Sábado, 15 de Octubre de 2016
Las
últimas denuncias en contra del poder judicial y en especial del
presidente de la Corte Suprema de Justicia confirma, una vez más, el
secuestro de la institucionalidad del Estado por un puñado de sujetos
que hacen acciones y toman decisiones que favorecen los intereses de ese
minúsculo grupo que se ha convertido en amos y señores de esta patria y
de esta nación.
Y un claro ejemplo es el último caso que se
conoce. La inspectora general adjunta del Poder Judicial, Marlene Suyapa
Pérez, mediante denuncia ante los medios de comunicación aseguró que
fue despedida por realizar investigaciones en contra del ex
vicepresidente del Consejo de la Judicatura, Teodoro Bonilla, por
presuntos actos de corrupción. Eso demuestra que quienes tienes
secuestrado al país no están dispuestos a soportar que se les cuestione
su accionar.
Otro ejemplo de cómo concentrar el poder de la
justicia en Honduras fue la decisión que la sala constitucional tomó
hace varios meses de darle “el tiro de gracia” al cuestionado Consejo de
la Judicatura.
Esta decisión se tomó no como respuesta a las críticas
ciudadanas por el accionar corrupto de sus concejales, esa fue la excusa
y el escenario perfecto para mandar al carajo ese consejo y darle más
poder al presidente de la Corte que ahora es quién dispone, decide qué
jueces se van, qué jueces se quedan y qué jueces pueden llegar. Esto es
lo que podemos denominar como secuestro de la justicia.
Los que fueron miembros del Consejo de la Judicatura
siguen libres, trabajando incluso dentro del poder judicial, y operan
como si nada pasara, como si no tuvieran deudas con la justicia por todo
lo que hicieron al frente del desaparecido Consejo de la Judicatura.
Y allí está otro caso, el caso López Lone y otros,
que se refiere al despido de tres jueces y una magistrada por calificar
los hechos de junio de 2009 como golpe de estado. Fueron destituidos,
pero hace un año la Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó su
reintegro y la indemnización por los daños causados. Pero más allá de
esas indemnizaciones, lo más importante es el mensaje que la propia
Corte Interamericana manda: que la justicia se puede lograr en un país
solo si hay independencia judicial. Que los políticos no pueden manchar
la justicia ni muchos menos torcer su brazo.
Pero “por los vientos que soplan”, que son aires de
politiquería, propaganda y demagogia, la situación ira de mal en peor.
Los abusos continuarán y el circo de la política con sus políticos
vestidos de cualquier color y de cualquier ideología, mantendrá
entretenida a la ciudadanía que si no despierta se quedará sin país, sin
patria y sin nación.
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Secuestro de la justicia - 15 Octub
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domingo, 16 de octubre de 2016
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