorios y el tráfico de
personas. El dolor y la sangre de unas utilizadas para aleccionar y
reprimir a otras. Representan el resultado de políticas de seguridad
que continúa invirtiendo en armas y nuevas estructuras policiales, que
lejos de brindar seguridad exacerban las violencias contra las mujeres.
Es el establecimiento del miedo, instrumentalizado por un gobierno
basado en lógica de violencia, dominación y corrupción
3.
Denunciamos que a falta prevención, protección, las irregularidades
investigativas, la denegación de justicia, integran un mecanismo
conforman un aparato que no solamente crea las condiciones para crímenes
de innumerables mujeres, sino que además cuenta con instituciones que
garantizan impunidad para esos crímenes y hasta llega a legalizarlos2.
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la
impunidad en sí misma es una violación a los derechos humanos que
fomenta la repetición de las violaciones. La política de impunidad del
Estado de Honduras es evidente al continuar negándose asumir las
recomendaciones de organismos internacionales como los emitidos por los
comités CEDAW3, EPU4, DESC5, entre otros.
Desde nuestras
fuerzas ancestrales y nuestros sentires colectivos, a partir de hoy nos
declaramos acción permanente por nuestras vidas. Levantaremos las
voces, moveremos nuestros cuerpos, presionaremos y denunciaremos en
todos los espacios nacionales e internacionales. ¡Es tiempo! ¡Ni una
menos! ¡No más miedo disfrazado de seguridad! ¡No más mujeres
asesinadas, desparecidas, violentadas! ¡No más ejércitos controlando
nuestras vidas y comunidades. Nos oponemos a las armas, a la violencia
Estatal y a la dictadura de Juan Orlando Hernández. Nos queremos vivas,
libres, autónomas, respetadas, fuertes y juntas. Por ellas, no vamos a
parar.
San Pedro Sula, 5 de Julio 2017.
1Foro de Mujeres por la Vida. Observatorio Seguridad y Violencia de
las Mujeres con fuentes del IUDPAS y CONADEH. 2 Rita Segato. 3Convención
sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la
Mujer, CEDAW. 4 Examen Periódico Universal, EPU. 5 Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, DESC.
miércoles, 5 de julio de 2017
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