16/01/2017
Entrevista a Tomas Gómez, coordinador del COPINH en Honduras
Esa
es la conclusión medular a la que una arriba después de un intercambio
con Tomás Gómez, coordinador de COPINH, organización cívica de pueblos
originarios de Honduras. Durante Paradigmas Emancipatorios, evento que
se realiza en La Habana, del 10 al 13 de enero, el conflicto cultural en
torno al desarrollo en América Latina se distingue como el ojo de un
huracán que deja nuevos y tristes estragos en la región. Sin embargo,
este líder indígena vuelve a recordarnos que la contemporización del
tema tiene que ver, sobre todo, con una deuda histórica, de
reconocimiento e inclusión culturales nunca saldada.
El
diálogo que proponía el brasileño Paulo Freire sigue también
aletargado. En tanto el desencuentro limita la refundación como sueño y
propuesta indígenas y de otros sectores, alienta la recurrencia a la
guerra y la pérdida de vidas, callada o rotunda.
La recolonización de Honduras
Como
pueblo lenca estamos en varios departamentos de Honduras, 8 de los 18
del país. Nuestro territorio es rico en oro, agua, plata, bosque, todas
las riquezas naturales. Pero a la vez somos un pueblo diferenciado, un
pueblo indígena que luchamos por la defensa de los bienes comunes de la
naturaleza, lo cual se traduce en enfrentar a los monstruos, como
decimos nosotros, que es el sistema neoliberal capitalista y su
arremetida contra los pueblos.
Cuando
fue el momento del saqueo, de la colonización, de la invasión brutal
hacia las comunidades indígenas buscaron la manera de replegar a los
pueblos a lugares donde hay muchos cerros, en sitios áridos donde no hay
riqueza, donde realmente los pueblos no pudieran producir. Pero, con el
transcurso del tiempo, han sobrevivido cultivando la tierra, han podido
desarrollarse.
A partir
de toda la arremetida de los ajustes estructurales, como le llama el
Fondo Monetario Internacional, se dice que es en los territorios
indígenas donde está la mayor riqueza natural. El poder económico los ve
como el lugar para hacer mucha plata, y ven, además, la mano de obra
barata, el sometimiento al pueblo, el despojo de los territorios, el
saqueo y el exterminio de las comunidades.
Durante
los años 80 y 90 acontece un 5% de la privatización de los territorios,
que luego sigue aumentando. Pero, al mismo tiempo, se calificó a la
población indígena como una minoría. Nosotros somos 9 pueblos indígenas,
diferenciados como pueblo lenca, pero también hay pueblos garífunas,
maya chortis, el pueblo misquita y tantos otros. Hemos hecho algunas
encuestas y más del 50% de la población es de origen indígena. Sin
embargo, el Estado, a través de sus métodos de educación, de censos
poblacionales ha ido disminuyendo la población porque le interesa que no
haya indígenas y así evitar el apoyo, el amparo mayor a nuestra lucha
que se da desde la autonomía y autodeterminación de los pueblos.
Dentro
del engranaje del Estado no ha habido nunca una garantía constitucional
que pueda facilitar nuestro desarrollo, con nuestras creencias y
cultura. Más bien ha habido una política de exterminio, por ejemplo, la
iglesia católica y la evangélica han jugado un papel en beneficio de
este poder económico y político y han buscado la manera de intentar
eliminar todas las formas de creencia de las comunidades indígenas y de
vida como nuestras actividades ceremoniales.
Resistencia y organización
Ven que la Constitución de la República nos desampara como pueblos indígenas, pero no ven que hay pueblos resistentes.
Cuando
vinieron los colonizadores, Lempira que era un líder indígena de una
tribu del pueblo lenca, y otros líderes, se unen para luchar. El pueblo
lenca fue el más golpeado, pero también el más exterminado en su idioma.
Sometieron brutalmente a muchos indígenas porque no eran entendidos
cuando hablaban. Pero también, a partir de ahí, nosotros traemos en
nuestra sangre la rebeldía y es por eso que asesinan a nuestra compañera
Berta Cáceres.
El Consejo
Cívico de Organizaciones y Pueblos Indígenas de Honduras (COPINH) surge
en 1993 para reivindicar nuestra identidad cultural y defender nuestros
bienes comunes de la naturaleza, para luchar contra un poder o poderes
hegemónicos, el político y el económico; dentro de ellos, para poder
acaparar los territorios, tienen el ejecutivo y el judicial. El COPINH
se organiza como alterativa al modelo de ajuste estructural.
