Foto: Proceso Digital |
Galel Cárdenas |
Realmente
el Partido Liberal desde el año 2009 cuando derrocó a su propio
militante presidente del país, entró en el declive de su propia
existencia digna, moral y patriótica.
Un
anticomunismo del tamaño del sol lo obnubiló profundamente y como
adolescente confuso fue a adherirse a la pandilla de la delincuencia de
su propio antiguo enemigo, el Partido Nacional,que hoy tiene al país
en la bancarrota financiera, en los brazos de una dictadura fascista y
en los enredos de un continuismo que amenaza con hacer lo que se deba
hacer para entrar en la hecatombe social que habrá de arrasar, por otras
vías, la torre de babel que han construido mediante la inmoralidad, la
corrupción y el despecho por el sentido humano del pueblo hondureño.
Hundidos
hasta el cuello en la complicidad protagónica de un proyecto perverso
de gobierno tiránico, los liberales en su dirección cupular son ahora
culpables del descalabro social, económico y político en que se
encuentra la nación hondureña.
Incentivados
por un odio fascista contra todo movimiento patriótico y
revolucionario, los liberales prefirieron hacer migas íntimas con el
narco estado nacionalista que hoy preside el más corrupto presidente que
haya asumido el solio presidencial en la historia del país.
Pero,
también, un día la dirección cupular liberal estará visitando las
ergástulas justicieras de su crimen de lesa patria, de su delito de
traición al país, cuando eufóricos defenestraron al presidente que
manejaba la nación con dignidad y sentido social.
Y
entonces asumieron su rol de compinches durante ocho años de vida
legislativa, represiva, vende patria, de indignidad moral, de cinismo
repugnante.
Ahora
resulta que su propio candidato presidencial ha aceptado haber firmado
documentos de trabajo con empresas pertenecientes al narco tráfico.
Y
el candidato presidencial liberal, soberbio, impoluto, al auto sider,
el cristiano militante del opus dei, resulta implicado en contratos con
quienes hoy están siendo juzgados en Nueva York por su actividad de
traficantes narcóticos hondureños que exportaban droga a Estados Unidos.
Enredados
en los marasmos de la dictadura, con su protagonismo de cómplices
inmorales, hoy el partido liberal sigue penando en las aguas sucias de
un gobierno cada día más envuelto en escandalosos fraudes, saqueos,
asesinatos, narco acciones, ventas descomunales de los recursos y bienes
naturales de la patria.
Como
socios y como compinches, los golpistas de la enseña rojo y blanco,
todavía no despiertan de la pesadilla criminal en que sumieron al país
en el año 2009.
La
convención liberal recientemente celebrada no reflexionó sobre sus
ocho años de compadrazgo con el crimen y el dolo del cachurequismo narco
traficante, y no entendió además, el momento histórico en que el pueblo
se debate.
Envuelto
en sus propias mentiras, ficciones, elucubraciones partidarias con
argumentaciones pueriles, el partido liberal se encuentra en una
coyuntura histórica de reivindicación popular y moral, que desconoce y
rechaza.
Pudo
haber re encontrado la senda del honor, la decencia, la ética y el
sentido común del destino de la patria, pero, prosigue la línea dura del
anticomunismo, el odio clasista y complicidad permanente con un
gobierno obsesivo por el poder político a rajatabla y el enriquecimiento
ilícito constante.
La
Alianza Política Opositora que habrá de caracterizarse por la acción
ética y el patriotismo contestatario, hoy avanza en el sentimiento
popular de derrotar al tirano, al narco gobierno y la pudrición moral en
la cual navegan remando lodo, heces fecales y cinismo criminal.
La
derrota de JOH y su partido será el punto inicial de la refundación del
país mediante la asamblea nacional constituyente, la nueva constitución
de la república que habrá de instalarse como un requisito de la
fundación de una sociedad justa, honrada, equitativa y soberana.
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