martes, 23 de abril de 2013

GUATEMALA: sábado, 20 de abril de 2013 ACABARON CON EL JUICIO. Un relato de primera mano de lo que sucedió tras bambalinas y de cómo el presidente de Guatemala y las amenazas de muerte acabaron con el juicio a Ríos Montt. EL JUICIO POR GENOCIDIO CONTRA EL GENERAL EFRAÍN RÍOS MONTT HA SIDO SUSPENDIDO.


                                                                     



Por Allan Nairn, abril 19, 2013


Por  un instante pareció que en Guatemala se estaba a punto de hacer justicia.



Pero unas horas antes de que una corte emitiera un veredicto, el juicio por genocidio contra 
el general Efraín Ríos Montt acaba de ser suspendido.



La decisión de último momento de suspender el caso fue técnicamente tomada por un tribunal 
de apelaciones.


Pero detrás de la decisión se encuentra la intervención secreta del actual presidente de 
Guatemala como también las amenazas de muerte contra los jueces y fiscales hechas 
por asociados del ejército de Guatemala.

Docenas de mayas sobrevivientes de las masacres arriesgaron sus vidas al servir de
testigos. Pero ahora con la decisión tomada desde arriba, el registro escrito de los
testimonios de la corte que ellos valientemente habían ayudado a crear, ha sido borrado.

El siguiente relato de mi conocimiento personal sobre el caso fue escrito hace varios días.
 Se me pidió que lo mantuviera en privado hasta que se llegara al veredicto.

“Sería un error creer que este caso redundara en beneficio de los gobernantes de 
Guatemala.

Este caso se les impuso desde abajo. Lo último que ellos desean es justicia.

Pero ellos estuvieron de acuerdo en ingerir una dosis parcial porque las fuerzas políticas
eran tales que ellos no tenían otra alternativa y porque pensaron que sacrificando 
a Ríos Montt ellos podrían salirse con la suya, salvando así su propio pellejo.

Fui llamado a testificar en el caso contra Ríos Montt, se me consideró como un ‘testigo 
calificado’ y estaba tentativamente programado para testificar el lunes 15 de abril. Pero 
en el último momento se me impidió tomar el estrado ‘para evitar una confrontación con 
el ejecutivo [guatemalteco]’.

Se me dio a entender, que lo que eso significaba era, que el general Otto Pérez Molina, el 
presidente de Guatemala, cancelaria el juicio si yo subía al estrado ya que mi testimonio 
podría implicarlo a él.

Más allá de eso, existía el temor, concretamente manifestado, de que al tomar el estrado 
y dada la naturaleza de mis pasados escritos y declaraciones yo implicaría a la ‘institución
 armada” y eso podría desatar la violencia.

El trato bajo el cual Pérez Molina y la elite gobernante del país habían permitido que el caso 
 siguiera su curso era que, únicamente Ríos Montt y su codefendido, el general Mauricio
Rodríguez Sánchez serían los afectados. El resto de los miembros del ejército al igual que 
Pérez Molina saldrían ilesos.

Sobre esa base, quedó entendido que Pérez Molina, se abstendría de anular el juicio 
contra Ríos Montt, y más importante todavía se encargaría de evitar que miembros del 
antiguo cuerpo de oficiales asesinara a los fiscales y a los testigos, como también frenar
 a cualquier escuadrón de matones que podría ser montado por los oligarcas del
 CACIF (Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y
 Financieras).  (Pérez Molina tiene poder de facto para anular el caso vía la intervención 
secreta con la Corte de Constitucionalidad y otras cortes)

Este entendimiento fue considerado como vital para la sobrevivencia tanto del juicio 
 como de aquellos envueltos en el mismo. Asociados del ejército habían amenazado 
 ya a la familia de uno de los fiscales más importantes, y a la mitad del juicio uno de los
tres jueces que presiden el caso había recibido amenazas de muerte.

