sábado, 3 de septiembre de 2016

Mujeres, niños y ancianos, los más afectados en corredor seco de Honduras

Por: Redacción CRITERIO  redaccion@criterio.hn
Tegucigalpa.-Los estragos que siguen causando la sequía y la inseguridad alimentaria en el corredor seco de Honduras van más allá de la pérdida de cultivos y animales. El impacto más fuerte lo reciben de forma directa los niños, ancianos y mujeres, quienes subsisten entre la desnutrición y las enfermedades.
Durante décadas, el cambio climático ha hecho de la zona sur y occidente de Honduras, un nicho en el que confluyen la sequía y la pérdida de cultivos, y devenida de esa situación, la inseguridad alimentaria que padecen unos cien mil pobladores de 19 municipios de estas dos zonas del país.

Los pobladores de 8 municipios de Valle, Choluteca, La Paz e Intibucá, quienes realizaron un diagnóstico de la situación que viven, concluyen que las familias realizan enormes esfuerzos y sacrificios para proveer a sus miembros de alimentos. Lamentablemente, afirman, son los niños, los ancianos y las mujeres quienes reciben el impacto mayor.
El diagnóstico, que arroja situaciones importantes a las que el gobierno debe prestar atención, se realizó en el marco del proyecto “Promoción y defensa del territorio e incidencia para el derecho a la alimentación en Honduras”, que ejecuta conjuntamente la Agencia Católica Irlandesa para el Desarrollo –TROCAIRE-, y el Centro de Estudio para la Democracia –CESPAD- en la zona.

Niños presentan grados de desnutrición importantes
Con contundencia y tristeza, las madres de familia de los 8 municipios que participaron en los grupos focales expresaron la preocupación que viven a diario por la falta de agua, la que se traduce en escasez de alimentos que priva a sus hijos de un crecimiento adecuado en el plano físico e intelectual.

Pese a sus bajos niveles educativos, las madres del corredor seco no desconocen la cadena de afecciones que comienza con la falta de agua en la región. Saben que esta situación impacta en la producción de alimentos (verduras, frutas y sus nutrientes), en su preparación y en el cuidado personal (aseo) de sus hijos. Más en detalle, en su  crecimiento y aprendizaje. Estimaron que el 60% de los niños de la zona presenta desnutrición, una situación que les preocupa por el futuro de sus vástagos. 
Una de las madres entrevistadas ejemplificó el problema de la siguiente manera: “Los niños son los más vulnerables. No tienen el cuerpo bien desarrollado;  cualquier enfermedad en el estómago los daña bastante”.

Enfermedades respiratorias, el calvario de los ancianos del corredor seco
Aunque los pobladores del corredor seco enunciaron una serie de enfermedades que se producen por las altas temperaturas de la zona, mencionaron las enfermedades respiratorias y la desnutrición como las principales afecciones que padecen los ancianos.

Según los grupos focales, en los municipios de Opatoro (Intibucá), Langue, Namasigue y Orocuina (Valle) existe un alto porcentaje de personas de la tercera edad que ante la falta de una nutrición balanceada se vuelven vulnerables a problemas como la desnutrición y las enfermedades respiratorias.

Para el Alcalde de Namasigue, Douglas D´Vicente, la situación con los adultos mayores es cada vez más preocupante. “En el centro de salud, para las épocas de calor, tenemos a la mano muchos tanques de oxígenos ya que por las altas temperaturas las enfermedades respiratorias se han incrementado en los últimos años y el sector más afectado son las personas de la tercera edad. Los tanques están listos para estas temporadas”.
 
Mujeres del corredor seco: obligadas a comprar o acarrear agua desde zonas lejanas para sus familias
Por ser las administradoras del hogar, las mujeres son las que se enfrentan a diario al problema de escasez de agua. Eso las obliga, en muchos casos, a recorrer largas distancias para acarrear el líquido, llevarlo para las tareas domésticas y para uso personal de los miembros de sus familias. 

“El efecto más grande, aparte de la sequía y la disminución en la producción de alimentos, es que tenemos que comprar agua por más de 300 pesos (unos 13 dólares) el barril”, sostiene Victoria Rodríguez, lideresa de la aldea San Pedro, San Francisco de Opalaca, Intibucá.

Sin embargo, debido a que año tras año pierden las cosechas por las altas temperaturas y la falta de agua, para estas comunidades comprar agua implica un sacrificio más.

Para estas comunidades, las situaciones descritas anteriormente ameritan ser analizadas y tomadas en cuenta por el gobierno, en una política pública integral y no paliativa como las que hasta el momento, afirman, se han ejecutado en la zona, sin resultados satisfactorios. 

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