El
COPINH ha venido siendo un referente de resistencia, de propuesta, de
inspiración para otros territorios, por ejemplo, campesinos, que también
son de origen indígena. Están conscientes de la importancia de seguir
el camino que ha venido construyendo el pueblo lenca.
Hemos
visto la resistencia que tuvo y sigue teniendo COPINH en Río Blanco, en
Atlántida. También ha habido levantamientos territoriales, municipales
que han logrado detener varias concesiones en sus territorios, o los
llamados cabildos abiertos en las alcaldías oficiales. Esa propuesta ha
calado no solo en el territorio hondureño porque hemos podido ver que
cuando nos encontramos con compañeros y compañeras de Guatemala,
Nicaragua, Costa Rica, a pesar de que este último tiene otro contexto,
estamos de acuerdo en la necesidad de la construcción desde abajo y que
sea pluricultural, que sea una propuesta inclusiva de todos los sectores
sociales de un país.
Más privatización
A
partir del 2000 hasta la actualidad, hay una mayor presencia en el país
de las empresas privadas para lo que ellos dicen, el desarrollo
económico en Honduras. Y no es así. Nos meten en regímenes especiales
que antes eran las ciudades modelos y ahora son Zonas de Desarrollo y
Empleo Económico, las cuales están por regímenes, por ejemplo,
agroindustrial, energético, minero, turístico, o sea, tienen 13 ramas y
eso significa que de un 25 % del territorio hondureño concesionado al
poder económico y político transnacional hoy es un 35%.
Ello
se ha traducido en más organización y lucha, pero también en mayor
peligro porque el mismo Estado ha ido creando leyes para favorecer a la
empresa privada, pero también para poner en desventaja a las comunidades
indígenas. Ahí es donde nosotros buscamos nuestra autonomía y
autodeterminación como pueblos indígenas.
Refundar desde abajo
El
COPINH siempre ha creído que es necesaria una refundación del país. No
estamos hablando solo de la constitución, sino que, en primer lugar, se
necesita cambiar el pensamiento capitalista patriarcal para luego
trabajar por una nueva asamblea nacional constituyente, con una
construcción desde los cimientos, y así crear una constitución que
garantice y vele por la multiculturalidad que hay en las comunidades,
que acabe con estas formas de criminalización, estigmatización y
asesinato hacia las comunidades, donde tengamos el derecho como pueblos
indígenas de arremeter contra las empresas que nos afectan, donde haya
inclusión y no exclusión. La lucha nuestra es para que exista un proceso
de consultamiento en base al Convenio 169 de la Organización
Internacional del Trabajo.
Creemos
que esa lucha la mantenemos a nivel de las redes de organizaciones que
hay en Honduras y en las comunidades. Hemos hecho dos encuentros por la
refundación del país, uno antes del golpe de Estado y otro después,
donde la Declaración de las caminatas resume nuestro posicionamiento
sobre lo que debe ser la constitución de la República. Ese es otro de
los retos porque el poder económico y político está planteando una nueva
constitución, pero ya hay propuestas desde los pueblos indígenas.
La investigación en torno a la líder Berta Cáceres
El
objetivo del asesinato ha sido detener una exigencia del territorio
lenca, pero también frenar el levantamiento de otras comunidades. Con el
asesinato de Berta querían destruir a una organización como el COPINH
que es beligerante, que moviliza a los territorios y que se enfrenta a
las concesiones que nos matan a pausa porque nos quitan nuestra
soberanía alimentaria, al quitarnos el agua, la tierra, el oxígeno y no
poder producir. También lo que quieren es que seamos peones del patrón y
que el único dueño del territorio sea la empresa privada.
Ellos
querían frenar otros levantamientos de Centroamérica, sobre todo
dirigidos por mujeres y que tienen una postura contra el patriarcado.
Ese proceso llevaba a la liberación de muchos pueblos indígenas. Cuando
hay una organización, un pueblo, una mujer coordinando significa una
amenaza fuerte al poder económico y político, al Banco Mundial. Nosotros
pudimos también parar un préstamo millonario, más de 30 millones de
dólares que le iban a dar a Sinohydro en Honduras. Cuando se ve que
Berta le dobla el brazo a este poder del banco económico mundial,
primero la criminalizan, la quieren meter presa, le hacen intentos de
asesinato y amenazas para que dejara ese apasionamiento claro y también
ha habido campañas en los medios contra el COPINH.
