miércoles, 10 de febrero de 2016

Honduras: Ríos Polochic y Aguán, sin barrera de idiomas por la lucha de la tierra

Guatemala.

Defensores por el derecho a la tierra de Guatemala y Honduras han compartido la historia de su lucha, aunque se necesita traducción porque se habla castellano y q´ueqchì, si queda claro que registran robo, engaño, mentiras y falsas promesas desde sus gobiernos, lo que acrecienta el problema afectando a miles de familias que han decidido recuperar las tierras que les han pertenecido, sin embargo terratenientes avalados por el poder estatal les ha arrebatado.
Aunque poco se entienden entre sí, los defensores de Bajo Aguán en la costa norte hondureña, y los defensores del valle de Polochic, Alta Verapaz en Guatemala, coinciden en que tienen la misma problemática, pero también el mismo ímpetu por recuperar lo que les pertenece.

Por un lado están los habitantes de la comunidad de Papalhá (en q´ueqchì  significa “entre el río”), que viven rodeados por el río Polochic, en Alta Verapaz, Guatemala; y en el hermano país de Honduras están los habitantes del departamento de Colón, ubicados en la región que baña el río Aguán. Ambas corrientes de agua, ubican geográficamente la lucha de los y las campesinas, así mismo son testigos mudos de diversas violaciones a los derechos humanos que han intentado lavar en sus caudales.

En Polochic, los y las campesinas han luchado y les toca enfrentarse ante el despojo, desde décadas debieron arrendar sus mismas tierras por 35 años al gobierno guatemalteco, hasta que decidieron recuperar dichos terrenos a inicios de este siglo, según explican líderes indígenas q´ueqchì, quienes vivían en Santa Catalina la Tinta, y después del proceso de recuperación habitan en la comunidad de Papalhá, a la orilla del río.

Una de las organizaciones que los ha acompañado en la lucha por la defensa de la tierra, es el Comité de Unidad Campesina, CUC, en Guatemala.

Esta es la región q´ueqchì que se le conoce como “mamá Maquin”, en honor a Adelina Maquin, lideresa campesina asesinada en una manifestación en 1978, cuando iban a Panzós, fue una masacre mataron a más de 100 personas.  Hay otras regiones en Huehuetenango, sur, centro. Cada una con un nombre que identifica algún líder caído. La lucha es para visibilizar los problemas por la tenencia de la tierra, y que las propuestas se encaminen a políticas de estado, donde luchamos por la igualdad de género también.

Gloria Amparo Jal, quien estuvo contando parte de la lucha del pueblo de Polochic, y a la vez traduciendo del castellano al q´ueqchì, parte de lo que se comentó en el encuentro binacional de campesinos por el derecho a la tierra, lamenta que en Honduras haya asesinatos por la defensa de la tierra.

Admiramos la labor de los compañeros del Bajo Aguán, más cuando se enfrentan cada dia a las autoridades que los persiguen, golpean y desalojan, y les animamos a que sigan adelante hasta que logren ver los fruitos de su lucha, su tierra.

En Guatemala, la lucha va más allá de desalojos violentos, hay registradas masacres y casos de compañeras víctimas de esclavitud sexual,  no sólo es que tenían que servirle la comida a los militares, sino que eran abusadas sexualmente, pero han despertado y conociendo sus derechos han denunciado.

Hubo una manifestación en marzo del 2012, en el marco del año después de un año de desalojos violentos en Polochic, saliendo desde Cobán hasta ciudad Guatemala, caminado por nueve días, a medio camino llegó el entonces presidente Otto Pérez Molina, quien se comprometió a devolver las tierras a las familias, que ya sumaban unas 800 afectadas. Más de 500 familias continúan esperando el cumplimiento de reubicación.

Una nueva problemática es que están entrando las palmeras, aseguran los habitantes del Polochic,  y con ello pueden venir más desalojos. El gobierno dice que no hay dinero ni posibilidades para reubicar a las familias, pero los campesinos han presentado al nuevo presidente Jimmy Morales, una propuesta de un plan de desarrollo rural, no solo para que ubique a esas 500 familias, sino para sobrevivir combatiendo el monocultivo, se espera sea tomada en cuenta, comentan asistentes al encuentro binacional de defensores de la tierra, organizado por el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras, COFADEH, y el CUC.

El CUC considera necesaria la visibilización y valoración del aporte de las mujeres- respeto y adjudicación de tierras, que los títulos de tierra no sean únicamente a nombre del hombre, sino que ellas también sean sujeto de derecho. En fin es el derecho a la madre tierra. Los títulos salen a nombre de los dos, pero ha sido una lucha fuerte debido al machismo, explica doña Gloria.

Mientras que en Bajo Aguán, Honduras, la lucha nace desde que las transnacionales bananeras se instalan en el territorio nacional, y en 1954 se hace una huelga de trabajadores, siendo el gobierno de Ramón Villeda Morales, y se logran tres leyes: Reforma Agraria Integral, Código de los Trabajadores y Ley del IHSS, explica Vitalino Álvarez, miembro de la Plataforma Agraria del Bajo Aguán.

Para el gobierno de los Estados Unidos de América, esa decisión no era agradable, no se podían crear leyes que beneficiaran a los campesinos, sobretodo porque el 52% del territorio hondureño le correspondía al Estado, y le dan golpe de estado a Villeda, llamándolo comunista por querer ayudar a la población.

“Nuestros padres fueron obligados a ir a ese lugar –bajo Aguán- y al monocultivo de la palma africana, no los dejaron que sembraran sus granos, de lo contrario no los bonificaría la reforma agraria”.

