Cada
4 de marzo se celebra el Día del campesinado hondureño. Una fecha que
hace memoria a la resistencia contra inversiones imperiales y
terratenientes, a la defensa de la tierra y de la vida, sabe a dignidad
compartida de hombres y mujeres. A pesar de sus luchas históricas en
defensa de la riqueza del país, del aporte a la alimentación de miles de
personas, los campesinos son uno de los sectores abandonados y
empobrecidos del país.
En
contraste al abandono del gobierno central y del sector empresarial,
los campesinos y campesinas representan el 50 por ciento de la población
nacional. Sus manos marcadas por los callos y cicatrices, son las
principales responsables de la producción del maíz, frijoles, verduras
que sacian el hambre de miles de hondureños. Con su honestidad y trabajo
diario los campesinos del sur, norte, oriente y centro del país le
gritan al mundo que Honduras es más que la clase política corrupta, es
más que la avaricia del gran empresariado y mucho más que el cinismo de
muchos dirigentes obreros y campesinos.
Recordar
este día del campesinado es hacer memoria a Chungo Guerra o a Margarita
Murillo y a cientos de hombres y mujeres a quienes la avaricia de
terratenientes, ganaderos y militares segaron sus vidas, pero nunca su
lucha. Su sangre siempre deberá ser el camino de un pueblo que se niega a
morir de hambre, de un pueblo que resiste para no dejarle miseria a las
nuevas generaciones, de un pueblo donde la dignidad y sus convicciones
es más grande que las ambiciones de los políticos y de la avaricia
terrateniente nacional y trasnacional.
En
medio de la persecución y muerte, los campesinos del Aguán siguen dando
la lucha, igual camino han seguido campesinos en los valles de Lean y
Sula; también los campesinos del Sur siguen resistiendo las balas y
amenazas de uno de los empresarios más acaudalados de Centroamérica,
pero ni su dinero, sus matones y testaferros han matados esos pequeños
signos de dignidad y esperanza.
Los
campesinos son un sector social en el que la población sigue confiando.
Por cuarto año consecutivos en el sondeo anual realizado por el Equipo
de Reflexión, Investigación y Comunicación de la Compañía de Jesús
(ERIC-SJ) se consultó si estaban de acuerdo o no en que se impulse una
reforma agraria en el país que ayude a resolver el conflicto agrario, en
los cuatro sondeos más del 80% de población manifestó estar de acuerdo
con dicha iniciativa.
En
la misma línea, en el sondeo 2014 del ERIC-SJ, el 87.6% de la población
manifestó estar de acuerdo en realizar una convocatoria a todos los
sectores sociales a nivel nacional para buscarle salida a la crisis que
vive el país. La gente le asigna la tarea de convocatoria al gobierno y a
los campesinos principalmente. En la coyuntura actual de pleno
desmantelamiento del Estado y de la venta a pedazos del territorio, la
dignidad y lucha de los campesinos y campesinas es un signo por donde
sumar fuerza para esta gran tarea de construirnos como pueblo. Escuchar y descargar Nuestra Palabra
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