Entre
los cuatro que se presentaron destaca el exgerente de DESA, Sergio
Rodríguez, quien ayer viralizó una carta donde sostiene que es inocente.
Redacción Central / EL LIBERTADOR /
Tegucigalpa. Esta
mañana cuatro de los ocho supuestos autores materiales del crimen
contra la ambientalista y dirigente indígena, Berta Cáceres, se hicieron
presentes a su audiencia preliminar en los juzgados de Tegucigalpa.
Los
implicados Douglas Bustillo, Mariano Díaz, Sergio Rodríguez y Elvin
Rápalo, fueron recibidos en medio de una protesta de varios miembros del
Consejo Cívico de Organización Populares e Indígenas de Honduras
(Copinh), quienes exigieron la captura de los autores intelectuales.
Cabe
destacar que Berta Isabel Zúniga, hija de Cáceres, fue testigo de la
audiencia, donde también se hicieron presentes los embajadores de
España, Miguel Albero Suarez y de la Unión Europea, Ketil Karlsen.
Trascendió
que al lugar llegaron varios representantes de la Misión de Apoyo
Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), y de la
Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).
Cáceres
fue asesinada el 2 de marzo de 2016 en su casa de habitación ubicada en
La Esperanza, Intibucá y la investigación de las autoridades ha logrado
capturar a ocho implicados; sin embargo aún no han dado con los autores
intelectuales.
Cabe
destacar que el mundo reclamó al gobierno de Honduras por la falta de
protección de Cáceres, quien tenía medidas cautelares otorgadas por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
De
momento el único implicado tomado en cuenta como autor intelectual es
Rodríguez (foto abajo) quien es biólogo de profesión y fungía como
gerente de la empresa Desarrollos Energéticos S. A. (DESA).
DESA
obtuvo la concesión para el proyecto hidroeléctrico “Agua Zarca” que se
desarrollaba en la biosfera del río Gualcarque, el cual fuera la última
lucha social de Cáceres, quien alego que la zona era de patrimonio
indígena.
El pasado martes se viralizó una carta del biólogo donde explicaba a los hondureños que él era inocente.
El documento que fue escrito desde la cárcel es compartido a continuación:
Amigas y amigos,
Mi
esperanza sigue intacta y estoy convencido de que cuando los inocentes
dicen la verdad, entonces no hay nada que temer. Toda mi vida me he
caracterizado por hablar de frente y con la verdad. Así me lo enseñó mi
madre, así he criado a mi hija y así seguiré siendo por siempre.
Cada
día que pasa anhelo cuanto antes continuar esta misión. Amigas y
amigos, la verdadera cárcel de este mundo son las injusticias que nos
inmovilizan, mismas que nos impiden mirar el futuro con optimismo y
detienen a quienes queremos construir un mundo mejor.
Desde
aquí les digo nuevamente a ustedes y al mundo que soy inocente. Se ha
cometido una injusticia que es posible reparar solo con la verdad. En
este proceso han existido arbitrariedades, falsos testimonios y
manipulación de pruebas, hechos que perjudican la vida de muchos seres
humanos. Y ha llegado el momento de pedir que el sistema funcione basado
en la verdad.
Las
contradicciones muestran la consistente injustica en medio de este
caso. Mi disposición de colaboración ha sido siempre absoluta, razón por
la cual cuando a través de una simple llamada telefónica me citó la
Fiscalía a declarar, voluntariamente me acerqué, siempre colaborativo
con el proceso y cuando allanaron el hogar de mi madre, fui yo quien dio
la cara a las autoridades. También en la audiencia de declaración de
imputado me sometí al interrogatorio de la parte acusadora, precisamente
para demostrar que no tengo nada que ver en los hechos de los que me
acusan. Sin embargo, hay malas intenciones y es necesario que la
justicia llegue de forma imparcial, sin presiones mediáticas, ni del
extranjero.
Tal
como la mayoría de los hondureños, yo soy un hombre de familia y un
hombre de trabajo que está siendo víctima de una injusticia. Algo que le
podría suceder a cualquiera en nuestro país, donde después de un
desafortunado hecho, se persigue a quienes son inocentes, tal como a mí
me está ocurriendo. Todos somos vulnerables a una injusticia. Sin
embargo, hoy tenemos una oportunidad única para construir una sociedad
más justa y marcar un precedente.
Confío
en que la injusticia terminará y regresará la libertad que me merezco.
Sé que volveré a casa, abriré mi puerta con orgullo y abrazaré por
largos minutos a mi hija, para luego intentar recuperar el tiempo que me
han tenido injustamente alejado de ella.
Amigas
y amigos, hoy todos somos testigos de una inocencia, demostrada por las
pruebas y los testimonios de quienes me conocen, y más temprano que
tarde, tendré la alegría de regresa a mi hogar.
Un abrazo,
Sergio.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/noticias/nacionales/2295-asesinos-confesos-de-berta-caceres-buscan-clemencia-del-juez
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