Por: Redacción CRITERIO redaccion@criterio.hn
2 septiembre, 2016 | Tegucigalpa.-Los
estragos que siguen causando la sequía y la inseguridad alimentaria en
el corredor seco de Honduras van más allá de la pérdida de cultivos y
animales. El impacto más fuerte lo reciben de forma directa los niños,
ancianos y mujeres, quienes subsisten entre la desnutrición y las
enfermedades.
Durante
décadas, el cambio climático ha hecho de la zona sur y occidente de
Honduras, un nicho en el que confluyen la sequía y la pérdida de
cultivos, y devenida de esa situación, la inseguridad alimentaria que
padecen unos cien mil pobladores de 19 municipios de estas dos zonas del
país.
Los pobladores de 8 municipios de Valle, Choluteca, La Paz e Intibucá, quienes realizaron un diagnóstico de la situación que viven, concluyen que las familias realizan enormes esfuerzos y sacrificios para proveer a sus miembros de alimentos. Lamentablemente, afirman, son los niños, los ancianos y las mujeres quienes reciben el impacto mayor.
El
diagnóstico, que arroja situaciones importantes a las que el gobierno
debe prestar atención, se realizó en el marco del proyecto “Promoción y
defensa del territorio e incidencia para el derecho a la alimentación en
Honduras”, que ejecuta conjuntamente la Agencia Católica Irlandesa para
el Desarrollo –TROCAIRE-, y el Centro de Estudio para la Democracia
–CESPAD- en la zona.
Niños presentan grados de desnutrición importantes
Con
contundencia y tristeza, las madres de familia de los 8 municipios que
participaron en los grupos focales expresaron la preocupación que viven a
diario por la falta de agua, la que se traduce en escasez de alimentos
que priva a sus hijos de un crecimiento adecuado en el plano físico e
intelectual.
Pese
a sus bajos niveles educativos, las madres del corredor seco no
desconocen la cadena de afecciones que comienza con la falta de agua en
la región. Saben que esta situación impacta en la producción de
alimentos (verduras, frutas y sus nutrientes), en su preparación y en el
cuidado personal (aseo) de sus hijos. Más en detalle, en su
crecimiento y aprendizaje. Estimaron que el 60% de los niños de la zona
presenta desnutrición, una situación que les preocupa por el futuro de
sus vástagos.
Una
de las madres entrevistadas ejemplificó el problema de la siguiente
manera: “Los niños son los más vulnerables. No tienen el cuerpo bien
desarrollado; cualquier enfermedad en el estómago los daña bastante”.
Enfermedades respiratorias, el calvario de los ancianos del corredor seco
Aunque
los pobladores del corredor seco enunciaron una serie de enfermedades
que se producen por las altas temperaturas de la zona, mencionaron las
enfermedades respiratorias y la desnutrición como las principales
afecciones que padecen los ancianos.
Según
los grupos focales, en los municipios de Opatoro (Intibucá), Langue,
Namasigue y Orocuina (Valle) existe un alto porcentaje de personas de la
tercera edad que ante la falta de una nutrición balanceada se vuelven
vulnerables a problemas como la desnutrición y las enfermedades
respiratorias.
Para
el Alcalde de Namasigue, Douglas D´Vicente, la situación con los
adultos mayores es cada vez más preocupante. “En el centro de salud,
para las épocas de calor, tenemos a la mano muchos tanques de oxígenos
ya que por las altas temperaturas las enfermedades respiratorias se han
incrementado en los últimos años y el sector más afectado son las
personas de la tercera edad. Los tanques están listos para estas
temporadas”.
Mujeres del corredor seco: obligadas a comprar o acarrear agua desde zonas lejanas para sus familias
Por
ser las administradoras del hogar, las mujeres son las que se enfrentan
a diario al problema de escasez de agua. Eso las obliga, en muchos
casos, a recorrer largas distancias para acarrear el líquido, llevarlo
para las tareas domésticas y para uso personal de los miembros de sus
familias.
“El
efecto más grande, aparte de la sequía y la disminución en la
producción de alimentos, es que tenemos que comprar agua por más de 300
pesos (unos 13 dólares) el barril”, sostiene Victoria Rodríguez,
lideresa de la aldea San Pedro, San Francisco de Opalaca, Intibucá.
Sin
embargo, debido a que año tras año pierden las cosechas por las altas
temperaturas y la falta de agua, para estas comunidades comprar agua
implica un sacrificio más.
Para
estas comunidades, las situaciones descritas anteriormente ameritan ser
analizadas y tomadas en cuenta por el gobierno, en una política pública
integral y no paliativa como las que hasta el momento, afirman, se han
ejecutado en la zona, sin resultados satisfactorios.
http://criterio.hn/mujeres-ninos-ancianos-los-mas-afectados-corredor-seco-hondur/
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