lunes, 14 de noviembre de 2016

Honduras: PORTADA Y EDITORIAL EL LIBERTADOR VERSIÓN IMPRESA NOV.2016 / ¡CUALQUIERA ES PRESIDENTE!

EL LIBERTADOR / 14 Noviembre 2016
Si la Democracia es derecho de mayorías, pues por eso, debe cerrarse ya el camino del gobierno a cleptómanos, psociópatas, ególatras, psicópatas, narcisistas, soberbios, mitómanos, etc. y así es de extensa la lista de dementes afiebrados que sin remedio llegaron a Casa Presidencial…”
Editorial


Llegará el momento en que la sociedad hondureña –expirando por la metástasis del auto exterminio— se sentará a repensar un sistema responsable y sabio de elección presidencial. Un modelo que atraiga y siente en el destino nacional a hondureños probos, mentalmente equilibrados, virtuosos, capaces de servir al otro y leales con la bonanza de los nacidos en nuestra tierra; Estos talentos  hoy se apartan, no desean cargos en el Gobierno, sienten asco de los rufianes y zánganos que se frotan las manos para saltar al presupuesto público.

Que una sola persona tome decisiones por todo un pueblo es muy peligroso, tanto poder en un imperfecto mortal ya nos mandó a esta tragedia de país. Este relajo tendrá que pararse en aras de un proyecto nacional de largo plazo, del interés común, ¡de la razón! del avance económico y de la modernidad.

Hay presidentes que el último día de trabajo se robaron hasta las vajillas de Casa de Gobierno, tenedores y cucharas, cuadros que adornaban salones, la computadora del escritorio presidencial y también el escritorio y archivos de su gestión. Sobran historias de mandatarios que revelan cerebros torcidos que, sin aplicarles un test, perfilan terribles trastornos de personalidad descritos con precisión como graves por la Psiquiatría y la Psicología. Debe tomarse muy serio la descalificación de candidatos después que una comisión oficial de salud mental demuestre que no están aptos para asumir asuntos de Estado.

Si la Democracia es derecho de mayorías, pues por eso, debe cerrarse ya el camino del gobierno a cleptómanos, psociópatas, ególatras, psicópatas, narcisistas, soberbios, mitómanos, etc. y así es de extensa la lista de dementes afiebrados que sin remedio llegaron a Casa Presidencial, un yerro que también secunda la pobre Constitución de Honduras, nada exigente, la hoja de vida para ser presidente tiene menos rigor que la requerida para ocupar el cargo de menor rango en una empresa privada. ¡Increíble! Un pueblo está en juego, esa persona influye el rumbo de otros, de millones. ¡No puede ser!

Cualquiera puede ser político, pero no cualquiera puede ser funcionario. Ese es el problema en Honduras cualquier torpe politicastro lisonjero sueña que camina por los pasillos del Palacio Valle. Patético. Con el podrido esquema de elección actual cualquier palurdo llega, con tal no teorice sobre moral, sea enemigo del pueblo y falto de carácter cuando lo regaña quien manda.

Es bajeza y clave que para convertir mediocres en presidentes se haya optado por quebrar la economía de los hondureños –que son los electores— he ahí en la más despreciable ignorancia y miseria material. Sin votos hambrientos y sencillos muchos “personajes” nunca habrían ganado ni una regiduría rural.

Para burlarse e imponerse a un pueblo como el hondureño no se necesita genialidad, se requiere maldad. Carecer de reflexión ética a la hora de ver a la cara a los que van muriendo por falta de salud, abrazar a jóvenes pobres mientras se cierran centros de estudios, pero se abren cárceles y batallones.
 
¡Drenar una y otra vez los bolsillos y los pulmones de una sociedad exhausta de todo para llenar las alforjas del capital, y luego andar hablando de vida mejor para todos. ¡Y el colmo de los colmos, de reelección presidencial! Se ha dicho por siglos que los filósofos son los idóneos gobernantes, pero al menos los hondureños debemos aspirar a gente profundamente reflexiva y amiga de la verdad. Con eso basta para que no cualquiera sea Presidente. 
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/avance/liberarte/1856-portada-y-editorial-el-libertador-version-impresa-nov-2016-cualquiera-es-presidente

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