Ese esquema de mercado ha llevado a una chocante concentración de la riqueza y, al aumento de indigencia y miseria, que arrastra terribles causas de migración, desintegración y exclusión social por efecto de desempleo y subempleo.
Editorial
La
mañana del sábado 3 de octubre la capital hondureña despertó
sobresaltada por escandalosas explosiones y gritos de unos 8,000 mil
militares.- Ese día el gobierno no se levantó con premura a planificar
con científicos y técnicos cómo insertar a la nación en el nuevo mundo
de la tercera revolución industrial, que ya inició; ¡no!, por órdenes de
los halcones se fue con el viejo y manirroto ejército a jugar en la
arena del “Nacional”.
Tal
vez no supo que el planeta está entrando a una transición después que
en 1940 empezó la economía mundial desregulada o libre comercio, modelo
que hace 35 años aplica el gobierno de Honduras sujeto a deberes con el
Fondo Monetario Internacional (FMI); a cambio, obtiene más deuda externa
para gobernar tranquilo que –obvio— deriva en tempestad de impuestos;
así ha sido hasta hoy el circulo vicioso del Estado, cada vez que el FMI
le advierte que la falta de ingresos tributarios pone en riesgo más
préstamos.
Ese
esquema de mercado ha llevado a una chocante concentración de la
riqueza y, al aumento de indigencia y miseria, que arrastra terribles
causas de migración, desintegración y exclusión social por efecto de
desempleo y subempleo. Esto, plantea una pregunta: ¿justicia social y
desarrollo económico son incompatibles? ¿La humanidad será capaz de
dominar relaciones económicas capitalistas aparentemente incontrolables?
La
respuesta la da el surgimiento de BRICS (Sigla referida a economías
emergentes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) como nueva
articulación de centros de poder en todos los continentes con diversos
mecanismos de integración, cooperación y solidaridad. Se trata de una
masa de poder mundial en plena expansión, al apoyarse en capitalismo de
Estado capaz de imponerse a los centros privados de poder conectados por
grandes monopolios y oligopolios cada vez más ineficientes, ambiciosos y
especulativos y –por tanto– cada día más acomodados a la sombra del
bien de sus Estados, pero obligados a enfrentar la necesidad y
expectativa de los diversos pueblos que han saqueado y desprecian.
Eso
pasa por el debilitamiento de los centros hegemónicos globales del
capitalismo neoliberal y su incapacidad para revisar sus teorías. En
tanto, los BRICS avanzan por su original esfuerzo teórico, con metas
propias de desarrollo en armonía con su capacidad y posibilidad. Estás
son tareas que hoy ocupan a gobiernos de países como Bolivia, que hasta
hace unos veinte años se hallaba por debajo de la condición social y
económica de Honduras; en eso están también Argentina, Nicaragua,
Ecuador y otras naciones, abriendo puertas al desarrollo junto a
potencias como Rusia y China que mediante el BRICS lideran el nuevo
orden mundial. Empujan el bienestar de una nueva generación de pueblos,
el que jamás quisieron compartir Estados y Europa, porque erraron al
transformar sus aliados en controlables colonias pedigüeñas y corruptas,
nunca socios respetables que debían ayudar a salir del retardo
económico y político.
En
esta tierra media de Guaymuras la ganancia del pueblo está reducida a
la intrascendencia. Lo que vimos el 3 de octubre en el “Nacional” es un
insensato despilfarro de impuestos que paga la nación contribuyente, que
espera sean reinvertidos en programas sociales y de producción, porque
el trabajo de un gobierno más que asegurar la vida de la gente, es
planificar y garantizarle una vida plena.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/avance/593-tercera-revolucion-industrial-y-feria-belica-en-el-nacional
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