Tegucigalpa - El avance de la
criminalidad organizada en Honduras parece haber rebasado sus propios
códigos, al registrar desde hace algún tiempo una serie de asesinatos en
centros considerados “sagrados” como los educativos y los religiosos,
donde se han protagonizado una serie de hechos que han impactado en la
sociedad que cada vez se siente indefensa frente a la violencia y la
inseguridad.
- 19 víctimas registra el Conadeh en ataques
criminales registrados en dos iglesias del país, una que se reportó el
29 de junio de 2013 en una aldea de Victoria, Yoro, que dejó como saldo cuatro
muertos y 10 heridos y la otra casi un año después, el 24 de junio de 2014, en
una comunidad de San Juan de Opoa, Copán, con un saldo de tres muertos y dos
heridos.
Los crímenes al
interior de los centros religiosos se venían presentando como hechos aislados
en los últimos tres años, pero ha sido en el 2014 donde el acento ha sido mayor
y la violación de sus propios códigos también al asesinar a maestros frente a
sus alumnos o a un feligrés mientras hacía sus plegarias en los cultos.
El crimen de un
maestro en la comunidad de Tela, en Atlántida, y luego otro en Santa Rita de Yoro, así como otros
docentes en el corredor norte del país, ha impactado a la
sociedad que no termina de digerir qué es lo que pasa realmente en Honduras en
materia de violencia e inseguridad.
El impacto de estas
muertes en los menores que presenciaron directamente los hechos, o quienes
fueron espectadores indirectos por la información en los medios de comunicación
o el mensaje de voz a voz en las comunidades aledañas, busca en cierta medida
desafiar a la autoridad, paralizar a la sociedad con el miedo y reivindicarse
como “invencibles” frente a quienes les contratan al amparo de la obscuridad y
la impunidad.
Iguales escenas se
repiten en
los centros religiosos, en su mayoría evangélicos en zonas remotas del país, ya sea en el
corredor atlántico o en occidente, donde también se está registrando muertes de
comunicadores rurales, en particular en los occidentales departamentos de
Lempira y Copán, así como en el nororiental departamento de Olancho.
En la prensa local es
común el registro de estas muertes y hay quienes se atreven a decir, que en el
caso de los centros cristianos, existen fuertes indicios de infiltración del
crimen organizado para controlar zonas territoriales en disputa o para el lavado
de dinero.
Así lo expresó
recientemente el reverendo evangélico Mario Fumero, en un foro televisivo, al
achacar el crimen cometido contra cuatro personas, en la comunidad de La
Cebratana, en San Juan Opoa, en Copán, a hechos ligados a la criminalidad organizada
por la tipología del caso.
Al acecho de los templos
Fumero dijo que los barones de la droga
estarían infiltrando las iglesias evangélicas con propósitos
desconocidos y no descartó que también para facilitar el uso de lavado
de dinero en el país.
Sus
palabras encontraron eco en el también pastor evangélico, Alberto
Solórzano, al indicar que en la Confraternidad Evangélica, de la cual es
su coordinador, han recibido más de cuatro denuncias de supuesto uso de
templos evangélicos para fines del narcotráfico y crimen organizado.
Están abriendo una investigación, adelantó.
Pero
otros expertos si bien no descartan la tesis de los pastores
evangélicos, ven en los crímenes en las escuelas y colegios, así como en
las iglesias evangélicas -donde han ocurrido con mayor frecuencia- un
patrón de conducta muy similar al de carteles violentos de las mafias
mexicanas, en donde la criminalidad organizada rompió sus propios
códigos de convivencia, por así decirlo.
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Violencia de carteles
mexicanos en Honduras
Estos códigos que
caracterizaron por algún tiempo a los carteles colombianos de la era de Pablo
Escobar Gaviria, estaban relacionados con no trasgredir algunos límites, entre
ellos el de las familias o el de espacios considerados “sagrados” como iglesias
y centros educativos, por ejemplo.
