jueves, 26 de noviembre de 2015

HONDURAS / OPINION: RAP DE MUERTE Y ESPERANZA SONATA EN SOL SOSTENIDO

*Gustavo Zelaya
La necesidad de transformar el sistema económico y la esencia inhumana de las sociedades que en especial aplasta a las mujeres, que hoy se celebra el día internacional contra la violencia a la mujer, se ve en las cifras oficiales de Honduras, pues dicen que el 25% de la población infantil colabora en mantener sus hogares, el 12% de los recién nacidos vienen con bajo peso.
Además, el 65% de la gente en edad de trabajar sufre subempleo y desempleo; 40% de la población nacional tiene ingresos menores a 900 lempiras mensuales, unos 42 dólares, mientras que en distinguidos centros comerciales se venden bolsas para mujeres entre mil y dos mil dólares.
 El femicidio es la más alta expresión de violencia contra las mujeres…no lo acepta el Estado. Es 25 de noviembre… día Internacional de la Eliminación de la No Violencia Contra la Mujer… y el Estado ni se entera.

En Honduras cada 16 horas una mujer es asesinada y la mayoría son menores de 30 años…. Por bondad del Estado.
No lo dice el Estado… si lo acepta el Conadeh… es decir el Estado…lo manipula el Observatorio… es decir el Estado…insisten las mujeres… casi casi contra el Estado…el 25 de noviembre las calles de las mujeres y los hombres… a pesar del Estado….el femicidio expresa la violencia extrema… gracias al Estado… una mujer asesinada cada 16 horas… no hace cosquillas al Estado… Y hay un subregistro de 30 por ciento que dice más de la violencia… para molestia del Estado…A luchar contra toda forma de violencia… aunque reprima el Estado…. a pesar del Estado… a pesar del Estado…. De pie y con maldad… pudiendo ser peor… aunque le duela al Estado… a pesar del Estado

Parece la lírica para un RAP en una forma musical no existente o al menos raras veces escrita: Sol Mayor Sostenido, con rabia y allegro, para piano y sintetizador. En las manos de Chucho Valdez y Rick Wakeman amorosamente dedicado a María La China.

Y así puede alargarse la canción con la estadística del crimen y la violencia extrema fomentada desde un sistema social que se apoya en el patriarcado, el machismo, la corrupción y, fundamentalmente, en la impunidad.

La necesidad de transformar el sistema económico, sus formas culturales que nos vuelven sumisos e irrespetuosos y la esencia inhumana de las sociedades que en especial aplastan a las mujeres se ve nítidamente en las mismas cifras oficiales, de por sí dudosas,  que dicen que el 25% de la  población infantil colabora en mantener sus hogares, que el 12% de los recién nacidos vienen con bajo peso; el 65% de la población económicamente activa padece los estragos del subempleo y desempleo; 40% de la población nacional tiene ingresos menores a 900 lempiras mensuales, eso es alrededor de 42 dólares, mientras que en distinguidos centros comerciales se venden bolsas para mujeres entre mil y dos mil dólares. Automóviles de más de ochenta mil dólares. Objetos que no sólo se exhiben sino que, obscenamente, ¡¡¡se venden!!!

La brutal e innecesaria estadística del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos que sostiene que más del 90% de los actos violentos denunciados quedan en la impunidad; cuestión que no provoca interés, emociones, fingidas preocupaciones ni la renuncia de todos los que encabezan los sistemas jurídicos y de seguridad nacional. Puras cifras sin sentido ni valor alguno para los funcionarios. Otros miles de hondureños y hondureñas, ni siquiera son parte de las estadísticas, ganan mucho menos que 900 lempiras mensuales y la mayoría son jóvenes y mujeres, representan la pobreza extrema. Viven de algún modo, sobreviven como pueden. Ellos si son los auténticos héroes nacionales y nadie los condecora ni celebra con desfiles en septiembre ni en octubre. Esta es la prueba de la criminalidad económica, política y cultural que funciona con eficacia  desde los negocios privados y el gobierno.

Los grupos político-económicos que mandan en Honduras saben bien  que el 17 de diciembre de 1999, a través de la resolución 54/134, la Onu declaró el 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Este poético instrumento sugiere a los gobierno, a organizaciones internacionales y a las Ong defensoras de los derechos humanos de las mujeres a que monten espectáculos casi escolares para sensibilizar a la opinión pública respecto al problema de la violencia contra la mujer.

Recomendaciones con asomos jurídicos que no logran romper la indiferencia estatal ni obligan a que se practiquen formas de respeto a las mujeres y que, a través de sanciones y formas de castigo a los que aplastan cuerpos y mentes de mujeres, disminuyan los niveles de impunidad. Parece que el asesinato en 1960 de las tres hermanas Mirabal, de origen dominicano, sólo ha tenido un efecto formal ya que en1993, la Onu aprobó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer  y la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradante, sobre todo de minorías como las mujeres indígenas, las refugiadas, las migrantes, las que viven en comunidades rurales o remotas, las indigentes, las mujeres recluidas en instituciones o detenidas, las niñas, las mujeres con discapacidad, las mujeres de edad y las mujeres en situaciones de conflicto armado, todas ellas muy vulnerables a la violencia.

Es indudable y hay que repetir,  activar, promover la igualdad de género como un movimiento social y político para la equidad de género, para romper el silencio y convertirse en activistas a favor de la igualdad que obliguen a gobiernos y a las instituciones a bregar por sociedades más democráticas, sin tantas injusticias y que superen todas las formas de discriminación. 

