viernes, 20 de mayo de 2016

Leonardo Boff: “Si los pobres supiesen lo que se está armando contra ellos, las calles de Brasil serían insuficientes” // Rezó por Dilma y gestos de preocupación en el Papa Francisco // Adolfo Pérez Esquivel: Democracias golpe a golpe




“Si los pobres supiesen lo que se está armando contra ellos, las calles de Brasil serían insuficientes para contener el número de manifestantes que protestarían en contra”, asegura Leonardo Boff, teólogo de la liberación y filósofo brasileño, a propósito del golpe de 
Estado a la presidenta Dilma Rousseff.
Sin dudas, una dramática observación que se sale de las fronteras geográficas del enorme Brasil y llega a todas las costas americanas, incluidas las de Estados Unidos, porque implica e importa a la generalidad de las naciones.

¿Qué se está armando contra los pobres? Hay que preguntarles a los armadores, por ejemplo, a los “altos funcionarios de inteligencia” de Estados Unidos que revelaron a The Washington Post y Los Ángeles Times hace unos días que “Venezuela está al borde del colapso posiblemente violento”.

¿Dónde está lo peligroso de esa revelación? Esos mismos oficiales confesaron a ambos medios que “Washington tiene poca influencia o poder para incidir en el asunto”, que está “alarmado” por la evolución de la crisis y que el enfoque ya no es el fin del gobierno chavista sino una detonación de violencia política. “La meta es ahora mitigar la crisis que se está desarrollando”, dijeron.

Coincidentemente el opositor Henrique Capriles declara que el país es “una bomba” que puede estallar si el gobierno no permite que el revocatorio -la variante de impeachment que se está aplicando en Venezuela- se celebre este año, y recalca que los venezolanos tienen miedo a “un estallido social” por descontento con la actual administración.
E inmediatamente convoca a la violencia: “Tenemos que entender que aquí las cosas no se van a dar solas, que aquí depende de lo que haga cada uno de nosotros”, dijo al lado del presidente del Parlamento, Henry Ramos Allup, uno de los autores del caracazo que provocó más de tres mil muertos en el gobierno de Carlos Andrés Pérez.

Evidentemente, Capriles y Ramos Allup son dos instigadores y desarrolladores de la crisis de la que hablan los oficiales de la CIA y que tanto le “preocupa” a Washington.
Boff toma como ejemplo a su país y estima que la ascensión del Partido de los Trabajadores al Estado significa la verdadera revolución pacífica ocurrida por primera vez al elegir presidente a Lula, parte de los sin-poder: la gente de las periferias, del Brasil profundo, del nuevo sindicalismo, los intelectuales de izquierda y la Iglesia de la liberación con miles de comunidades de base.

Todos ellos, en un largo y doloroso proceso de organización y articulación, consiguieron transformar el poder social que habían acumulado en un poder político de partido desde donde realizaron analíticamente una auténtica revolución.
¿Por qué nos referimos a todo este proceso? se pregunta Boff. Porque está en marcha en Brasil una contrarrevolución con las viejas élites oligárquicas que nunca aceptaron a un obrero como presidente.
Hay una derecha conservadora y rencorosa, aliada de los bancos y del sistema financiero, de los inversores nacionales e internacionales, de la prensa empresarial hostil, de los partidos conservadores, sectores del poder judicial corruptos, bajo la sombra de Washington cuya política exterior no acepta una potencia en el Atlántico Sur vinculada a los Brics.

El impeachment a la presidenta Dilma es un capítulo de esa negación, al igual que el revocatorio en Venezuela, el juicio que se le quiere imponer a Cristina Fernández para borrar de la memoria histórica argentina los beneficios del kirchnerismo, o el lodo con el que se trata de sepultar a Evo Morales para ocultar los grandes logros de su gobierno.
La joya de la Corona sigue siendo Venezuela donde hay una revolución bolivariana ideológicamente definida a la cual hay que derrocar después de lo sucedido en Argentina y Brasil, para poder cambiar el panorama geopolítico, incluida la resurrección de la OEA con un testaferro como Luis Almagro que legitime una acción militar contra Venezuela como ya ha estado insinuando y como ha pedido públicamente desde Miami el expresidente Álvaro Uribe.

