Más tarde o más temprano medio millón de personas colmó la Plaza y
sus alrededores para gritar que los 30 mil compañeros detenidos
desaparecidos están presentes. Ahora y siempre. Después del discurso de
Taty Almeida y Nora Cortiñas (Abuelas de Plaza de Mayo –Línea
Fundadora), Lita Boitano (Familiares de Detenidos y Desaparecidos por
Razones Políticas) y Estela de Carlotto (Abuelas de Plaza de Mayo),
llegó el momento más emotivo del 10M: un mar de pañuelos blancos se
alzaron sobre las cabezas de todos los y las que se niegan a olvidar.
Luego de la histórica marcha, la Madre de Plaza de Mayo – Línea Fundadora Nora Cortiñas habló con Nodal sobre sus sensaciones ante el polémico fallo, la postura del presidente Mauricio Macri y el significado de una movilización que quedará en la historia.
Después de las décadas de lucha que lleva transitadas, ¿qué implicó para usted el fallo de la Corte que otorga el beneficio del 2×1 a los represores de la última dictadura?
Ese día sentí que el fallo era lo más obsceno que había escuchado de una Corte Suprema de Justicia. Me dio vergüenza por la jueza como mujer, porque transar por el tema de su jubilación, por un año más o lo que sea, y dar vuelta lo que ella ya había desaprobado en otra oportunidad, me da vergüenza. Porque entonces digo: ¿qué es ser jueza de la corte? ¿Un negocio? ¿Una conveniencia personal?
Solicitamos ya la renuncia de los tres jueces y de (Claudio) Avruj. Avruj no puede ser un secretario de Derechos Humanos de ninguna manera por haber aprobado, poniendo su cara en la televisión, que esto sea legal. Y si no es así, nosotros vamos a emprender algún camino para pedir la renuncia oficialmente o hacerles un juicio político. No se puede admitir que violen tratados internacionales y la Constitución de la manera que lo han hecho.
¿Qué piensa de la actitud de Mauricio Macri, quien recién ahora salió a decir que estaba en contra del fallo?
Al mismo tiempo que dijo que salía en contra del fallo, hizo una pantomima en público con el pañuelo blanco, ayer, en un acto. O sea que por un lado hizo esa declaración y, por otro lado, trató de humillar la historia de los 30 mil desaparecidos, de las Madres, de los organismos, haciendo un baile con el pañuelo blanco. A mí me da vergüenza tener un presidente así. Yo acepté, desde las elecciones, que ganó con votos y “sin botas”. Es legítimo porque fue votado por una parte del pueblo que quería un cambio. Pero estoy segura de que nadie que lo votó quería este cambio. En vez de respetar lo que se avanzó en Derechos Humanos está tirando todo por la borda.
¿Qué sensaciones le quedan después de la masiva marcha de ayer en repudio al 2×1 y a la impunidad de los genocidas?
Para mí, el mayor significado de la marcha es la resistencia del pueblo. Cuando el pueblo dice basta, cuando el pueblo está indignado, cuando se le termina la paciencia: eso fue la expresión de ayer. Con respeto. Una marcha con miles y miles de personas que muestran que un pueblo dice “no”, “hasta acá”, “basta”. Ese pueblo, esos compañeros y compañeras, todos los que estuvimos en la calle, sabemos lo que queremos y lo que no queremos. Lo de ayer fue una demostración de que no se vuelve atrás. El pueblo despertó y el silencio que siempre han querido imponer ya no da resultado.
Creo que el gobierno tiene que tomar consciencia de que no se puede tratar de humillar con leyes, medidas y actitudes todos los días. Eso ya no se encuadra en la Argentina que queremos seguir disfrutando y viviendo.
fuente: http://www.nodal.am/2017/05/entrevista-nora-cortinas-madre-plaza-mayo-linea-fundadora-macri-trato-humillar-la-historia-los-30-mil-desaparecidos/
http://defensoresenlinea.com/nora-cortinas-macri-trato-de-humillar-la-historia-de-los-30-mil-desaparecidos/
Luego de la histórica marcha, la Madre de Plaza de Mayo – Línea Fundadora Nora Cortiñas habló con Nodal sobre sus sensaciones ante el polémico fallo, la postura del presidente Mauricio Macri y el significado de una movilización que quedará en la historia.
Después de las décadas de lucha que lleva transitadas, ¿qué implicó para usted el fallo de la Corte que otorga el beneficio del 2×1 a los represores de la última dictadura?