Los protocolos internacionales y la probada valentía de los movimientos feministas han contribuido a generar avances en la práctica y en la conciencia social: han ayudado a que emerjan nuevos signos de identidad que reclaman la inclusión de la diversidad de sujetos históricos de tal forma que no haya centralidad de ningún sujeto ni jerarquías de superioridad e inferioridad,  que no supongan al sujeto como un varón y a la mujer como sujeto de análisis desde unos modelos masculinos, que no se crea en la supuesta anormalidad de la mujer ligada a una falsa insuficiencia y un perfil dependiente y de obligaciones sexuales especializadas en asuntos de maternidad.

Unos cuantos años atrás unas locas, revoltosas, casi brujas del patio sostenían que “En contextos de guerra…nuestro cuerpo se convierte en un campo de batalla, en un botín de guerra. El uso de la violación y otras agresiones sexuales como armas de guerra es la forma más conocida y brutal en la que los conflictos armados han marcado de forma indeleble la vida de las mujeres…los motivos por los cuales las mujeres son violentadas sexualmente son diversos: sembrar terror en las comunidades, vengarse de los adversarios, acumular “trofeos de guerra”, utilizarlas como botines de guerra, demostración de la dominación de las mujeres. La represión… contra nosotras las mujeres tiene la característica que va dirigida hacia nuestro cuerpo sexuado, hacia nuestra condición de mujeres, hacia nuestra feminidad. Por eso los policías y militares privilegian partes de nuestros cuerpos que nos identifican, como las caderas, busto y nalgas… las mujeres manifestaron en sus declaraciones haber sido víctimas de manoseo y golpes en senos y vagina, insinuaciones sexuales e insultos con connotaciones sexuales violentas…Los golpes por lo general van acompañados de agresiones verbales, como: “putas, vayan a su casa”, “que hacen de revoltosas, váyanse a cuidar sus hijos”, “te voy a golpear hasta dejarte lisiada, hija de puta”, “lo que quieren es que las violemos para que no vuelvan a andar en estas cosas”. Nos reclaman que porqué siendo mujeres estamos en las calles… ”

 El poco confiable CONADEH afirma que de enero de 2010 a enero de 2011 registraron 12,838 muertes violentas, equivale a 9 víctimas diarias. Y todavía hay  agentes oficiales en actos televisados, bufanda al cuello y con el signo católico en mano, con el apoyo del método científico, sostienen que las 86 muertes por cada cien  mil habitantes que hacían de Honduras un país sumamente violento quedaron muy atrás, en el olvido, dato superado y comprobado por la ciencia, porque se han reducido a 65. Apenas. Y tal cifra es suficiente para callar las bocas de organizaciones defensoras de derechos humanos que denigran al país. No sean exagerados ya hay un gran triunfo nacional en cuestiones de seguridad. Ya no somos tan violentos a pesar de la masacre de anoche en Choloma. Es algo aislado.

Sin embargo, con género musical del Rap y a pesar del Estado, hay momentos positivos que afloran con fuerza gracias al 25 de noviembre y a las mujeres. Con ellas, por ellas, con su participación y de otras expresiones sociales, se están gestando formas de identidad a la par de supuestas identidades nacionales, únicas, absolutas, emergen otras desde adentro, desde afuera, en contra de versiones oficiales,  hegemónicas, formas periféricas, regionales, a veces en ascenso, en otras ocasiones invisibles, negadas, rechazadas, pero impulsadas por dinámicas sociales y económicas como la globalización; van formándose alrededor de la participación ciudadana, de la discusión acerca del concepto de género, de las etnias, de las poblaciones negras, de las personas excluidas que son consideradas como objetos de estudio para los especialistas, una oportunidad mercantil para los empresarios y como asuntos interesantes para el turismo y los museos.

Si la identidad fuera un espacio efectivo, real, pleno de diversidad y diferencias, con las distintas formas de feminismos como elemento fundamental, en donde se proponen alternativas desde los intereses particulares independientemente del Estado, desde ese sistema de contradicciones puede desarrollarse otros contenidos para formas conceptuales como la libertad, la justicia, el respeto y la calidad de vida.  Otros elementos reivindicativos que trascienden  al mismo feminismo por su alcance político, económico, cultural como ser la lucha contra  la supremacía patriarcal, la militarización de las instituciones y de la sociedad, la defensa de los territorios, contra la explotación de los cuerpos, la violación de los derechos humanos,  la criminalización de las luchas sociales y la lucha contra el racismo y otras fuentes de marginalidad de las personas, que no sólo quieren vivir, sino vivir con sentido humano y que son portadores de identidades variadas, con historias y procesos particulares

Esos  nuevos momentos identitarios promovidos no sólo desde los feminismos, también desde otros movimientos antirracistas tendrán que ser asumidos por toda la sociedad,  podrán fundamentarse en una  educación que supere la formalidad de los sistemas oficiales ahora llenos del lenguaje de la fábrica, que ayude a forjar mejor conciencia acerca de la necesidad de la economía solidaría y la memoria histórica, que contribuya a nuevas comprensiones, humanas, realistas, del aborto y de la protección de la naturaleza; que considere que las sociedades se han convertido en lugares inadecuados para la mayoría y que aseguren la reparación de los daños provocados a la cultura y a las personas, que reconduzcan los procesos sociales y desmantelen la capacidad destructiva de los sistemas sociales.

*Filósofo hondureño, analista político y docente universitario. 

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