Otra vez estamos en la semana santa, y Honduras sigue sometida a un interminable viacrucis del que hay fuerzas oscuras que vuelven una realidad sus conspiraciones para que no haya una resurrección verdadera para el pueblo hondureño. La violencia, la inseguridad, la corrupción, la impunidad y la zozobra a causa de un Estado represor que no permite el derecho a la protesta y al pataleo ciudadano, hacen cargar la pesada cruz a una ciudadanía que ha dado muestras de ser muy pacífica y hasta muchas veces aguantadora, ¿pero hasta cuándo?
Estamos en el tiempo en el que recordamos y revivimos la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Como pueblo hondureño debemos poner atención a los signos que este tiempo litúrgico nos presenta y explorar las oportunidades que nos presenta para reflexionar sobre la semana santa que nos toca vivir en esta dura y hasta cruel realidad.
Hoy como nunca el pueblo carga con múltiples cruces, todas ellas impuestas por un sistema que deshumaniza y que privilegia a unos cuantos fulanos encima de las mayorías. Un sistema represor que persigue y asesina a todas aquellas personas que se atreven a alzar su voz en defensa de los que no son escuchados y que son pisoteados. Por eso somos un país con muchos mártires, mucha gente que ha sido callada, pero que despertaron en otra gente ese gusanito de la lucha por la justicia. Es cierto que amenazan, persiguen y mandan a callar a unos cuantos pero no pueden callar a todo un pueblo que grita con esperanza de algún día ser escuchado.
Está demostrado que este pueblo de Dios tiene mucha fuerza, mucha voluntad y no está dispuesto a seguir soportando tantos abusos. Este es un llamado para que no permitamos que en este tiempo la cruz del olvido y la indiferencia nos ahogue, luchemos no sólo contra la cruz de la vanidad, la cruz de la división, luchemos contra la cruz de la injusticia, la desigualdad social, luchemos contra la cruz del desempleo, de la delincuencia, pero la lucha tiene que ser necesariamente organizada, luchemos contra la cruz del individualismo.
Como bien nos dicen algunos guías espirituales, no hay que quedarnos en el viacrucis, en el sufrimiento, como pueblo debemos dar paso a la resurrección. Estamos en el tiempo oportuno para que descubramos la necesidad de la conversión, es decir de cambiar nuestra mentalidad y nuestra manera de actuar, sólo así podremos sobrevivir con ese montón de cruces que nos imponen los que no quieren que este pueblo resucite.
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De la cruz a la resurrección - 08 Ab
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