Por ese camino América Latina y el Caribe serán pasto de un neoliberalismo aterrador como ya se aprecia en Argentina; los tratados de libre comercio y pactos como la alianza transpacífica se apoderarán de sus economías y toda su estructura integracionista labrada con tanto esfuerzo, será demolida bajo el reinado del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
La deuda externa que ya reapareció en Argentina con Mauricio Macri, devorará los presupuestos de alimentación, salud y educación, las riquezas nacionales cebarán las arcas de los ricos con las privatizaciones, y el hambre y las enfermedades matarán a los pobres como a los venezolanos de los cerros antes de Chávez, los bolivianos antes de Evo, los brasileños antes de Lula y Dilma y los argentinos antes de Kirchner y Cristina cuando el neoliberalismo salvaje de Carlos Saúl Menem los obligó a comer pasto.

Algo así, o peor aún, es lo que se está armando para los pobres en América Latina y el Caribe, y es lo que tan dramáticamente nos está diciendo Boff.  

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DANIEL SEIDEL, UN ENTENDIDO EN EL VATICANO, ASEGURA QUE FRANCISCO RECHAZA EL PROCESO DESTITUYENTE

Rezó por Dilma y gestos de preocupación

“Con su conocida generosidad el Papa no es indiferente a la situación de mi país”, afirma el profesor Seidel. El miembro de la Comisión Brasileña de Justicia y Paz agrega que Francisco “recibió a la actriz Leticia Sabatella, una luchadora contra el golpe”.


El Papa rezó por la democracia al día siguiente del inicio del impeachment contra Dilma Rousseff.

Imagen: EFE
Por Darío Pignotti

Página/12 En Brasil
Desde Brasilia El Papa reza por Dilma, no por Temer. Valiéndose de gestos elocuentes Francisco manifestó al menos dos veces su rechazo al putch parlamentario que quitó de su cargo a la presidenta Rousseff. “Primero cuando recibió a la actriz Leticia Sabatella, ella es una luchadora contra el golpe, y después a través de su rezo por la democracia” explica el profesor Daniel Seidel, miembro de la Comisión Brasileña de Justicia y Paz, vinculada a la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil. Seidel es un entendido en la gramática del Vaticano.
 
“Con su conocida generosidad el papa Francisco no fue indiferente a la situación de nuestro país, él seguramente estaba bien informado de quien es la actriz Sabatella, ella es muy conocida e incluso muy respetada por su trabajo en la TV Globo, y a pesar de trabajar en esa empresa que es una de las promotoras del golpe ella fue al Planalto para apoyar al gobierno democrático. Esa conversación del Papa con Sabatella fue una señal de su actitud ante la quiebra institucional”.
–¿Cómo traducir en lenguaje político esa reunión? –Por su puesto no me asumo como quien habla en nombre del Papa, en mi parecer él demostró estar atento, preocupado frente a todo este proceso de deterioro democrático.
–¿Atento, preocupado o solidario con Dilma? –Puede decirse que él está bastante procupado con el golpe, él sabe lo que significa un golpe. Estas reuniones privadas no son improvisadas, Su Santidad recibió a Leticia Sabatella que iba acompañada por la doctora Kenarik Boujikian, de la agrupación Jueces por la Democracia, y le entregaron una carta del abogado Marcelo Lavenere, en la que se señala claramente que el impeachment es un “golpe de Estado”. Y como usted sabe, y los diplomáticos del Vaticano también, el doctor Lavenere fue quien defendió la inocencia de la presidenta Dilma en la Comisión de Impeachment en el Senado. No puede ser otra cosa que solidaridad con la democracia y preocupación frente al golpe el hecho de que al día siguiente el Papa haya rezado por la armonia y por la paz.
–¿La Conferencia de Obispos brasileña lo ve con igual preocupación? –Yo no hablo en nombre de la Conferencia de Obispos, pero nuestra institución está ligada a ella. Dicho eso, considero que hay preocupación entre los obispos por las consecuencias de esto en la calidad de nuestra democracia, y creo que esto se va a acentuar si el actual gobierno (de Temer) toma medidas contra las tierras indígenas, algo que es muy sentido por los obispos.
–No rezó por Temer. –Seguramente no, si entendemos que él arribó al gobierno de una manera que no se condice con las prácticas políticas democráticas, abiertas, legítimas. El Papa es un hombre misericordioso que en sus oraciones tiene en cuenta a los más pobres, a los excluidos, él ha recibido a los representantes de los movimientos sociales brasileños.
Desde mi percepción creo que él en su espiritualidad siente un dolor ante el golpe y el sufrimiento que esto causa.
–¿Y en la perspectiva diplomática? –Hasta este lunes no tuvimos noticias de que el Vaticano haya divulgado alguna nota sobre el gobierno del presidente interino Temer, esto es una forma de indicar que su reconocimiento es relativo, o si llega más adelante, será un reconocimiento que demoró en llegar.
El Papa seguramente está muy informado de que la OEA, Unasur, la Corte Interamericana dijeron que esta situación que estamos viviendo no es democrática, la compararon a los golpes que hubo en Paraguay en el 2012 contra el presidente Fernando Lugo, y el de Honduras (2009) contra el presidente Manuel Zelaya.
–Un alto funcionario ruso refirió a la injerencia norteamericana. –No se puede afirmar algo concreto sobre qué sucedió en los corrillos porque sería liviano hablar sin información. Ahora bien, si uno ve todo el recorrido de este proceso de desestabilización tiene derecho a imaginar que hubo alguna injerencia de Estados Unidos porque sus intereses no estaban siendo garantizados desde el petróleo, con la legislación de los yacimientos de “pre-sal” (aguas ultraprofundas) en adelante.
Estados Unidos no recibía con simpatía la proyección internacional de Brasil con su prioridad por la integración latinoamericana y algo que es importante tener en cuenta, su integración al grupo BRICS.
Esta insatisfacción de Estados Unidos tal vez sea lo que nos explica por qué el nuevo canciller José Serra está actuando de manera tan directa contra algunos gobiernos latinoamericanos.
–¿Se refiere a las declaraciones del canciller? –Sí, y a la predisposición que se está demostrando de volver a aplicar una política exterior simpática hacia a Estados Unidos, y esto no es bien visto por gente del Palacio Itamaraty, porque la política externa es una política de estado que no se puede alterar de esa manera. Y el senador Serra, que no es un diplomático de carrera, no parece preocuparse con esto por la forma que ha actuado en tan pocos días en el cargo.