Los campesinos se organizan en cooperativas y cuando optan a préstamos no pueden pagar por los altos costos de las cuotas y es una forma de desbaratar la lucha campesina. Fueron obligados a vender los activos a 20 años plazos, después de ser dueños pasan a ser empleados mal pagados, explicó Álvarez. Tres terratenientes pasan a tener la tierra de 85 cooperativas, y obtienen ganancias por un millón de lempiras al año cada uno. Para 1996, el Movimiento Amplio Reivindicador del Campesinado del Aguán, MARCA, demanda a estos  terratenientes y las ganan en el 2012, sin embargo ese fallo trajo consigo ejecuciones y más procesos judiciales. Y así van surgiendo otros movimientos campesinos que continúan vigentes en la recuperación de la tierra.

Para el 2009 en pleno golpe de Estado había tomas en varias comunidades, por lo que los miliares se movían para uno y otro lado, de igual forma nosotros seguíamos ahí, dijo Álvarez. La comunidad del Bajo Aguán, continúa enfrentando juicios, desalojos y reconstruyendo sus comunidades, haciendo escuelas, centros de salud, etc.

Se compartió además sobre la labor del Observatorio Permanente de Derechos Humanos del Aguán, OPDHA, que nace a raíz de la criminalización de los defensores del derecho a la tierra.

“Antes no teníamos donde ir a interponer una denuncia, sino hasta el COFADEH que nunca nos ha dejado de la mano, y es a esa institución que debemos parte de nuestra formación igual que a otras organizaciones” explica Rigoberto Durán.

Somos un grupo de 28 personas capacitadas para acompañar, documentar y hacer denuncias por casos de violaciones a DDHH, portamos un carnet de identificación, estamos presentes en cualquier lugar donde haya un desalojo violento o ataque a algún compañero. Las autoridades nos interpelan y acusan, dicen ellos que no somos legales (para defender los DDHH), pero nos hemos empoderado con las formaciones que recibimos.

Las autoridades nos han arrebatado el equipo de trabajo, como ser cámaras, radios, grabadoras y chalecos, por nuestra labor hemos sido víctimas de atentados contra la vida, aseguró Durán, al mostrar su mano derecha vendada por un ataque que recibió junto a su compañera y también miembro del OPDHA, Irma Lemus, quien continúa apoyada en un par de muletas.

A los defensores guatemaltecos les llama la atención escuchar sobre los ataques e imposición de los militares en el Bajo Aguán, por lo que Walter Cárcamo, beneficiario de Medidas Cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, expresó que “la militarización es imponente, nos mantienen vigilados”.

Debido al conflicto la CIDH solicitó Medidas cautelares para 123 líderes y lideresas del Bajo Aguán, pero eso no importa porque, incluso a mí, me metieron a la paila de una patrulla, me amarraron y torturaron solo por ser un luchador de la tierra,  nos siguen y tildan como si fuéramos guerrilleros, delincuentes o parte de un grupo organizado, denunció Cárcamo.

La militarización es permanente en la zona, aún más debido a que bajó el precio de la palma y no se puede juntar el dinero para la cuota que se paga por la adjudicación de la tierra. Esa es una forma de manifestación que llega la represión, y si estamos dando acompañamiento nos agreden, ellos –Fuerzas Armadas-no respetan género ni edad, hay compañeras embarazadas que han perdido su bebé, después de ser atacadas por bombas lacrimógenas, gas pimienta, golpes, etc, como defensoras de ddhh no podemos andar solas, sino en grupo, porque nos tienen identificadas, expuso Digna Perdomo, del OPDHA.

Defensores campesinos  esperan ver frutos de su lucha

Son once personas representantes de diferentes organizaciones campesinas del Bajo Aguán, en el departamento de Colón, quienes participan en este encuentro binacional, como parte del proyecto “Apoyo y protección a los defensores de derechos humanos, trabajando en conflicto por la tierra y recursos naturales en las zonas rurales de Honduras”, que ejecuta el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecido en Honduras, COFADEH, desde el 2013, con el apoyo de OXFAM-UE.

En la delegación andan miembros del Observatorio de Derechos Humanos del Bajo Aguán,  Plataforma Agraria, Movimiento de Rigores, Movimiento “Gregorio Chávez”, Movimiento Amplio Reivindicador Campesino del Aguán (MARCA), Movimiento Campesino del Aguán (MCA), Movimiento Campesino Recuperación del Aguán (MOCRA) y de radio La Voz Popular del Aguán de la Coordinadora de Organizaciones Populares del Aguán (COPA), con el acompañamiento del Comité de familiares de un representante del COFADEH.

Con su esfuerzo, campesinos del Bajo  Aguán, le han demostrado al Gobierno que son muchas las personas que defienden sus derechos; sin embargo, esperan que exista un marco jurídico como la Nueva Reforma Agraria con equidad de género, una nueva Constituyente para cambios estructurales en Honduras, y como movimiento campesino que se cumpla con lo ya establecidos con el gobierno.

Mientras que los campesinos de Polochic, uno de los frutos es que se ha trabajado en unidad después del desalojo de 800 familias, y aunque algunas ya fueron reubicadas, faltan más de 500, por lo que no pueden detenerse. Cuando seamos todas las familias ubicadas, entonces veremos a nuestros hijos realizados y que cubran sus necesidades básicas.

“Queremos tener la tierra propia para nuestras familias, que el gobierno nos la de a nuestro nombre, nos falta recoger ese fruto”, afirmó el grupo guatemalteco.

Por lo tanto la corriente de los ríos Aguán y Polochic, en Honduras y Guatemala respectivamente, seguirán acompañando esta lucha, regando sus cultivos e identificando el  Bajo Aguán y Papalhá ante los ojos del mundo que están atentos a la defensa de los DDHH.
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