“El único doblez de EL LIBERTADOR ha sido cuando se coloca en el quiosco”. Estas expresiones significan un homenaje que a nosotros nos anima en el camino, pero las hemos sufrido de muchas formas durante estos catorce años de circulación que cumplimos este 20 de mayo de 2017.
Editorial
El poder humilla a los serviles
En
EL LIBERTADOR no pensamos que el periodismo es estéril, nos ubicamos en
el lado de los proyectos históricos de la nación hondureña. O el
periodista usa su talento para el bien común, buscando respuesta a las
necesidades de desarrollo de toda la sociedad o defiende muy cómodo los
sórdidos intereses de las élites abusivas que administran el Estado, la
política, la economía y la prensa tradicional. O el periodista se pone
del lado del anhelo popular o se rinde desprovisto de ideales a las
regalías del “capital buitre”.
A
favor o en contra de la corrupción, o se fomentan los proyectos de país
o se avala el egocentrismo y la mentira de quienes ganan con la
postración nacional.
Hay
enorme diferencia entre estar en contra de un gobierno y estar en
contra de la Patria. O con Dios o con el Diablo, el periodismo no deja
alternativa a los indecisos, por eso en palabras del intelectual
hondureño Eduardo Bähr, “el único doblez de EL LIBERTADOR ha sido cuando se coloca en el quiosco”.
Estas
expresiones significan un homenaje que a nosotros nos anima en el
camino, pero las hemos sufrido de muchas formas durante estos catorce
años de circulación que cumplimos este 20 de mayo de 2017. Destinar la
vida, el intelecto y la energía para bien de un pueblo en extrema
pobreza como el hondureño que no importa un céntimo al poder
establecido, es excluirse por sí mismo de una existencia material plena personal y familiar, el costo es elevadísimo, lo cierto, al “establishment” lo
incomoda la simple sospecha que algún día nuestra gente supersticiosa y
sencilla cobre consciencia de su humillante realidad y pida cuentas a
los responsables de haberla tratado peor que un desperdicio de oficina.
Por
eso el poder vuelve celebridades a sus mejores periodistas, les crea un
alto estándar de consumo, les adormece el origen humilde, más que
presentadores, son instrumentos de reproducción ideológica que si usted
carece de su propia construcción del mundo o está mal informado, le
imponen el modelo existencial que le repiten sus jefes.
Las
privaciones económicas han sido una constante en la producción y
crecimiento de EL LIBERTADOR, varias veces, no sólo en el régimen
Hernández, nos hemos sentido presionados a renunciar a la pauta
publicitaria del gobierno, principal fuente nutricia de los medios de
comunicación del país, y a veces directamente se nos ha marginado desde
la Presidencia de la República porque una de nuestras políticas está en
que vendemos un espacio en nuestras páginas pero no la función social
que encarna el periodismo ni el compromiso de contribuir a cimentar las
bases de nuestra Patria fundada en el pensamiento morazánico.
Empero,
una decisión en materia de publicidad como esta es suicida en Honduras,
contraviene la vieja cultura creada por la prensa tradicional, que a
cambio le ha permitido departir con el poder y amasar fortunas fabulosas
extraídas del presupuesto para entre otros proyectos montar
infraestructuras y tecnologías de empresas informativas modernas,
contratar talento humano cotizado, tanto así, que les ajusta hasta para
botar dinero en personal destinado a segmentos irrelevantes, aburridos y
enlatados frívolos sin creatividad artística.
En
EL LIBERTADOR asumimos que la riqueza extrema y la pobreza extrema son
siempre detonantes de explosiones sociales. En tanto no lo ven así
quienes siguen jugando a gobernar con espejitos españoles, aquí en EL
LIBERTADOR, seguiremos marcando huellas.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/avance/2238-editorial-y-portada-el-libertador-impreso-mayo-2017-el-poder-humilla-a-los-serviles
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