Cannes

La actriz Sonia Braga junto al director y el elenco de la película Aquarium denunciaron el “golpe” ayer en el festival de Cannes, generando una fotografía que atravesó el muro de desinformación establecido en Brasil cuyos medios fingen que el país vive en la normalidad democrática. “Gracias por el apoyo al extraordinario del elenco de Aquarius, un beso en nombre de la democracia, gracias Gracias Sonia Braga, Kleber Mendoca Filho y Maeve Jinkings, el talento de Brasil en Cannes”, saludó la presidenta apartada del cargo Dilma Rousseff.
–Según parece, Temer no logró convencer a los artistas –Los artistas, el mundo de la cultura, la intelectualidad percibió que esto es un golpe. Es importante que el mundo esté sabiendo de lo que realmente ocurre aunque lamentablemente sea difícil hacerlo saber en Brasil donde los medios, en primer lugar la cadena Globo están blindando al gobierno de Temer, dando prácticamente sólo noticias positivas y condenando al ostracismo a la presidenta Dilma porque sus declaraciones prácticamente no aparecen. Hay una política de ocultamiento muy malintencionada, ahora se informa poco de las maniobras del nuevo gobierno donde la mitad de su gabinete está sospechado de alguna irregularidad, luego de que sacaron al Dilma del gobierno sin que haya ninguna acusación de corrupción en contra de ella. Y ahora vemos que Eduardo Cunha, alguien que fue fundamental para el golpe institucional, sigue influyendo a pesar de que el Supremo lo investiga por casos de corrupción muy serios.
–¿Sigue en pie la sociedad Temer-Cunha? –Posiblemente sí, en el gabinete del gobierno interino hay dos funcionarios importantes, dos abogados, directamente vinculados a Cunha, uno es el ministro de Justicia Alexandre de Moraes. Ese acuerdo de Temer y Cunha no se desarma fácilmente, Cunha ya hizo saber que no permitirá que se lo saquen de encima ahora que está procesado. Es una sociedad con muchos elementos oscuros, es una realpolitik de gente muy peligrosa, esto también tiene que ver con la forma como se votó en el Congreso para el impeachment, allí se supone que hubo dinero.
–¿Hubo diputados sobornados para que voten el impeachment? –La votación en diputados fue fundamental para acabar con Dilma y permitir que su lugar lo ocupe Temer. Y hubo muchos intereses jugando detrás de esa votación que sigue dejando dudas sobre cómo se negociaron los votos, nadie sabe bien que pasó.Hay rumores que escuché pero no puedo comprobar porque no tento documentos ni nadie que salga a confirmarlo, que dicen que llegó dinero a Brasilia, antes de que se votara el impeachment en aquella sesión orquestada por Cunha el domingo 17 de abril. “Yo no sé si esto es verdad, pero le recuerdo que en 1996 ya corrió bastante plata para convencer a diputados de que voten por la enmienda que permitió la reelección del presidente Cardoso, y esto luego se comprobó. Ahora todo se esconde, pero creo que tarde o temprano se va a correr la cortina que está tapando todo esto”, pronosticó Seidel en diálogo con este diario.
                                            