Ese día sentí que el fallo era lo más obsceno que había escuchado de una Corte Suprema de Justicia. Me dio vergüenza por la jueza como mujer, porque transar por el tema de su jubilación, por un año más o lo que sea, y dar vuelta lo que ella ya había desaprobado en otra oportunidad, me da vergüenza. Porque entonces digo: ¿qué es ser jueza de la corte? ¿Un negocio? ¿Una conveniencia personal?
Solicitamos ya la renuncia de los tres jueces y de (Claudio) Avruj. Avruj no puede ser un secretario de Derechos Humanos de ninguna manera por haber aprobado, poniendo su cara en la televisión, que esto sea legal. Y si no es así, nosotros vamos a emprender algún camino para pedir la renuncia oficialmente o hacerles un juicio político. No se puede admitir que violen tratados internacionales y la Constitución de la manera que lo han hecho.
¿Qué piensa de la actitud de Mauricio Macri, quien recién ahora salió a decir que estaba en contra del fallo?
Al mismo tiempo que dijo que salía en contra del fallo, hizo una pantomima en público con el pañuelo blanco, ayer, en un acto. O sea que por un lado hizo esa declaración y, por otro lado, trató de humillar la historia de los 30 mil desaparecidos, de las Madres, de los organismos, haciendo un baile con el pañuelo blanco. A mí me da vergüenza tener un presidente así. Yo acepté, desde las elecciones, que ganó con votos y “sin botas”. Es legítimo porque fue votado por una parte del pueblo que quería un cambio. Pero estoy segura de que nadie que lo votó quería este cambio. En vez de respetar lo que se avanzó en Derechos Humanos está tirando todo por la borda.
¿Qué sensaciones le quedan después de la masiva marcha de ayer en repudio al 2×1 y a la impunidad de los genocidas?
Para mí, el mayor significado de la marcha es la resistencia del pueblo. Cuando el pueblo dice basta, cuando el pueblo está indignado, cuando se le termina la paciencia: eso fue la expresión de ayer. Con respeto. Una marcha con miles y miles de personas que muestran que un pueblo dice “no”, “hasta acá”, “basta”. Ese pueblo, esos compañeros y compañeras, todos los que estuvimos en la calle, sabemos lo que queremos y lo que no queremos. Lo de ayer fue una demostración de que no se vuelve atrás. El pueblo despertó y el silencio que siempre han querido imponer ya no da resultado.
Creo que el gobierno tiene que tomar consciencia de que no se puede tratar de humillar con leyes, medidas y actitudes todos los días. Eso ya no se encuadra en la Argentina que queremos seguir disfrutando y viviendo.
fuente: http://www.nodal.am/2017/05/entrevista-nora-cortinas-madre-plaza-mayo-linea-fundadora-macri-trato-humillar-la-historia-los-30-mil-desaparecidos/
http://defensoresenlinea.com/nora-cortinas-macri-trato-de-humillar-la-historia-de-los-30-mil-desaparecidos/
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Suprema vergüenza
Publicado en defensores por Adolfo Pérez Esquivel (* Premio Nobel de la Paz)
El gobierno ha iniciado una campaña para desarmar la política de
DDHH. Empezó con funcionarios que cuestionaban la cantidad de
desaparecidos y muertos por la dictadura militar, afirmando que el
número de desaparecidos era menor, es decir, hicieron que el problema
sea poner en duda a los millones de argentinos que decimos que son 30
mil y no el plan sistemático regional de exterminio que afectó a todo el
pueblo y a la humanidad.
¿Acaso alguien cuestiona que en los campos de concentración nazi murieron seis millones de judíos? ¿Quién cuestiona que el genocidio armenio cometido por las tropas turcas asesinó a un millón y medio de personas? Sólo los nazis, sólo el Estado turco.
Los desaparecidos son los ausentes siempre presentes. La desaparición es un delito de lesa humanidad que no deja de transcurrir hasta que no aparezcan las personas ausentes.
¿Quién explica a las madres y familiares víctimas de la represión que los genocidas reciban beneficios, cuando hasta la fecha ni siquiera hay arrepentimiento por los crímenes cometidos y no dan información alguna sobre el paradero de sus seres queridos?
La Corte Suprema ha justificado lo injustificable para beneficiar a los represores que cometieron crímenes de lesa humanidad. Por tres votos contra dos, equipararon los crímenes de lesa humanidad con delitos comunes para reducir sus penas. La paradoja es que para los detenidos por estos delitos comunes, no se otorgan los mismos beneficios.
Y en paralelo se endurecen las leyes penales y de ejecución para que permanezcan más tiempo detenidos, sosteniendo el discurso de mayor seguridad. Se parte del supuesto de que los represores en libertad, no afectarían la seguridad. No olvidemos la desaparición de Jorge Julio López y las amenazas y hostigamientos a los testigos de los juicios.