Pero la narcoviolencia
en México trastocó cualquier regla, entre ellas la de no tocar a la familia.
Los carteles mexicanos, más violentos que los colombianos, rompieron todos esos
códigos no escritos pero válidos hasta hace algún tiempo.
En Honduras, cuya
violencia e inseguridad está marcada por el desplazamiento de los carteles
mexicanos y colombianos hacia el triángulo norte de Centroamérica, esa
modalidad de las bandas criminales de México se hace sentir con la crueldad con
que se producen varios crímenes que van desde mutilaciones, cuerpos
encostalados y crímenes en sitios impensables como centros educativos,
religiosos y hasta supermercados.
Los códigos mínimos
han sido trasgredidos, dicen los expertos que analizan las modalidades con que
opera la criminalidad organizada en la región centroamericana y
latinoamericana.
La teoría criminal de
querer imponer el miedo, incluso con la quema de autobuses y de sus
conductores, busca desestabilizar y desafiar una autoridad que de momento,
intenta controlar uno de sus grandes negocios como es la
extorsión, intentando llegar a
las verdaderas redes que mueven este millonario negocio en Honduras.
La rectora de la UNAH,
Julieta Castellanos, dijo recientemente que mientras no existan reglas de
control más rigurosas al sistema financiero y bancario, seguirán capturando
extorsionadores, pero el negocio se mantendrá floreciente mediante el lavado de
dinero, porque siempre habrá quien supla a las mulas utilizadas para las
extorsiones.
De fondo, todas estas acciones de intimidación
del crimen organizado elevan su perfil en momentos que Honduras ha entrado a la
irreversible etapa de las
extradiciones, en su estrategia de
lucha contra el narcotráfico y la criminalidad organizada.
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Continuar diciendo la verdad pese a “amenazas de poderosos”, promete Iglesia Católica en homilía
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Continuar diciendo la verdad pese a “amenazas de poderosos”, promete Iglesia Católica en homilía
Tegucigalpa - La Iglesia Católica
advirtió este domingo que pese a que existan poderes que endiosan al ser
humano y que se contraponen al evangelio, hablarán la verdad en medio
de adversidades y amenazas que atraviesa el país.
- Las amenazas, que no fueron especificadas de dónde
provenían, no serán obstáculo para denunciar lo que sucede en el país, destacó
el mensaje dominical.
La homilía dominical celebrada este día en la
catedral Metropolitana de la capital hondureña, fue oficiada por el padre
Carlos Rubio, quien criticó que hay personajes “que se endiosan con el poder”.
Por lo cual manifestó que “los poderes de este
mundo son temporales y quien se endiosa con su poder, al final termina mal”.
Rubio destacó que “no es un buen gobernante aquél
que hace su voluntad y no la de Dios, el que no busca el bien de la gente, de
las personas y no trabaja unido con toda la ciudadanía”.
Al mismo tiempo, lamentó que “hay poderes que se
contraponen al evangelio”, al tiempo de certificar que “a esos poderes ha
venido a vencer el Señor (Dios)”.
El líder católico recordó que “el que tiene
poder por siempre es Dios”.
En relación a lo anterior, el prelado advirtió
que “en medio de adversidades, en medio de amenazas, la Iglesia tiene que
cumplir con su misión y nadie puede impedirlo porque es un mandato divino, un
mandato de Dios”.
A renglón seguido, adicionó que “aquél que se
pone a pelear con Dios va a salir perdiendo porque él es el vencedor, es el que
ha triunfado y su mensaje tiene que llegar a todos”.
Rubio también resaltó que “Dios es el que
libera, los poderes del mundo encarcelan, oprimen, el poder de Dios salva y
transforma la vida”.
Asimismo, dijo que “esta Iglesia no nació ayer,
nació en el costado de Cristo, por eso la Iglesia prevalecerá porque no es obra
humana, es obra de Cristo”.
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