Diciembre 6,2016
Por: Carlos Zelaya Herrera
La
violencia contra las mujeres es un mal que se expande y pese a lo
estremecedor que resulta parece no tener fin, límites y mucho menos
fronteras y continentes que la restrinjan.
En
Honduras solo en lo que va de este año más de 300 mujeres y niñas han
sido secuestradas, violadas, mutiladas y asesinadas por desconocidos,
parientes, tutores y presuntos amigos.
Tenemos
un país con centenares de familias rotas, laceradas y sufrientes y ante
nosotros, la generalidad de la sociedad, un circo despiadado de
impunidad en donde quienes con indiferencia reclaman el “derecho
constitucional” de seguir matándonos con toda impunidad.
La
jueza de la corte penal internacional, Elizabeth Odio Benito, clasificó
los crímenes de guerra en la antigua Yugoslavia y su voto particular,
en el caso Lubanga, destaca el hecho diferencial de la violencia
ejercida sobre las niñas soldados por el hecho de ser niñas.
Esta togada, con crudo acierto, atribuyó al patriarcado la justificación de todos los crímenes que se comenten en la guerra.
Desde
el 2012 al 2014 Honduras registró cuatro mil 217 crímenes contra
mujeres; solo en 2016 más de 300 féminas fueron asesinadas de forma
cruel y despiadada, crímenes recientes contra mujeres comunes y
corrientes o los cometidos contra luchadoras sociales, escolares,
universitarias y profesionales en cualquier campo del conocimiento,
cobran dolorosa presencia.
Como
el de Berta Cáceres, el de la campesina Margarita Murillo o el de
Sarena Alejandra Espinal Garay, de 29 años de edad, egresada de la
Escuela Latinoamericana de Medicina, Elam, muerta con el conductor de un
bus víctima de extorsión en el norte del país.
Hace
dos días en Choluteca, una mujer perdió su ojo derecho tras discutir y
ser agredida por su esposo. La víctima, Lilian Isamara Hernández, pidió a
las mujeres y en especial a las hondureñas no quedarse calladas ante la
violencia que sufren.
La
saña y crueldad aparecen como flores del mal como cuando colgado de un
árbol apareció el cráneo de una joven de 20 años, cuyo cuerpo
semidesnudo fuese recuperó en la colonia Rivera Hernández de San Pedro
Sula.
Los
casos suman y siguen, un juzgado de esa ciudad ordenó detener a dos
sujetos que violaban a niñas de 12 años de edad, entre estos a
Belarmino Gómez, de 67 años, que embarazó a una de ellas. Ese juzgado
mandó a prisión a un tipo que bajo amenazas violaba a su hija de 12
años, cuando su madre y hermanos dormían.
En
el sur del país la policía capturó a un proxeneta que explotaba a 10
mujeres que eran prostituidas. Cifras de la dirección de prevención de
la secretaria de educación indican que unos 200 mil jóvenes, la mayor
parte mujeres, son víctimas de violencia en centros escolares a nivel
nacional.
Fuera
de nuestras fronteras también persiste esta terrible realidad; en mayo
en Chile, un hombre celoso le sacó los ojos, los dientes y provocó
fracturas en el cráneo a su pareja, una joven de 28 años y madre de
cuatro hijos. El lunes anterior en Bogotá, Colombia, Yuliana Andrea
Samboni, de 7 años, fue violada y asesinada por un arquitecto dueño del
área residencial donde vivía.
Desde
2008 más de mil 808 mujeres fueron asesinadas por violencia de género
en argentina, donde cada 30 horas una de ellas muere víctima de la
violencia.
En
estados unidos cada 9 segundos una mujer es golpeada; más de 38
millones de han experimentado violencia física alguna vez en sus vidas,
en particular jóvenes de 18 a 25 años y afroamericanas, en un 35% más
que las blancas, según la coalición nacional contra la violencia
doméstica.
Los
hechos se repiten en México, Guatemala, El Salvador, Brasil, Arabia
Saudita, la antigua Yugoslavia, Nigeria y Somalía, entre otros países y
continentes.
http://criterio.hn/2016/12/06/la-violencia-la-mujer-muchas-formas-no-exclusiva-honduras/
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