Toda persona que cumple una condena por delitos cometidos, debe ser tratado humanitariamente y darle todas las garantías dentro del marco de las leyes vigentes en cada país. Pero eso no significa reconciliación, ni mucho menos que el Estado les brinde beneficios por los peores crímenes cometidos en la historia de nuestra nación.
Ya de por sí se alojan en pabellones “vip” en mejores condiciones que los restantes detenidos, y son tratados de manera preferencial con regímenes permisivos, acceso a visitas especiales, computadoras y celulares. Gran cantidad de jueces les otorgan arrestos domiciliarios ante enfermedades leves o afectaciones menores, mientras que pocas veces otorgan la domiciliaria a presos comunes que padecen gravísimas enfermedades y mueren en la cárcel. La desigualdad ante la ley es muy clara.
La cúpula de la Iglesia Católica argentina, que tuvo en muchos de sus exponentes jerárquicos una activa complicidad con la dictadura genocida, ha impulsado en varias oportunidades iniciativas tendientes a asegurar la impunidad de los represores, como la llamada “Ley del Olvido”, señalando que el pasado fue doloroso, pero hay que mirar para adelante y pensar en la reconciliación.
Hoy vuelve a plantear la reconciliación, que lejos de su concepto doctrinario, no tiene otro sentido que favorecer el retroceso en materia de juicios de lesa humanidad y resulta altamente funcional a un gobierno neoliberal que procura desdibujar las políticas de memoria, verdad y justicia por las que nuestro pueblo ha luchado durante años.
Pero no basta con decir a la sociedad que todo es un hecho doloroso y que hay que mirar hacia adelante. Lo que se siembra se recoge, no hay otra alternativa. Todos y todas queremos cerrar las heridas pero no de cualquier forma y a cualquier precio. No hay reconciliación posible sin siquiera reconocimiento de las culpas, arrepentimiento y perdón, por eso la reconciliación no es ni será posible con los represores argentinos. La reconciliación no es el olvido, ni la impunidad.
El derecho es a la Verdad, la Justicia y la Reparación del daño hecho. En este caso concreto saber, dónde están y que hicieron con los desaparecidos o sea, que las Fuerzas Armadas y de Seguridad, rompan su pacto de silencio, esa suspensión de conciencia que los lleva a la complicidad colectiva.
El Papa Francisco está colaborando con la desclasificación de archivos del Vaticano sobre lo ocurrido en la dictadura, porque sabe que no existe reconciliación, no existe paz sin justicia. Queda mucho camino por delante, y desde que asumió el gobierno de Cambiemos sólo ha crecido el negacionismo del terrorismo de Estado, el fortalecimiento de la autonomía de las Fuerzas Armadas, de seguridad y de los organismos de inteligencia, la violencia institucional, la persecución política, así como también han empeorado todas las áreas vinculadas a la justicia social que nos permiten pensar a los Derechos Humanos desde una perspectiva integral y no sólo acotados a un período histórico determinado. No es casualidad que los dos jueces que propuso este gobierno para la Corte Suprema hayan votado a favor de estos beneficios a los represores, de esta afrenta al pueblo argentino, equivalente a los indultos de Menem en los años 90’s.
No es casualidad que esta misma nota haya sido primero solicitada y luego explícitamente rechazada por la agencia de noticias oficial de la República Argentina con el argumento de que “la agencia decidió no sacar opiniones sobre el tema del 2×1”. Los grandes medios de comunicación, de antes y de ahora, siguen jugando un papel central en legitimar u ocultar estas injusticias.
Frente a estas provocaciones hay que ser claros, responderemos como siempre lo hemos hecho con la movilización no violenta de nuestro pueblo, reclamaremos la vigencia vinculante de los fallos de la Corte Interamericana de DDHH como instancia internacional, pese al rechazo de esta Corte Suprema dependiente del poder ejecutivo.
¿Acaso alguien cuestiona que en los campos de concentración nazi murieron seis millones de judíos? ¿Quién cuestiona que el genocidio armenio cometido por las tropas turcas asesinó a un millón y medio de personas? Sólo los nazis, sólo el Estado turco.
Los desaparecidos son los ausentes siempre presentes. La desaparición es un delito de lesa humanidad que no deja de transcurrir hasta que no aparezcan las personas ausentes.
¿Quién explica a las madres y familiares víctimas de la represión que los genocidas reciban beneficios, cuando hasta la fecha ni siquiera hay arrepentimiento por los crímenes cometidos y no dan información alguna sobre el paradero de sus seres queridos?