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Democracias golpe a golpe 

Foto: Opal press

Página/12
Martes, 17 de mayo de 2016
Por Adolfo Pérez Esquivel
El gobierno democrático de Brasil cayó bajo la intriga palaciega de diputados y senadores, la complicidad de sectores jurídicos y empresariales. El Parlamento criminalizó un acto de gobierno público y legal que habían utilizado otros gobiernos y, sin que hubiese un delito comprobado -como exige la Constitución-, destituyó a Dilma Rousseff.
Se aplicó la metodología de “Golpe de Estado Blando”, ya experimentado en Honduras y Paraguay, abriendo una seria advertencia a actuales y futuros gobiernos del continente que intenten ampliar márgenes de soberanía y aumentar la distribución de ingresos hacia los pueblos.
 
En mi reciente viaje a Brasil pude hacer lo que varios organismos internacionales no pudieron: me reuní con la presidenta, los senadores oficialistas y opositores, con el presidente del Supremo Tribunal Federal, el Secretario General de la Conferencia Nacional de Obispos y los movimientos sociales. Los detalles los publiqué en Folha de S. Paulo. Esto me permitió una mirada lo suficientemente amplia de lo que ocurre allí como para saber que hay sectores que no tienen intenciones de resolver la actual crisis política y económica, sino navegarla para dirigirlo todo, sin más permiso que el que ellos mismos se otorgaron.
 
Luego del desplazamiento de la presidenta, el Secretario General de UNASUR dijo que “pone en riesgo la estabilidad democrática de la región”; el de la OEA consideró que genera “inseguridad jurídica” y elevó una consulta a la Corte Interamericana de Derechos Humanos; El Salvador desconoció al gobierno interino y llamó a su embajadora; los países de la alianza ALBA integrada por Venezuela, Cuba, Nicaragua, Ecuador y Bolivia dijeron que se trató de un “golpe”; y Chile y Uruguay mostraron su “precupación”.
 
El primer gobierno en reconocer el golpe y pedir que se “respete el proceso institucional” fue el de Mauricio Macri, en sintonía con el pedido de la administración de Barack Obama de “confiar en las instituciones brasileras”.
 
Domesticar a gobiernos y recolonizar América Latina es el objetivo. Lo que la derecha no logra conseguir por las urnas, buscará alcanzarlo mediante la destitución ilegal de presidentes, la privatización de empresas del Estado, y la entrega de recursos naturales.
 
No soy de creer en las casualidades. Según documentos revelados por Wikileaks, el actual depositario de la presidencia, Michel Temer, fue colaborador de la inteligencia norteamericana entregando documentos sensibles a su embajada. Y la actual Embajadora de Estados Unidos en Brasil es la misma que estaba en Paraguay cuando se realizó el golpe destituyente a Lugo.
 
Por su parte Temer ya anunció sus próximas medidas económicas no votadas por el pueblo de Brasil: aumentar impuestos, “privatizar todo lo que se pueda” (sic), y reducir el gasto público y social. Para eso conformó un gabinete que confirma sus prioridades: no hay ninguna mujer, ningún indio, ni mulato. Todos hombres blancos y millonarios. Incluyendo al mayor vendedor de soja del mundo como responsable del Ministerio de Agricultura, y muchos involucrados en graves casos de corrupción que se supone vinieron a combatir.
 
Ninguna Democracia ni gobierno electo es perfecto. Pero no podemos permitir que grupos conspiradores violen la Constitución en nombre de su defensa. Toda Democracia es perfectible si cuenta con participación social. Hoy está en cuestionamiento la democracia delegativa, donde el pueblo vota, queda por cuatro años en estado de indefensión, y los gobernantes hacen lo que quieren y no lo que deben. El desafío actual es pasar a la democracia participativa, donde la sociedad decida sobre los grandes problemas que afectan al país, en vez de los grandes núcleos de poder económico internos y externos. 
A los pueblos de Nuestra América nos queda la resistencia social, cultural y política para defender los derechos de todos, incluidas nuestras democracias.

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