La
empresa DESA cada semana tiraba un dossier con unas 15 o 20 páginas
describiendo con lujo de detalles quién es el COPINH, diciendo que
estamos obstaculizando el desarrollo, ligados al narcotráfico, y todavía
lo hacen. En la actualidad hay más de 25 compañeros amenazados; la
coordinación general, igual, con varios atentados.
El
caso de Berta Cáceres está en la impunidad. El Estado no quiere que se
esclarezca porque están involucrados varios factores, la empresa
privada, el poder político del país. Si hubiera justicia el primero en
estar preso sería Juan Orlando Hernández porque era presidente del
Congreso Nacional cuando aprobó este concesionamiento. No se quieren
tocar los actores materiales fuertes ni los intelectuales.
Por
eso hemos pedido la instalación de la Comisión independiente, la
cancelación de los 50 concesionamientos a los que se enfrenta el COPINH,
la cancelación de la ley de minería. Ven que no es necesario seguir con
la investigación, sino alargarla para que quede en el olvido. No
tenemos confianza porque estas mismas entidades que querían meter presa a
Berta son quienes llevan el caso. Este continuará en la impunidad
mientras no haya comisión independiente, y expertos y expertas en temas
que tengan que ver con el engranaje del Estado hondureño.
Las demandas continuarán
Con
la DESA, dueña del complejo hidroeléctrico de Agua Zarca, hay varios
factores como los bancos intermedios, nacionales y el banco
centroamericano de integración económica, el banco finlandés, Finn Fund y
el holandés FMO. Estos fondos pasan al banco centroamericano de
integración económica. Berta como coordinadora había mandado varias
cartas a los bancos finlandés y holandés, diciéndoles que no podían
invertir en el proyecto porque había ilegalidades, inconsistencias y
violaciones a los derechos de los pueblos indígenas. Los bancos hicieron
caso omiso. En el 20015 cuando asesinan a Berta emiten un comunicado
donde dicen que no apoyarían más el proyecto.
Si
el banco hubiese desistido de financiar, posiblemente Berta estuviera
viva, si el Estado hubiera parado el proyecto Agua Zarca en su momento,
Berta estuviera viva. Hoy existe un procedimiento donde el banco
finlandés quiere salirse amistosamente, donde no genere inconformidad de
la comunidad. Pero la comunidad de Río Blanco ha sido enfática, ha
reclamado que deje además el financiamiento a unas 50 concesiones, y ha
dicho que no hay condiciones para hacer consulta en el territorio porque
ya había informado sobre las ilegalidades en el proyecto antes del
asesinato de Berta Cáceres. Estas son demandas que continuaremos en el
2017.
Autodesarrollo comunitario
Nosotros
somos una organización antineoliberal, anticapitalista, antipatriarcal y
antisistémica. El COPINH surge para reivindicar nuestros derechos, y lo
que estamos desarrollando en las diferentes comunidades es la formación
política principalmente para ser autosostenibles, apostándole al
desarrollo comunitario donde haya producciones alternativas, donde haya
maíz, frijoles, naranja, café y sea esa la fuente económica de las
comunidades. También le apostamos por el abono orgánico.
La
propuesta primero es el acceso a la tierra y a la posibilidad de
producción. La comunidad de Río Blanco tenía que salir a la altura del
2013 a comprar maíz a otros dos departamentos, Intibucá y Santa Bárbara
porque la empresa DESA tenía usurpado todos los territorios de las
comunidades indígenas donde se podía producir maíz. Al recuperarse la
tierra, teniendo en cuenta que hay un título de 1847, un título
ancestral entregado por la corona, empiezan a sembrar productos y hoy ya
no hay crisis alimentaria, sino que van a esos departamentos a vender
su maíz.
Otros de los
aspectos además de la soberanía alimentaria, es la salud alternativa, y
le estamos apostando a una escuela con un enfoque intercultural,
bilingüe, como decimos nosotros, donde hay enfermeros y personas que se
preparan. Otro aspecto es la educación porque hoy todo es una mercancía,
porque hasta nuestra salud es una mercancía, mientras nosotros creemos
que se trata de algo colectivo, y por tanto, creamos esas formas
alternativas al modelo neoliberal que está afectando a nuestro pueblo.
http://www.alainet.org/es/articulo/182858
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