Por: Gustavo Zelaya Herrera
Una
característica del feudalismo fue debatir intensamente sobre la
realidad de los términos gramaticales y de los conceptos de la ciencia.
Se preguntaban si salían del pensamiento humano o de alguna mente
divina.
En
algo parecido andan ciertos políticos locales cuando el liberal Luis
Zelaya pidió perdón por el golpe de Estado encabezado por su partido
contra otro liberal.
Hasta
los religiosos más conservadores como Evelio Reyes, Mario Fumero y Luís
Santos opinan sobre la validez de ese perdón, o sobre la penalización
del aborto exigiendo a las mujeres que se vistan con decencia para no
levantar la naturaleza del macho. Y así se fueron varios meses del año
con la discusión sobre el aborto y ahora con la reducción de la edad
punible; brillantes políticos oficiales, muy importantes por sus
chocoyos, profundizan sobre la ley penitenciaria y concluyen que la
fuga de peligrosos reos se debe a que no quieren cambiar de prisión; o
como afirmó el genio que preside el ejecutivo: “que se escapen es señal
del buen trabajo que se está haciendo”.
Los
mencionados ponen su atención en la validez de las palabras para que
los hechos no contradigan nada y así discuten sobre si las categorías
son debatibles o son pétreas por estar alejados de toda discusión
humana. Ya lo decidieron los pontífices de los términos universales con
Mauricio Oliva a la cabeza. Eso no se toca. Lo que está bien hecho debe
continuar. Por dicha que no se han metido con palabrotas como identidad,
tolerancia, justicia, democracia; la cuestión sería muy fastidiosa.
Y
que no opine “Rata Gorda” porque solo servirá para darnos
cuenta que
eso del pensamiento feudal está bien arraigado en esos sujetos que mal
gobiernan el país y en otros que parecen opositores al poder actual, que
piden a las mujeres, que no saben de estrategia política, no hablar de
esos rollos porque hay que esperar la constituyente.
La
intención de definir conceptos podría parecer propia de diletantes por
suponer que es totalmente racional. Pero se generan discusiones, roces
personales y de llegar a esclarecer algún concepto, debe verse como
asunto provisional ya que admite nuevos contenidos acordes al desarrollo
social, más riqueza originada en el trabajo de varias generaciones y de
diversas culturas.
Si
alguien desde la tradición política o desde la religión sostiene que
los conceptos derivan de entes sobrenaturales o desde un iluminado como
Juan Hernández, servirá para mostrar que el asunto no es un ensayo
intelectual sino un problema político.
Entonces, hay que tomarles la
palabra, desenmascararlos y ponerlos en su lugar.
http://criterio.hn/2017/05/15/se-debatir-palomunes-conceptos/
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