El funcionario también afirmó que la decisión de Qatar de "entregar la embajada de Siria en Doha, capital del país, a un grupúsculo con pocos partidarios, carentes del respaldo de la nación siria, es una decisión apresurada e incoherente".
Así se refirió al acto en que Qatar le entregó la embajada de Siria a la Coalición Nacional Siria (CNS) donde participaron representantes de este grupo y el secretario de Estado de Asuntos Exteriores qatarí, un gesto que demuestra que Doha solo acepta a la oposición como representante del pueblo sirio y no al gobierno de Bahar Al Assad.
La situación surge luego de que este jueves la Liga Árabe le diera la representación siria a la oposición de ese país, acción que fue apoyada por Qatar y Arabia Saudita, y criticada por el Líbano, Argelia, Irak e Irán, que calificó a esto como un “precedente peligroso”.
El viceministro de Irán, por otro lado, reiteró que su país apoya el diálogo nacional propuesto por el gobierno de Al Assad para encontrar una solución política al país, lo que es apoyado por parte de la oposición, pero rechazado por la CNS y el Ejército Libre Sirio por considerar que sólo la renuncia del presidente puede ponerle fin a la guerra.
“La nación siria mantiene su papel dentro del eje de la resistencia (contra Israel, EE.UU. y sus aliados) y nunca cederá o se rendirá ante la presión extranjera", resaltó.
Esto se da en medio de una ofensiva diplomática de la oposición siria para obtener un asiento en la Organización de Naciones Unidas, lo que fue rechazado vehemente por Rusia e Irán, dos de los alidos de Damasco.
El conflicto
En la última semana, los grupos armados de la oposición realizaron un atentado bomba en Damasco, la capital siria, y atacaron una universidad y zonas residenciales con morteros, según lo que denunció el gobierno sirio (lo que ha dejado cerca de dos decenas de muertos). Además, hace más de una semana hicieron lo mismo con armas químicas en Aleppo, al norte del país, y mataron a 26 personas, hecho que también fue reportado por el Ejecutivo y es investigado por la Organización de Naciones Unidas.
Estas acciones armadas, convalidadas por el opositor Ejército Libre Sirio, constituyen para Damasco “un ataque sistemático y amplio dirigido contra la población civil”, un hecho que, además, representa un crimen de lesa humanidad, de acuerdo con el Estatuto de Roma que regula la Corte Internacional de La Haya. Igualmente, los ataques de los armados son calificados como terrorismo por los parámetros estipulados en gran parte de la legislación mundial.
La guerra emprendida por los grupos irregulares es financiada y respaldada por países como Estados Unidos, Israel, Qatar, Arabia Saudita, Turquía y Gran Bretaña, quienes envían armas y dinero a los grupos armados, según medios internacionales. También ha trascendido que los armados son formados y entrenados por Estados Unidos e Israel en otros países, como Jordania.
Esta intervención extranjera en los asuntos internos de Siria ha sido criticada en varias ocasiones por los gobiernos de Siria, Rusia, Irán, China y Venezuela, países que exigen que la solución del conflicto sea determinada por los ciudadanos del país árabe, bajo la figura de la “autodeterminación de los pueblos”, contemplada por la ONU.
Esta guerra le ha costado al Estado sirio unos 12 mil millones de dólares en daños materiales. El gobierno de Al Assad convocó al Ejército Libre Sirio y al resto de la oposición a un diálogo nacional, pero, mientras dicha iniciativa fue aceptada por una parte de la oposición, los grupos armados la rechazaron.
Según la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, el conflicto se cobró la vida de 70 mil personas y obligó a huir del país a cerca de un millón de sirios.
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