Criterio.hn/
Por: Patricia Murillo Gutiérrez
A
pesar de los titánicos esfuerzos de quienes atraparon al Estado y
gobiernan para ellos y sus cerrados círculos de poder, por hacernos
creer a los hondureños, a los extranjeros afincados aquí y a la
comunidad internacional, que aquí navegamos en ríos de leche y miel, la
realidad emerge y lo insólito da martillazos en la cabeza de quienes
como el avestruz pretenden maquillar o ignorar la cruel vida que hay en
Honduras.
Y
cada vez que se cumple el ciclo de 24 horas, de siete días, de un mes y
por qué no decir, de los años que tiene ya la dictadura azul, promotora
también junto a la capa más retrógrada del Partido Liberal la
auspiciadora del Golpe de Estado, hito nefasto que hizo desbordar las
peores pasiones de la Oligarquía y sus servidores, la sociedad hondureña
se cuestiona, allá en la intimidad ¿Cómo fue que permitimos
convertirnos en una de las sociedades más conflictivas y violentas del
Planeta?
Además
de ello, no hay un instante por mucho que lo quiera adornar la
multimillonaria propaganda oficial y la de los encantadores de
serpientes, llámense dueños de Medios o Periodistas, llámese
guardaespaldas intelectuales del régimen y de los que disfrutan de la
bonanza que da estar cerca del poder, que cada hondureño y hondureña
compruebe el problema personal y colectivo que significa enfrentarse
encarnizadamente a los jinetes del Apocalipsis que cabalgan
desenfrenados: el desempleo, la mala salud, la inequidad, pobre
educación, la represión y la muerte violenta.
Solo
basta abrir la ventana de la casa, intentar salir a la calle, merodear
cerca de los lugares públicos y no digamos otear el ambiente o dar una
pasada por algún medio de comunicación aun de los más adictos a defender
al régimen, para establecer la desigual batalla diaria que significa
vivir en Honduras.
¿Causas?
Mmm, habrá desde las culturales, las psíquicas colectivas, las socio
estructurales etc. Aquí la agresividad la fueron inculcando de a
poquito especialmente los que han desgobernados el país las elites y
sus peones los políticos malinches y malos militares, a quienes no les
importo que generaciones de ciudadanos fueran degradadas, con tal de
acumular ellos insaciable riqueza y beneficios inimaginables.
Al
extremo que hoy, algunos que está en el top en el Olimpo casi se creen y
sienten semidioses y manejan con solapado desprecio las cifras, las
estadísticas de terror y vergüenza que día a día se acumulan en
Honduras.
La
gestión de la mentira. La gestión de las falacias, la fabricación de
amnesia popular para de lograr sus objetivos personales y políticos
sigue favoreciendo la conflictividad y pareciera alimentar
aceleradamente el germen de potenciales enfrentamientos que dejaran aún
más caos a la nación.
Y
se ufanan hasta de empezar a acondicionar a los niños a esta cultura
militarizada y amante de las armas y del abuso de poder que ha
entronizado JOH y su camarilla. Llámese Guardianes de la Patria o
militarización de los desfiles públicos, de las escuelas y colegios
oficiales etc.
Cuanta
frustración y dolor han provocado las elites negras de los Partidos
Liberal y Nacional y de las bisagras que mal le han pagado al pobre
pueblo hondureño que los vio engendrarse y crecer hasta podrirse en el
afán del dinero y de la arrogancia que les da recibir las migajas de los
grupos poderosos.
Tantos
agravios y miramos que aspirantes al poder en el Partido Liberal que
maquillaron, aceitaron y promovieron la dictadura micheletista, hoy
niegan sin arrugar la cara que nunca fueron golpistas. ¡Verdad doña
Gabriela Núñez?
Este
sistema de antivalores y desmemoria de los promotores de la desgracia
hondureña, alimenta el desprecio que el 80 por ciento de los habitantes
les tiene, aun de los que reciben las sobras en las llamadas bolsas
solidarias.
No
crean señores gestores de la mentira oficial, que pueden borrar el
memorial de desgracias, de crímenes como el de la patriota Berta
Cáceres, de atropellos a los Derechos Humanos y de maldad que sufre el
pueblo no se borra con la publicidad, los programas de la Vida mejor,
el clientelismo político desalmado como el Código Verde, donde han
desparramado en los hospitales, gente que no hace casi nada , en tanto
no pueden pagar las exiguas becas salarios de los pasantes de Medicina
de la UNAH, o el terror abierto y subliminal que imponen a la gente.
A
raíz de tanta injusticia, percibimos que el pueblo allá en su fuero
interno, aun con la malvada amenaza de la dictadura continuista
cachureca, está aprendiendo la lección: que si es posible vencer la
gestión del mal y la mentira. Y LO HARÁ.
http://criterio.hn/la-gestion-la-mentira-no-prevalecera/
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