En el caso de uno de esos amenazados de muerte, un hombre le había ofrecido 
a él un soborno de un millón de dólares estadounidenses como también asesoramiento 
en el manejo de cuentas en el extranjero y en lavado de fondos. Todo lo que el abogado
 tenía que hacer era estar de acuerdo en detener el caso de Ríos Montt.

Cuando el intento de soborno no funcionó, el ángulo cambio: El hombre sacó una pistola
 y la puso sobre la mesa y dijo que el sabía donde encontrar al hijo del abogado.

Pero hasta aquí ninguna persona a cargo del juicio ha sido asesinada. Aunque las cosas
 estaban tensas, el trato se mantenía.

Pero para la conmoción de muchos y para los titulares de la prensa mundial que 
por mucho tiempo había fallado en reportar adecuadamente sobre el terror en Guatemala, 
 todo cambio repentinamente el 5 de abril cuando Hugo Ramiro Leonardo Reyes, 
un ex mecánico del ejército, testifico vía videoconferencia desde un lugar desconocido 
que Pérez Molina había ordenado la ejecución de atrocidades.

Testificando con la cara parcialmente cubierta por una cachucha de beisbol, él habló 
a cerca de los asesinatos cometidos por el ejército de Ríos Montt y luego 
inesperadamente agregó que uno de los principales perpetradores había sido
 Pérez Molin  quien, según su relato, había ordenado ejecuciones y la destrucción de
 aldeas.

Según el testigo, esto ocurrió durante las masacres en los alrededores de Nebaj, cuando
 Pérez Molina servía como comandante de operaciones de Ríos Montt en 1982-83.

Da la casualidad que durante ese periodo de tiempo yo había estado ahí y me encontré 
 con Pérez Molina quien en ese entonces se hacía pasar como el mayor Tito Arias.

Lo había filmado en entrevistas varias veces. En una ocasión observamos juntos los 
 cuerpos de cuatro guerrilleros capturados que él había interrogado. Sin que él escuchara,
 los subordinados de Pérez Molina me dijeron como, actuando bajo órdenes, ellos
rutinariamente capturaban, torturaban y llevaban a cabo  múltiples ejecuciones de civiles.

El hecho de que el testigo haya mencionado el pasado de Pérez Molina 
evidentemente enfureció al presidente. Él denunciópúblicamente al testigo y ordenó que
 fuera investigado.

Luego citó a la Fiscal General. Se corrió el rumor de que si en el juicio se mencionaba 
de nuevo el nombre de Pérez Molina, todos los acuerdos previos serian suspendidos. 
La cancelación del juicio a Ríos Mont sería lo de menos: el precio a pagar sería muy alto.

El caso continuó como se había acordado originalmente con Pérez Molina. Mi testimonio
 fue cancelado, y del registro de la corte se eliminó cualquier evidencia que pudiera implicar
aún más al presidente.

Bajo las leyes de Guatemala, el presidente en funciones no puede ser enjuiciado. El periodo
 presidencial de Pérez Molina finaliza en el 2016.

Este es un pequeño pero revelador aspecto del caso. La historia de la masacre todavía 
no ha terminado”.

Después de haber escrito el relato mencionado arriba, el ejército de Guatemala y la 
 oligarquía se manifestaron. Ellos empezaron a sentir que no tenían la necesidad 
 política de sacrificar a Ríos Montt. Como lo escuchó Pérez Molina de boca de la
propia elite, sus intereses y los de Ríos Montt convergían.

El 16 de abril Pérez Molina dijo públicamente que el juicio era una amenaza para la 
paz. El 18 de abril, hoy, el juicio por genocidio contra Ríos Montt fue suspendido.

(Con relación a las fuentes: Para algunas de mis entrevistas filmadas con Pérez Molina,
 ver el documental ¡Skoop! Dirigido por Mikael Wahlforss. EPIDEM, Scandinavian 
 televisión, 
983. Largos pasajes de este documental, bajo el título, Titulares de Hoy, está disponible 
en el sitio web de Jean-Marie Simon quien fue mi colega en el film. También se
 pueden ver sus fotografías y la narrativa en su libro, Guatemala: Eternal Spring, Eternal 
Tyranny, W.W. Norton, 1988.