La Corte Suprema ha justificado lo injustificable para beneficiar a los represores que cometieron crímenes de lesa humanidad. Por tres votos contra dos, equipararon los crímenes de lesa humanidad con delitos comunes para reducir sus penas. La paradoja es que para los detenidos por estos delitos comunes, no se otorgan los mismos beneficios.
Y en paralelo se endurecen las leyes penales y de ejecución para que permanezcan más tiempo detenidos, sosteniendo el discurso de mayor seguridad. Se parte del supuesto de que los represores en libertad, no afectarían la seguridad. No olvidemos la desaparición de Jorge Julio López y las amenazas y hostigamientos a los testigos de los juicios.
Toda persona que cumple una condena por delitos cometidos, debe ser tratado humanitariamente y darle todas las garantías dentro del marco de las leyes vigentes en cada país. Pero eso no significa reconciliación, ni mucho menos que el Estado les brinde beneficios por los peores crímenes cometidos en la historia de nuestra nación.
Ya de por sí se alojan en pabellones “vip” en mejores condiciones que los restantes detenidos, y son tratados de manera preferencial con regímenes permisivos, acceso a visitas especiales, computadoras y celulares. Gran cantidad de jueces les otorgan arrestos domiciliarios ante enfermedades leves o afectaciones menores, mientras que pocas veces otorgan la domiciliaria a presos comunes que padecen gravísimas enfermedades y mueren en la cárcel. La desigualdad ante la ley es muy clara.
La cúpula de la Iglesia Católica argentina, que tuvo en muchos de sus exponentes jerárquicos una activa complicidad con la dictadura genocida, ha impulsado en varias oportunidades iniciativas tendientes a asegurar la impunidad de los represores, como la llamada “Ley del Olvido”, señalando que el pasado fue doloroso, pero hay que mirar para adelante y pensar en la reconciliación.
Hoy vuelve a plantear la reconciliación, que lejos de su concepto doctrinario, no tiene otro sentido que favorecer el retroceso en materia de juicios de lesa humanidad y resulta altamente funcional a un gobierno neoliberal que procura desdibujar las políticas de memoria, verdad y justicia por las que nuestro pueblo ha luchado durante años.
Pero no basta con decir a la sociedad que todo es un hecho doloroso y que hay que mirar hacia adelante. Lo que se siembra se recoge, no hay otra alternativa. Todos y todas queremos cerrar las heridas pero no de cualquier forma y a cualquier precio. No hay reconciliación posible sin siquiera reconocimiento de las culpas, arrepentimiento y perdón, por eso la reconciliación no es ni será posible con los represores argentinos. La reconciliación no es el olvido, ni la impunidad.
El derecho es a la Verdad, la Justicia y la Reparación del daño hecho. En este caso concreto saber, dónde están y que hicieron con los desaparecidos o sea, que las Fuerzas Armadas y de Seguridad, rompan su pacto de silencio, esa suspensión de conciencia que los lleva a la complicidad colectiva.
El Papa Francisco está colaborando con la desclasificación de archivos del Vaticano sobre lo ocurrido en la dictadura, porque sabe que no existe reconciliación, no existe paz sin justicia. Queda mucho camino por delante, y desde que asumió el gobierno de Cambiemos sólo ha crecido el negacionismo del terrorismo de Estado, el fortalecimiento de la autonomía de las Fuerzas Armadas, de seguridad y de los organismos de inteligencia, la violencia institucional, la persecución política, así como también han empeorado todas las áreas vinculadas a la justicia social que nos permiten pensar a los Derechos Humanos desde una perspectiva integral y no sólo acotados a un período histórico determinado. No es casualidad que los dos jueces que propuso este gobierno para la Corte Suprema hayan votado a favor de estos beneficios a los represores, de esta afrenta al pueblo argentino, equivalente a los indultos de Menem en los años 90’s.
No es casualidad que esta misma nota haya sido primero solicitada y luego explícitamente rechazada por la agencia de noticias oficial de la República Argentina con el argumento de que “la agencia decidió no sacar opiniones sobre el tema del 2×1”. Los grandes medios de comunicación, de antes y de ahora, siguen jugando un papel central en legitimar u ocultar estas injusticias.
Frente a estas provocaciones hay que ser claros, responderemos como siempre lo hemos hecho con la movilización no violenta de nuestro pueblo, reclamaremos la vigencia vinculante de los fallos de la Corte Interamericana de DDHH como instancia internacional, pese al rechazo de esta Corte Suprema dependiente del poder ejecutivo.
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