A muchos
seguramente les suena conocido el concepto de “gabinete en la sombra”, ya que
los cronistas de la pseudopolítica lo
han usado desde hace varios años para designar a las personas que el
presidenciable presuntamente favorecerá con las distintas carteras
ministeriales, llegada la hora de asumir y conformar el respectivo gobierno,
siendo esto una descontextualización, producto de ignorar en lo absoluto el
funcionamiento del sistema parlamentario británico, puesto que en realidad es un conjunto de integrantes
de una cámara legislativa pertenecientes
al partido opositor preponderante que, -dirigidos por su líder-, conforman un consejo de ministros alternativo al
gobernante. Podemos endilgarle al caudillo azul decenas o cientos de desperfectos
conductuales, pero nunca el de carencias imaginativas, dado que, a través de la
abominable Coalianza, nos ha regalado
una mesa redonda financiera compuesta por tahúres que nunca se han presentado a
elecciones.
Una facción privilegiada de
la banca controla los poderes constituidos merced a La Alianza Público Privada,
un ente más particular que colectivo, dicho sea, significando esto una financiarización de la política, debido a
que se colocan las instituciones y agencias estatales al servicio de codiciosos
accionariados cuyo principal distintivo es la sevicia cuando las deudas son
exigibles. Los contratos de Fideicomisos suscritos por la
Comisión para la Promoción de la Alianza Público-Privada (Coalianza) con entidades financieras se solapan con la ley del
Presupuesto General de La República, sustrayendo a los funcionarios escogidos
en “democráticos comicios” de sus deberes, porque el fiduciario (un regordete
banquero) en dicha transacción recibe a manos llenas de la ciudadanía bienes
nacionales, ingentes cantidades de dinero o derechos presentes o futuros,
sin la molestia del escrutinio popular.
La indolencia del primus inter paris adquiere categoría
épica cuando a los miembros del oculto gabinete, o sea los tales fiduciarios,
les permite tomar deuda a nombre de todos los hondureños a partir de
proyecciones gananciales a mediano y largo plazo, metiéndonos en una peligrosa economía
de casino. Somos unos imbéciles a sus ojos, admitámoslo. Un ejemplo de lo
anterior es la inefable Tasa de Seguridad con un comité técnico que vía decreto
legislativo posee facultades hipotecadoras. Si las cosas salen mal, pagaremos
los pobladores, y ellos lo saben a la perfección.
Economistas renombrados de
la organización golpista FOSDEH y también los del ICEFI advierten de los peligros
de la creación de independientes bolsas presupuestarias supresoras del
principio de caja única o de concentración de recursos, porque representan una
corrupción emergente al convertirse en una suerte de cajas chicas a disposición
de señores feudales vestidos de casimir inglés. Y lo peor, ésta visión en
extremo neoliberal rezuma disminución del gasto social y achicamiento del
aparato gubernamental potencialmente productivo, lo cual sobrelleva elevados
índices de desigualdad. Al ser el fideicomiso una figura de corte netamente
mercantil no causa asombro que los fines se enmarquen casi en exclusivo en la
rentabilidad del administrador o ministro tenebroso, pues ningún banco brinda
la intermediación a título gratuito. Nombres de sociedades anónimas reemplazan
a la Tesorería General, síntoma de la sangría aplicada intencionadamente al
erario. Asegura el experto en numerología moderna, Raf
Flores, que actualmente la hacienda es nutrida fundamentalmente con los
tributos de los empresarios que de verdad arriesgan el pellejo al desafiar
extorsionadores pandilleriles y a una estólida Dirección Ejecutiva de Ingresos.
Disculpen la redundancia. El gobierno oficial es el supremo rehén del gabinete
en la sombra, ergo su disposición a aportar a la causa nacional se ve limitada
a escuálidas bolsas de comida. La ENEE, La ENP, el mantenimiento y cobro
de peaje en infraestructura vial, aeropuertos, proyectos hidroeléctricos,
energéticos, telecomunicaciones, de desarrollo agrícola y forestal y otros
servicios públicos como cámaras de seguridad, registro vehicular, compra de
medicamentos los ha cogido el dios mercado. Los ideólogos del sistema
consideran demasiado importante lo anterior para confiárselo a incultos paganos.
La prensa tarifada ya sea por
ánimo desinformador o simple ignorancia omite un factor clave: el
fideicomisario o beneficiario del complejo entramado.
Honduras: Fiduciario y Fideicomisario, la misma persona
Teóricamente el fiduciario
actúa como un buen padre de familia, sin embargo de la lectura de las bases de
los acuerdos de creación de los fideicomisos se colige la inexistencia de
prohibiciones de fideicomiso a favor de FICOHSA,
BANCATLAN o BANCOCCI, coincidiendo las calidades de fiduciario y
fideicomisario en una misma persona jurídica. El fideicomitente o fiduciante, en lenguaje profano conocido como “la gente”, equivale a
cero. ¡No nos ayudes, compadre banquero! Preferimos la orfandad a un padre de
tu calaña.
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