Para un detallado y contemporáneo reportaje sobre las masacres de Ríos Montt ver mi
 pieza publicada en la edición del 11 de abril de 1983 en The New Republic: “The Guns 
of Guatemala: The merciless misión of Rios Montt Army”. El articulo cita a algunos de
los subordinados de Pérez Molina y brevemente lo menciona como el “Mayor Tito”. 
Al momento de escribir el artículo y cuando trabajaba en el film no sabía su nombre real.

Los pasajes del film en You Tube se propagaron viralmente en Guatemala durante la 
campaña presidencial de Pérez Molina en el 2011. Durante la campaña Pérez Molina 
se mostró evasivo a cerca de si realmente él era el “Mayor Tito”, aunque más tarde 
salió a luz que él lo había admitido en años anteriores pero luego había intentado ocultar
esa admisión.

También pueden ver mi artículo del 17 de abril, 1995 en The Nation, “C.I.A. Death Squad: 
Americans have been directly involved in Guatemalan Army killings”. El artículo reporta 
sobre el apoyo de EUA a la G-2, la unidad de inteligencia militar guatemalteca que
 elegía sus blancos para ser asesinados y desaparecidos y muy a menudo efectuaba 
sus propios asesinatos y tortura. El artículo menciona a Pérez Molina como “uno de los 
últimos tres jefes de la G-2 [quienes] de acuerdo a fuentes de inteligencia de EEUU y de
 Guatemala han estado en la nómina de pagos de la C.I.A.”.

El artículo agrega que el entonces coronel “Pérez Molina, quien ahora dirige el Estado
 Mayor Presidencial y supervisa el Archivo, fue acusado en 1994, cuando de acuerdo
 a la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado, se encontró evidencia del 
involucramiento del Estado Mayor en el asesinato del juez Edgar Ramiro Elías Ogaldez”.

Igualmente, en el momento de la publicación del artículo en The Nation, yo aún desconocía 
que Pérez Molina era Tito.

Para conocer a cerca del papel de los EEUU en el apoyo dado a Ríos Montt pueden 
consultar el artículo que escribí para el Washington Post: “Despite Ban, U.S Captain
Trains Guatemalan Military”, octubre 21,1982, página 1.

Después de la publicación de mi artículo en The Nation, el ejército guatemalteco envió a 
un emisario quien me invitó a almorzar en un lujoso hotel y muy amablemente me dijo
 que me matarían si no retiraba el artículo. El ejército continuamente asesinaba a
guatemaltecos, pero para un periodista de los Estados Unidos la amenaza sonaba vacía.
 El hombre que me amenazóposteriormente se convirtió en una excelente fuente de
información.)




Traducido del inglés por Délmar Manuel



Allan Nairn es un laureado periodista investigativo de EEUU quien es bien conocido
 por haber sido arrestado por los militares de Indonesia mientras reportaba sobre los 
sucesos en Timor Oriental. Sus escritos se ha enfocado en la política exterior de EEUU 
en países como Haití, Guatemala, Indonesia y Timor Oriental. En 1993, Nairn y 
Amy Goodman recibieron el premio Robert F. Kennedy Memorial First Prize for 
International Radio por su trabajo reporteril en Timor oriental. En 1994, Nairn obtuvo 
el  George Polk Award for Journalism for Magazine Reporting. También en 1994, 
Nairn recibió el The James Aronson Award for Social Justice Journalism por sus escritos 
sobre Haití para la revista The Nation.
@ Allan Nairn


OFRANEH
Organizacion Fraternal Negra Hondureña 
Sambo Creek, Atlántida.
Honduras
telefax: 504-24541513 / 504-24490003
email:garifuna@ofraneh.org / ofraneh@yahoo.com

Twitter:@ofraneh

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