NUEVA FRONTERA, Santa Bárbara. Aún sorprendidos y atemorizados por el crimen de los siete parientes, incluyendo a tres menores de edad y una mujer embarazada en la comunidad de El Barranco de esta jurisdicción, sus vecinos les dieron ayer el último adiós en el cementerio local, donde exigieron freno a la violencia.
Entre el repudio, el dolor y la consternación, los habitantes sepultaron al mediodía a Joaquín Larios Guerra (57), su pareja María Luisa Urrea (56) y sus hijos Omar Larios Urrea (19), Yendi Larios Urrea (20), quien estaba por dar a luz.
Asimismo a la pequeña hija del matrimonio, de 12 años y a dos niños de 10 y 5 años de edad, respectivamente.
“Es terrible lo que ha pasado en un lugar tan tranquilo como lo había sido éste”, dijo uno de los vecinos. Manifestó que siente indignación porque le quitaron la vida a casi toda la familia, “no les importó que hubieran criaturas inocentes; es que ahora, ya no hay respeto por la vida”. Recalcó que “ya no se puede vivir acá, porque da miedo que le vayan a hacer daño a uno y a los seres queridos”.
Memorizó que la fatídica noche del viernes pasado cuando se escucharon los disparos, pensó que se trataba de cipotes (niños) detonando cohetes en la antesala a la Navidad, pues “jamás temimos lo peor, porque aquí ha sido un lugar tranquilo”.
APESARADA POR CRUELDAD
La tranquilidad de la aldea, también la confirmó la alcaldesa Delmi Reyes, que en su momento dio una entrevista a LA TRIBUNA.Esta se mostró inquieta y apesarada por la crueldad que cometieron con las víctimas.
“Eran personas que no se metían con nadie, pues se dedicaban únicamente a trabajar para sobrevivir y los que los conocieron pueden dar fe de ello”.
Después de darle la ayuda de una institución internacional, que donó los ataúdes, se comprometió a seguir apoyando a los sobrevivientes.
Por su parte, el obispo de la Diócesis de Occidente con sede en Santa Rosa de Copán, monseñor Darwin Andino, pidió a las autoridades policiales y al gobierno a que hagan algo para frenar tanta violencia.
Asimismo dijo que “tenemos que sentarnos todos, para salvarnos y ayudar a que otros se salven también, porque hoy en día hay muchas personas sádicas que hacen ese tipo de hechos que enlutan a toda una nación”.
Previo al terraje, los restos de los parientes, fueron velados por unas pocas horas.
Luego los vecinos los cargaron en hombros por veredas y caminos, resguardados por elementos policiales y militares hasta llegar al campo santo donde ahora descansan en paz.
http://www.latribuna.hn/2015/11/30/freno-a-la-violencia-exigen-en-sepelio-de-familia-masacrada/
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